Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Boris Yeltsin disolvió el
Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), el más poderoso del
mundo, en agosto de 1991. Ese día, o más tarde, ninguno de los 25
millones de sus militantes movió un dedo para rescatar a la organización
proletaria. El Partido murió antes.
Si hoy disolvieran el partido Comunista de Cuba, ni uno solo de sus
militantes tampoco movería un dedo para cambiar el curso de la historia.
La prueba es la nota del Granma sobre la posposición indefinida del VI
Congreso, eufemismo que, si lugar a dudas, alude a su muerte.
En la calle se interpreta el aplazamiento como una pugna entre los
Castro por mantener la jefatura, ante la eterna convalecencia de Fidel y
la creación de un gobierno bicéfalo, responsable de la provisionalidad
que impide tomar decisiones.
La expresión "será el último congreso encabezado por la dirigencia
histórica", relaciona el próximo Congreso con el final del Partido.
Rompe definitivamente la percepción de eternidad revolucionaria ante la
inminente muerte física. El hecho de que los "históricos no vean" la
realización del Congreso, define su postergación.
Las conclusiones del Pleno señalan la fractura del liderazgo
revolucionario, reflejada en el irrespeto a la legalidad y a la
responsabilidad constitucional del Partido. Se prolonga el mandato del
Comité Central por más de doce años, mientras los muertos y heridos
leves, como Juan Robinson, Roberto Robaina, Carlos Lage, Felipe Pérez y
Fernando Remírez, hacen hueco en el salón.
El 26 de julio de 2007, hace dos años, Raúl Castro propuso un debate con
la población. A los pocos meses, el dialogo fue desestimado e
interrumpido en algunos lugares. Ahora vuelve a hablar de "analizar con
la población". ¿Qué pasó con la discusión anterior? ¿Por qué no se
hicieron públicos los planteamientos?
El segundo llamamiento a discutir demuestra que el Partido Comunista
está en quiebra técnica y arrastra al país al abismo. Con la decisión de
postergar indefinidamente el Congreso, se aclara que se perdió la
orientación estratégica, que hay una discusión de legitimidad del poder.
Se expone la existencia de un conflicto generacional dentro de la elite
partidista y la falta de solvencia intelectual para trazar la ruta al
futuro de su desarrollo.
Con la refundación del Partido Comunista en 1965, la organización
mantuvo una fachada ideológica que perdió por la subordinación a los
vaivenes del Comandante. La constante degradación ideológica lo llevó a
convertirse en una organización dogmática, vertical y decimonónica, que
controla a la sociedad a través de la policía política y el terror
generalizados.
El I Congreso ocurrió diez años después de la fundación del PCC en 1975.
Luego, y según el humor de Fidel Castro, los congresos se hicieron
diferidos, o se pospusieron indefinidamente como el sexto.
Cuarenta y ocho horas después de concluir el VII Pleno del Partido
Comunista, y dentro del marco de la Asamblea Nacional del Poder Popular,
Raúl Castro, anunció la realización de una conferencia nacional. Un
evento previsto, pero inédito en los anales de esa organización.
Cuba: La muerte del Partido Comunista (4 August 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/agosto09/04_C_1.html
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