Miguel Iturria Savón
LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Una vecina me pregunta por
la ingobernabilidad democrática, tema que comienza a despertar el
interés de personas sumergidas en la rutina, ajenos a los cambios
democráticos que frena el grupo de ancianos sujetos al poder desde hace
décadas.
Más que explicarle, le obsequio dos artículos recientes publicados en El
Nuevo Herald por Adolfo Rivero Caro y textos de Enrique Blanco y Víctor
E. Sánchez sobre esa estrategia de un sector de la oposición interna,
que plantea "la necesidad y la posibilidad real de conseguir un cambio
de actitud ante la dictadura para ir eliminando poco a poco la
autocensura y la represión interiorizada".
Como el castrismo es sumamente ineficiente, corrupto y represivo,
algunos luchadores pacíficos pasan de la denuncia aislada de las
violaciones cometidas por funcionarios y policías, a demostrar el
carácter impopular de la estructura de poder mediante demandas concretas
en los municipios del país, donde se está creando el gobierno opositor,
que canaliza la insatisfacción de los pobladores a través de
comisionados por esferas de trabajo -vivienda, salud, educación,
transporte y derechos humanos-, que se dan a conocer ante la población,
impugnan a las autoridades "elegidas" y se entrenan como cuadros de un
futuro gobierno democrático.
Se fundaron gobiernos opositores en los municipios Artemisa, Camagüey,
Placetas y Santiago de Cuba, pero otros están en preparación, lo cual
implica un rediseño de las tácticas de lucha pacífica y un elemento de
unión dentro del abanico opositor cubano, marcado por fuerzas
contrapuestas e ideologías diferentes, mientras el castrismo impone una
sola voz.
Como hay que salir del callejón sin salida de un gobierno que crea
problemas con tantas normativas contra las iniciativas privadas, los
opositores buscan nuevas fórmulas sin acudir a la violencia. La
ingobernabilidad democrática da sus primeros pasos territoriales, pero
trasciende las iniciativas locales; es un método y una percepción de
lucha que requiere preparación, disciplina, audacia, imagen de liderazgo
y poder de convocatoria.
Según Enrique Blanco, los gobiernos municipales de oposición "son una
estructura fuera del control político y administrativo oficial, por
tanto sus actividades no pueden ser las mismas de los gobiernos
municipales en ejercicio; sería un error suplantarlos o realizar
actividades que alivien sus responsabilidades. Los gobiernos opositores
no pueden prestar servicios, distribuir bienes o realizar obras sociales
que lo aparten de la demanda social".
"Uno de los propósitos de la ingobernabilidad democrática es la
masificación y diversificación de la lucha en busca de la represión
saturada. No podemos tener hombres montañas, hombres orquestas, que sean
objetivos ejemplarizantes del régimen. Los lugares de silencio tienen
que adquirir su propia voz".
Los textos precisan cómo asumir la represión, las intimidaciones, las
citaciones y la necesidad de hacerse ingobernable hasta en las cárceles,
la cual debe ser asumida como una misión y romper el mito del aislamiento.
Rivero Caro señala la descentralización como una ventaja de esta forma
de lucha. "No existe el marco legal para reprimir a quienes plantean
demandas sociales y reivindican bienes y servicios que cualquier
gobierno debía ofrecer".
El tema apasiona, pero el espacio se agota, sugiero a los lectores
buscar las fuentes citadas y acercarse a los hombres sin máscaras que en
los municipios de Cuba se entrenan para la democracia.
Cuba: ¿Ingobernabilidad democrática? (4 August 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/agosto09/04_C_2.html
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