Nefasto y la Operación Muerto Oscuro
Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org)- Cuando llega el invierno
los negros cubanos estamos en peligro de extinción. Y no porque nos
mimeticemos o convirtamos en murciélagos, galápagos, chupacabras o
negros lobos que asediamos a los turistas extranjeros por los
alrededores de la Catedral, si no porque se nos pone ceniza la piel y el
acto de desteñirse es lesivo a los intereses de la revolución.
Ante la falta o venta en moneda dura de cremas y otros afeites que
impidan mantenerse más negro que la noche, las autoridades del país
emprenden cada noviembre la Operación Muerto Oscuro, con el objetivo de
que nadie de nuestra raza despigmente su piel a causa de un invierno con
temperaturas racistas, pues conoce muy bien que un negro cenizo por el
frío sólo recobra su color en una estación policial.
Basta con que llegue noviembre y un meteorólogo anuncie: "negros
nubarrones rondan por el camino", para que la policía, la brigada
especial, los guarapitos y los chivatos de estación enfilen sus
detectores contra las penumbras, sombras y otras oscuridades que dicen
nos circundan, como un halo del infierno, a la gente de color.
Poco importa la categoría negroidal, el aire y los perfumes de asaltante
o gente de bien si usted tiene oscura o con pespuntes negros la piel.
Tiene que mostrar su carné de identidad.
Además, debe responder a la pareja de policías que corresponde a cada
esquina, el cuestionario "Métodos humanitarios para detectar a un negro
jodedor", que incluye, entre otras, las siguientes preguntas:
-¿Por qué anda en la calle si hace frío?
-¿Qué pretende sentado en el portal?
-¿Por qué asoma la cabeza desde su barbacoa?
-¿Cuándo aprendió a correr como un burgués?
-¿Qué porta y hacia dónde va con esa jaba?
-¿Cómo es que usted no se ha puesto cenizo?
-¿Hacia dónde miraba cuando se robaron el somatón del hospital?
-¿Es negro por conciencia, elección o casualidad?
-¿Le gustan las blancas(os) o las extranjeras(os)?
-¿Tiene en su árbol genealógico algún esclavo cimarrón?
- ¿Disfruta su color?
Pero lo más lindo no es la evidente preocupación policial por las
intenciones del negro, si no la bondad, los amagos de tonfasos, la
agilidad y ternura con que se les pone las esposas para que no se
lastimen al uncirlos a otros como una yunta de buey, mientras son
conducidos a repasar dentro de un calabozo las preguntas no respondidas.
Cuanto diera yo porque esos que acusan a los policías cubanos de
racistas pasearan un día cualquiera (pero aún más en noviembre) por
Centro Habana, El Cerro, o Habana Vieja y vieran con qué frecuencia
somos interceptados a cada paso, impelidos a hablar de nuestras virtudes
y defectos, sueños y pesadillas, estado civil, vivienda, salario, todo
en un tono oficial, casi paterno, como si cada negro fuera un HP.
Sufro porque Luther King y Gelasio el barbero no vieron como un negro,
un médico negro, un psicólogo negro, un artista negro, un escritor,
bibliotecario, vendedor de mangos por cuenta propia, o un negro criminal
son tratados con el mismo nivel de igualdad, y promovidos en autos de la
policía y caminatas triunfales de forma superior a como se trata a un
blanco o a otro integrante de las razas sin color.
Qué felicidad si Rosa Park hubiera tenido la suerte de nacer en Cuba
revolucionaria, y le entrara el deseo de hospedarse en el Habana Libre u
otro hotel para que observara cómo los negros, en un acto de suma
igualdad, son esposados junto a blancos y conducidos a las barracas de
un cuartel en un acto de fe descrito en la canción compuesta por
Yínyere, el "jabao capirro", cuando en una recogida masiva lo separaron
tanto de unos como de otros, y dice así:
Qué importa la raza / qué importa el color / si somos hermanos / qué
viva el dolor.
Por esa preocupante realidad es que yo me gozo ante la dedicación
policial para con los negros.
No hay ni habrá en Cuba un negro (sea o no sea jodedor) que no reciba
los beneficios de la duda por ladrón, proxeneta, vago y peligroso que
reservan los policías y otros bichos a la raza de los elegidos.
Ni el muerto más prieto de la ciudad, tendido en su ataúd y rodeado de
dolientes y rientes, dejará de sentir la atención, el respeto y la
solicitud del carné de identidad de los policías involucrados en la
Operación Muerto Oscuro que, junto con las ganas de repartir trompadas o
desaparecer, nos llega cada noviembre.
Eso se los aseguro yo, Nefasto "El cenizo".
No comments:
Post a Comment