Tuesday, February 14, 2017

Rastros de mentiras

Rastros de mentiras
Es asombroso cómo ninguno de los historiadores oficialistas jamás se han
enfrentado a ese rastro de mentiras que se repiten a diario en la prensa
estatal
Lunes, febrero 13, 2017 | Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba.- Es asombroso cómo ninguno de los investigadores
miembros de la Unión de Historiadores de Cuba (Unhic) fundada en 1982,
jamás se han enfrentado a ese rastro de mentiras que se repiten a diario
en la prensa oficialista, sin el menor respeto al pueblo.

Gracias a la Academia de la Historia de Cuba en el exilio, muchos
hechos tergiversados o ignorados, relacionados con la colonia, la
república, la lucha contra Batista y la dictadura castrista, hoy se
conocen tal y como fueron en realidad.

Las primeras mentiras fueron dichas por el "gran historiador", como la
Unhic llama al Comandante en Jefe.

Comencemos con lo que contaba Fidel sobre los sucesos del Moncada. Desde
el lema "la historia definitivamente lo dirá todo", cambiado por "la
historia me absolverá", las torturas que según declaró habían sufrido
los treinta rebeldes capturados -ejecutados de inmediato-, los ojos
extirpados de Abel, los brazos quemados con hierros calientes de Haydee,
la anécdota del alicate que Ñico López olvidó, por lo que se frustró el
ataque al cuartel de Bayamo y la prueba de parafina que Fidel se negó a
hacerse durante el juicio del Moncada, donde se vio que jamás disparó un
tiro durante el acto suicida dirigido personalmente por él, donde
murieron más de sus sesenta hombres.

La verdad de estos hechos, harto conocidos, muestra cuanta falsedad
poseen los textos de los periodistas Marta Rojas y Mario Mencia.

Es obvio que la combinación patriótica y martiana, junto a la
asimilación del marxismo-leninismo de Fidel, no le sirvió para respetar
la verdad de la Historia, como concepto integral de la cultura. Ni
siquiera esto inquieta a los historiadores de la isla, dedicado su
quehacer a repetir las mentiras del Iluminado, puesto que "…como fue
quien trazó pautas al trabajo de historia del país, es perenne el
homenaje de los historiadores oficialistas a su líder".

Me pregunto, como neófita que soy, qué representa para estos
historiadores ese compromiso que se hace con la verdad, la ética y la
razón, con el fin de recibir altos reconocimientos intelectuales a
través de sus obras, para el presente y el futuro.

Para nada interesa a esos profesionales indagar en historias mejor
investigadas y aparecidas en la Revista Laical, a cargo de Newton
Briones Montoto, Jorge Domingo Cuadriello y otros, por periodistas
independientes y por blogueros dentro y fuera de la Isla que han perdido
el miedo a la censura.

Cuando al fin se decidan a reconocer mentiras con relación a la guerra
contra Batista, que no costó 20 mil víctimas como aún se dice, la vida
política turbulenta de Fidel Castro antes de 1952, la historia digna de
los presidentes republicanos Don Tomás Estrada Palma y Ramón Grau San
Marín, el asesinato de Mella y Jesús Menéndez, la Crisis de los Misiles,
los miles de fusilamientos, los presos políticos plantados, las
"elecciones" de Fidel, apoyadas sólo por miles de fanáticos para la toma
de decisiones y qué ocurre hoy con la realidad cubana, tendremos una
verdadera y justa Unión de Historiadores cubanos y no unos cientos de
hombres sumisos, que temen decir la verdad, ya sea por miedo o complicidad.

¿Ellos son los que se han olvidado de aquel l5 de septiembre de 2007,
cuando el general de cuatro estrellas, Raúl Castro, en un debate sobre
"el pésimo estado de la economía, la necesidad de reformar la propiedad
estatal y el divorcio de la realidad que caracteriza a la prensa local",
exhortó a los cubanos "que hablen de todo lo que quieran con valentía,
con sinceridad"?

Ellos, los historiadores oficialistas, se olvidan que un modelo
económico que no funciona, puede hacer que el castrismo caiga en un
precipicio, también si está saturado de mentiras históricas.

Source: Rastros de mentiras | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/rastros-de-mentiras/

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