Primero de Mayo sin sindicatos
DIMAS CASTELLANOS | La Habana | 1 de Mayo de 2017 - 15:37 CEST.
El 1 de Mayo de 1890, cuando en el mundo se celebró por primera vez el
Día Internacional de los Trabajadores, el incipiente sindicalismo cubano
realizó un desfile por las calles habaneras en homenaje a los
sindicalistas ejecutados en Chicago. Congregados en la esquina de
Consulado y Virtudes una veintena de oradores reivindicaron la jornada
de ocho horas y los aumentos salariales.
El Día Internacional de los Trabajadores había surgido del reclamo por
la disminución de la jornada legal de trabajo. En octubre de 1884 el
cuarto congreso de la Federación Estadounidense del Trabajo acordó que
la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas.
Con ese objetivo se inició una huelga el 2 de mayo de 1886 que desembocó
en la famosa Revuelta de la plaza Haymarket, en Chicago, donde una bomba
de dinamita lanzada contra los policías, causó la muerte de un agente e
hirió a otros. La fuerza pública abrió fuego contra la multitud
provocando la muerte de varios obreros y cientos de detenidos.
En el proceso judicial contra los acusados por el lanzamiento del
artefacto explosivo cinco sindicalistas fueron condenados a morir en la
horca: un carpintero, un tipógrafo y tres periodistas. José Martí, quien
en esa época era el corresponsal en Chicago del periódico argentino La
Nación, en una brillante y exhaustiva crónica narró así el grito de uno
de los condenados a muerte: Y resuena la voz "la voz de Spies, mientras
están cubriendo las cabezas de sus compañeros, con un acento que a los
que lo oyen les entra en las carnes: La voz que vais a sofocar será más
poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora". En
honor a esos mártires la Segunda Internacional Socialista decretó al 1
de mayo día festivo en todo el mundo.
La trampa de la CTC
A 127 años de aquel acontecimiento, en una entrevista publicada por el
semanario Trabajadores el pasado lunes 24 de abril, Ulises Guilarte de
Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba
(CTC), se refirió al irresuelto tema del salario con las siguientes
palabras: "Si bien es cierto que hemos avanzado en la búsqueda de formas
y sistemas de pago que aseguren mejorar los ingresos de los trabajadores
en el sector empresarial... todavía hoy estos no son suficientes, y solo
benefician al 49% de la totalidad de los trabajadores" El otro 51%
—expresó— no tiene posibilidad de mejorar sus ingresos.
Veamos. En Cuba, las luchas sindicales desde fines del siglo por el
salario, la duración de la jornada laboral y las condiciones de vida de
los obreros fueron evolucionando de la huela a las negociaciones
colectivas, como ocurrió en 1924, cuando para canalizar los conflictos
obrero-patronales por los embarques de azúcar se crearon las Comisiones
de Inteligencia obrera en los puertos con poderes legislativos y
ejecutivos, integradas por patronos y obreros, y presididas por el juez
de primera instancia del lugar, cuyas decisiones eran de inmediato
cumplimiento.
Esos avances se concretaron en una secuencia de legislaciones obreras
que tuvieron su punto más elevado en el Decreto 798 de abril de 1938, el
Código de Trabajo cubano más avanzado hasta hoy. A su vez se refrendaron
en 27 artículos de la Carta Magna de 1940 que recogían desde el salario
regulado por comisiones obrero-patronales hasta el derecho de huelga;
derechos ausentes en la actual Constitución. La fuerza de aquel
sindicalismo explica que, por ejemplo, al concluir la II Guerra Mundial,
el sindicato azucarero lograra imponer una cláusula de garantía, gracias
a la cual los trabajadores del sector obtuvieron un salario extra del
13,42%, conocido como diferencial azucarero, y que en 1945, con medio
millón de afiliados, la CTC era la segunda central sindical más grande
de la región.
Ese pujante movimiento sindical sufrió un giro radical el 22 de enero de
1959. Ese día la CTC fue sustituida por la CTC-Revolucionaria. En el X
Congreso, noviembre de 1959, el Secretario General, David Salvador
Manso, expresó que los trabajadores no habían ido al evento a plantear
demandas económicas sino a apoyar a la revolución. Y en el XI Congreso,
noviembre de 1961, los delegados renunciaron a casi todas las conquistas
históricas del movimiento obrero: los nueve días de licencia por
enfermedad, el bono suplementario de navidad, la jornada semanal de 44 x
48 horas, el derecho de huelga y al incremento del 9.09%, entre otros
muchos.
En febrero de 2008, el general Raúl Castro esbozó un programa de cambios
que comprendía la recuperación de la función del salario. El resultado
es que hoy, con el salario promedio —aproximadamente 500 pesos (unos 20
CUC)— es imposible cubrir las necesidades básicas, para lo cual se
requiere de cuatro a cinco veces esa suma. Ello obliga a los cubanos a
buscar fuentes alternativas para subsistir —"por la izquierda", se dice
popularmente— y se refleja en el desinterés productivo, en la mala
calidad y el mal trato en los servicios. Una insuficiencia que tiene su
raíz en la inviabilidad del modelo totalitario.
Seis décadas después, en el documento Pronunciación de la Central de
Trabajadores de Cuba, sin hacer mención a la insuficiencia salarial, la
CTC planteó: "Nuestro Estado no pude ni debe continuar manteniendo
empresas, entidades productivas, de servicios y presupuestadas con
plantillas infladas, y pérdidas que lastran la economía." Un
planteamiento que no deja lugar a dudas acerca de la inexistencia de
sindicatos que representen los intereses de los trabajadores.
Luego, en la clausura del XX del Congreso de la CTC, celebrado en
febrero de 2014, Raúl Castro reconoció que "el sistema salarial cubano
no garantiza que el trabajador reciba según su aporte a la sociedad, las
pensiones son reducidas e insuficientes para enfrentar el costo de la
canasta de bienes y servicios". Y lo resumió así: "el salario no
satisface todas las necesidades del trabajador y su familia, genera
desmotivación y apatía hacia el trabajo, influye negativamente en la
disciplina e incentiva el éxodo de personal calificado hacia actividades
mejor remuneradas, desestimula la promoción de los más capaces y
abnegados hacia cargos superiores".
Sin embargo, la Ley de Inversiones Extranjeras estipula que los cubanos
son contratados por una entidad empleadora estatal, en un país donde la
única organización sindical permitida representa los intereses del Estado.
Sin voluntad política para implementar las reformas dirigidas a resolver
un problema tan perjudicial, la CTC llama a desfilar el primero de Mayo
de 2017 bajo la consigna de la "unidad" en lugar de enarbolar los
aumentos salariales, la independencia sindical y el derecho de libre
sindicalización.
Source: Primero de Mayo sin sindicatos | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1493645191_30782.html
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