Los pastores de Lawton
Juan González Febles
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - Encontrar pastores en plena
ciudad es algo que no sucede todos los días. Pero si además son gente
exitosa, se cierra un circuito de eficiencia y consagración que merece
relieve.
Cuando se les ve descender con su rebaño por la Loma del Burro, uno
siente que observa un paisaje de Sicilia. Radamés, José Ernesto y el
perro pastor Yeti, se bastan para pastorear más de 60 cabezas de ganado
caprino.
Los animales se ven saludables y hasta gordos, a despecho de no disponer
de piensos y otros elementos sofisticados de carácter genético. El único
cuidado que disponen es el control veterinario establecido por la ley,
que cumplen rigurosamente.
Según me cuenta Radamés, comenzaron con dos hembras y un macho. La
constancia y el cuidado de estos pastores hicieron el resto.
Ellos venden al estado y a particulares. El estado les compra al precio
establecido, que es a su vez el precio a que venden a particulares. Los
particulares se ocupan de la reventa en los mercados agropecuarios. En
los mercados agropecuarios se vende carne de cerdo y de carnero. En
ocasiones se vende pollo y pavo que en Cuba llamamos guanajo.
Estos pastores son más eficientes que las granjas estatales de ganadería
menor. En líneas generales los particulares son más eficientes en su
gestión que el estado.
A pesar de esto, los pastores urbanos no son bien vistos por algunas
autoridades. Les argumentan que la ciudad no es espacio adecuado para la
ganadería. Pero en realidad, no es necesaria mucha superficie para criar
ganado caprino. Las extensiones de terrenos ociosos tanto en la capital
como en el interior han devenido agujeros negros que rellena diligente
el marabú.
Los planes para la llamada "agricultura urbana" son espacios cosméticos
para la propaganda y para el triunfalismo de los noticieros televisivos.
Aunque este tipo de agricultura o de pastoreo resolvería problemas
concretos de abastecimiento, la gestión estatal lo entorpece y lo
dificulta todo.
Los huertos hidropónicos que han sido tan promocionados, fueran una
solución en manos de empresarios privados comprometidos con la
eficiencia. En manos del estado se convierten en noticia vacía y sin eco
real. Fuera de las pantallas de los televisores y del espacio del
noticiero de televisión, el estado no es capaz de ofertar soluciones
prácticas.
La barriada habanera de Lawton es, sin duda, un espacio muy especial de
la geografía habanera. Los últimos gitanos partieron desde aquí hacia
Centroamérica al principio de la revolución cubana.
Con su memoria de gitanos, pastores, criadores de gallos finos,
disidencias y manifestaciones callejeras en esta última etapa de
dictadura, Lawton mantiene su encanto y su especial identidad.
En la ciudad que dejó de ser la capital de todos los cubanos, por
asimilar la vergüenza de zonas congeladas y espacios reservados para
turistas, nos queda Lawton. El barrio que acoge pastores y guarda el
recuerdo de Camilo Cienfuegos y del Dr. Oscar Elías Biscet. De todos sus
hijos que lucharon ayer y luchan hoy por un mañana mejor de libertad y
derechos para todos.
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