Wednesday, May 30, 2007

La ruta de las argollas

La ruta de las argollas
Yosvani Anzardo Hernández
30 de mayo de 2007

Holguín, Cuba – bitacoracubana – La ley de la selva es un término
utilizado tradicionalmente para referirse a lo despiadado, y les aseguro
que considero que es todo lo contrario, pues los animales salvajes no
asesinan, tan solo matan si tienen hambre y no se les puede reprochar
porque no saben criar ni cultivar la tierra. Si entre nosotros reinara
la ley de la selva, no habría asesinos y fuéramos tan civilizados como
los animales.

El tema es amplio, y sólo lo traigo a colación para asegurarles que de
esa forma no seríamos testigos de tanta violencia en nuestro país, y eso
a pesar de que prácticamente no existen armas de fuego al alcance de las
personas.

Por otra parte, al no existir información pública sobre los hechos, cosa
que a veces creo preferible para evitar la histeria colectiva y el
masoquismo social, pues no tenemos idea de la cantidad de casos sin
resolver y el nivel de satanismo presente en ellos.

Comentando estas cosas con un señor que extraoficialmente se dedica a
compilar estadísticamente los datos de cuanta persona muere en el pueblo
y las circunstancias en que ocurrieron, este me dijo conocer la ruta de
las argollas.

Según él, en este pueblo mío, han estado ocurriendo muertes de forma
ininterrumpida desde hace más de cincuenta años y la explicación él sabe
como buscarla, pero nunca nadie se ha atrevido a encontrarla.

Cuenta este hombre, que antiguamente las personas acudían a los
comercios del pueblo a caballo. Yo digo que estaban mejores que nosotros
porque hoy hay que ir a pie. "¡No interrumpas muchacho!", fue lo que me
contestó, y con tal brusquedad... me convencí de que ya que comenzó,
hasta que no se le acabe la cuerda no va a parar. "Bien, viejo, sigue".

"La gente de aquel tiempo amarraba las bestias a unas argollas metálicas
que hay incrustadas en las aceras. Con el tiempo los caballos se fueron
acabando, como todo por aquí, pero las argollas siguen en su lugar. Si
te fijas bien, están alineadas en varias direcciones y nadie repara en
ellas. Dicen que la historia comienza con la muerte de un haitiano que
enamoró a una muchacha blanca y de buena familia, de apellido Castro.
También dicen que estos Castro no tienen nada que ver con los Castro que
ustedes conocen, aunque aquí nada es seguro. La brujería fue tan fuerte
que la muchacha se fue a vivir con él y todo."

Yo digo que el problema de ella es que nunca había probado el manteca'o,
pero mejor me callo ante que este cabrón viejo me mande pal' carajo.

"Desde aquel momento y como si fuese una maldición, los hechos
sangrientos se convirtieron en un sello distintivo del pueblo, porque
nunca nadie denunció el crimen.

"Durante muchos años se mataron con precisión a los haitianos y
jamaicanos, hasta que se acabaron, pero como la historia estuvo
escuchándose durante un tiempo, en el transcurso de este, no ocurrió
nada, y el impasse se rompió cuando el silencio se apoderó del espacio
pueblerino y coincidentemente, fue cuando ocurrió el accidente de la
guagua el 6 de noviembre de 1997 con su gran masacre; el aire olía a
sangre y se estuvieron recogiendo trozos de personas durante varios
días, con el, además, comenzaron a caer victimas de todas las razas.

"La ruta comienza con las argollas que están frente al antiguo cuartel
de la guardia rural, luego salta hasta una serie de establecimientos
comerciales que tienen como característica común: cisternas inmensas
camufladas bajo el piso, y que dejaron de usarse hace mucho a pesar de
la escasez de agua, y de que ellas siempre contienen gran cantidad del
preciado líquido.

"Sin saltos, las argollas las conectan y nos llevan hasta la dirección
de comercio, donde por mucho tiempo radicó la dirección de la policía
nacional del actual gobierno y allí se encuentra la respuesta, por el
momento de lo único que estoy seguro, es que el que conoce la historia
atrae sobre si la muerte si no trasmite a otros lo que sabe."

De esa forma Tobías, el estadista de la parca, se quitó la maldición, me
la pasó a mí y ahora yo se la paso a ustedes que tendrán a la vez que
contarla para limpiar su alma. ¡Ah, por último, recuerden que esta, es
sólo una historia!

http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=4852

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