Rezando por que haya baterías para motos
Rigoberto reza por no verse obligado a abandonar su negocio por falta de
clientes
Martes, mayo 2, 2017 | Iris Lourdes Gómez García
LA HABANA, Cuba.- En el año 2013, Rigoberto estaba pensando qué hacer
con su vida. Le habían diagnosticado una osteocondritis que en lo
adelante le impediría seguir con su duro trabajo de albañil. En ese
momento se enteró de que en La Habana estaban vendiendo motos eléctricas
por piezas. Con sus ahorros y un dinerito prestado se compró una.
No sabía nada de esos equipos, pero inteligencia y destreza manual no le
faltaban. Estuvo dos días armando la moto como si fuera un rompecabezas.
Al final funcionó, y como había muchas piezas en las tiendas, decidió
venderla en el doble de lo que le había costado. Con el dinero recibido
fue corriendo a buscar lo necesario para armar dos más.
Esta vez sólo tuvo que dedicar un día a cada una de ambas. Cuando por
fin pudo encontrar compradores, en las tiendas ya las piezas escaseaban,
pues personas hábiles y con dinero se habían dado cuenta de que tarde o
temprano podrían comenzar a revender esas partes, y las estaban
acaparando. Llegó el momento en que uno de los comercios, en El Cotorro,
se quedó sin piezas. Sin embargo, los vecinos del lugar las vendían de
todos los tipos. A sobreprecio, claro.
Entre motos y fragmentos, Rigoberto se hizo mecánico a la fuerza. Se
puso a estudiar todo lo relacionado con las motos eléctricas y llegó a
tener un gran dominio de su trabajo. En un par de ocasiones se
sorprendió a sí mismo, pues fue capaz de determinar lo que le pasaba a
uno de esos vehículos con sólo oírlo y mirarlo. De ese modo fue
ganándose una buena clientela para su tallercito de reparaciones.
Se puso más que feliz cuando supo por el periódico que en Las Villas
iban a empezar a fabricar baterías para este tipo de transporte; también
lo alegró que la empresa Minerva, según se anunció, se dispusiera a
construir vehículos eléctricos de todo tipo, con lo que ya no sería
necesario importar equipos chinos. A final de cuentas, mientras más
motos se vendieran, más clientes llegaría a tener.
Tanto estudió, que navegando en internet logró incluso contactar con una
fábrica china. Le informaron que ellos podían ponerle en la puerta de su
casa cualquier cantidad de motos con piezas de repuesto, todo
garantizado, al precio de 850 dólares cada una. El único impedimento es
que el gobierno cubano no permite la importación a personas nacionales,
de modo que no pudo empezar ese negocio.
Pasaron dos años y no se vio en las tiendas ni una sola de las baterías
para motos que se iban a producir en Las Villas. De paso desaparecieron
también las que venían de China. La demanda crecía, pues uno de los
negocios más rentables para los cubanos emprendedores era ir a Panamá,
cargar en un contenedor varias motos eléctricas a razón de entre 900 y
960 dólares, según el modelo, y enviarlas a Cuba pagando cerca de 200
por el transporte. Ya aquí, cada equipo se revendía en casi dos mil dólares.
Para desgracia de los improvisados negociantes, los panameños se
enteraron de los pormenores de esas transacciones y casi duplicaron los
fletes. Por su parte, en Cuba se establecieron nuevas regulaciones. El
envío por barco tarda tres meses; por Aerovaradero o Palco, en ambos
casos por avión, demora menos de 30 días, pero la ganancia es menor. Se
siguen importando motos de varios modelos y marcas asiáticas por esa vía.
Recientemente el periódico Granma dio a conocer que en Cuba están
ensamblando motos de mil watts, mucho menores que las Unico y Ava que se
compran en Panamá. Esos nuevos equipos se venderán a razón de 1269 pesos
cubanos convertibles (unos 1300 dólares). También anunciaron que se
activaría en el Mariel una fábrica de motos y baterías.
Gracias a los buenos contactos que ha establecido en las tiendas
estatales, Rigoberto sabe que, en lo que va de este año, el Estado sólo
ha vendido 3 motos en Las Villas y 4 o 5 en La Habana. En lo que
respecta a triciclos, únicamente se comercializó 1 en la capital. Las
baterías siguen ausentes, ahora con un gran demanda por los años que
hace que no se venden en la tiendas.
Todos los que tienen sus motos paradas por falta de esos acumuladores,
esperan que en algún momento se cumpla lo que anunció el periódico; que,
gracias a la fábrica de Las Villas o a la del Mariel, las
imprescindibles baterías abundarán a un precio más asequible.
Mientras tanto, Rigoberto reza por que se salga de este impasse y él no
se vea obligado a abandonar, por falta de clientes, su negocito de
reparación de motos. Si esto llegara a suceder, tendría que inventar
otro nuevo para subsistir.
Source: Rezando por que haya baterías para motos CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/mas-noticias/rezando-por-que-haya-baterias-para-motos/
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