Cuba detiene su proceso de reforma
Emilio Cárdenas
PARA LA NACION
SEGUIRJUEVES 06 DE ABRIL DE 2017 • 01:13
Cuba es un ejemplo claro del fracaso del colectivismo como sistema
económico. Tan es así que, en el 2008, presionado por la ya entonces
inocultable realidad de su paralizada economía, el Partido Comunista de
Cuba decidió formalmente dejar de lado ese modelo. Lo hizo entonces al
impulso de Raúl Castro .
La idea fue abrir y descentralizar -pausadamente- la economía de la isla
alejándose del estatismo absolutamente integral que la caracterizaba;
aumentar la productividad abriendo diversos espacios para la actividad
privada; unificar el sistema monetario; y procurar atraer a la inversión
extranjera, para con ella fomentar el crecimiento. Para lo cual, en el
año 2009 se designó como "zar" de la reforma intentada a Marino Murillo,
uno de los actuales miembros del politburó cubano, que impulsó más o
menos tímidamente el inicio de la "reforma" y que hoy (ante el poco
éxito del esfuerzo) parecería prácticamente haber desaparecido de la escena.
El proyecto de apertura y liberalización de la economía cubana
aparentemente ha fracasado. El propio Partido Comunista así lo admitió
formalmente en su reunión de Abril de 2016. Hoy se están imponiendo
nuevamente controles de precios a la actividad privada, incluyendo a la
agricultura y al transporte. El inevitable desaliento que esa quita de
incentivos provoca está ahogando el poco impulso a la actividad que de
allí provenía.
¿Qué le puede deparar el futuro a Cuba? Si miramos la realidad, nada
demasiado bueno. Porque lo cierto es que Cuba ha vivido "colgada" de los
demás por espacio de más de medio siglo. Primero ordeñó a la
desaparecida Unión Soviética. Y luego hizo hábilmente lo mismo con
Venezuela. No obstante, la realidad es que sus dos países benefactores
han terminado en el colapso económico. Y que la inversión extranjera
que, ante la convocatoria de los Castro se esperaba llegaría cual
catarata, es muy difícil que considere a un país totalitario en el que,
por definición, no existe el "estado de derecho". Lo cierto es que los
inversores no se han precipitado hacia la isla, como algunos soñaron. Ni
lo harán.
Fidel murió en noviembre del año pasado, dejando a Cuba en un pantano
económico-social, sin verla brillar. Raúl tiene ya 85 años y ha
prometido públicamente dejar el poder el 24 de febrero del año que
viene. Se está yendo, entonces. No hay mucha duda. Pero como los
déspotas no dejan herederos, no se sabe a ciencia cierta quién tomará el
timón del país a poco menos de un año del anunciado paso al costado de
Raúl Castro. Como incógnita de cara al futuro, es enorme. Aunque existan
candidatos, no hay certeza.
Mientras tanto, los montos de los que alguna vez conformaran un paquete
realmente gigantesco de subsidios venezolanos han caído por debajo de la
mitad de lo que en su momento alcanzaran. Son ahora apenas el 40% de lo
que llegaron a ser. Por ende, ya no son robustos, ni alcanzan para que
toda una nación pueda sobrevivir con alguna holgura y dignidad, pero con
poco esfuerzo.
La economía cubana flota -desde hace rato ya- en la mediocridad, y el
nivel de vida del pueblo cubano, en términos relativos, comparado con el
de sus vecinos latinoamericanos, sigue estando por el suelo.
La desesperanza de la gente es grande. Por esto, una encuesta realizada
recientemente en Cuba bajo los auspicios de la Universidad de Chicago
acaba de arrojar un resultado notable, aunque no demasiado sorprendente:
la mitad de los que fueran encuestados manifestó sin rodeos que, si
pudiera irse de Cuba, lo haría sin mayores titubeos.
Esto nos recuerda inmediatamente a los hermanos Castro que aún están con
vida, que son tres, y dos viven en el exterior: Juanita, que vive en
Miami desde hace cincuenta años y Emma, que reside en México. Por algo será.
Sólo Raúl Castro vive en Cuba. Por ahora, al menos. La encuesta referida
constató, además, que un 46% de los entrevistados cubanos sostiene que
es precisamente la economía colectivista de la isla la que los mantiene
sumergidos en su dura situación de pobreza. Y no se equivocan, por
cierto. Es efectivamente así, aunque la dictadura sea la razón principal
del fracaso. Pero lo grave es que un gobierno que por definición es
totalitario, como el cubano, que todo lo sabe y jamás se equivoca,
supone operar con una economía exactamente del mismo perfil: la
colectivista. Éste es precisamente el gran drama.
El autor es ex embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
Source: Cuba detiene su proceso de reforma - 06.04.2017 - LA NACION -
http://www.lanacion.com.ar/2005409-cuba-detiene-su-proceso-de-reforma
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