2008-07-10.
Moisés Leonardo Rodríguez Valdés, Promotor Inicial de la Corriente Martiana
El mayor daño que sufren los cubanos, y sufrirán por mucho tiempo como
resultado del gobierno casi cincuentenario del caudillo Castro y el
actual grupo de poder que le sucede con su hermano al frente, es el
extremo decrecimiento del capital social.
Ese capital social es definido por las ciencias sociales modernas como
el conjunto de valores compartidos por cualquier grupo humano. El mismo
es medido por índices que incluyen el patriotismo, la observancia de las
normas morales, la participación ciudadana libre y responsable en la
cosa publica, la capacidad de asociatividad de los individuos, la
tolerancia y la confianza, entre otros.
El control total sobre la sociedad junto a la centralización del poder
de decisión en la persona del caudillo, sobre todo y sobre todos,
llevaron a anular toda iniciativa individual, la que fue sustituida por
una dependencia de los individuos que permite calificarlos como
neo-esclavos o no-ciudadanos.
Alimentación, vivienda, vestido y calzado, estudios a realizar, empleo,
información a recibir o difundir, comportamiento considerado
ético-moral, institucionalidad, leyes, en una palabra, todo lo demandado
por los individuos para vivir en sociedad, ha estado determinado en
calidad y cuantía por el omnipresente Estado.
Un Estado organizado y actuante bajo la orden del Comandante en Jefe que
recientemente ha sido sustituido por su hermano que figura al frente de
un grupo de poder ejecutor de las viejas visión y misión de permanecer
en el poder a toda costa y a todo costo.
La situación expuesta han hecho prácticamente nulas las libertades todas
de los ciudadanos.
El alto nivel cultural de la media de los cubanos en comparación con
otros países sub desarrollados, unido a los grandes subsidios recibidos
en diferentes épocas no han dado por resultado el crecimiento económico
que potencialmente debían producir.
Estos dos elementos combinados, capital humano y físico, no desarrollan
plenamente sus potencialidades de producción si no es en un medio con
suficiente capital social, de igual forma que una reacción en cadena no
se inicia hasta que no es superado el limite de Uranio, denominado "masa
critica", en el seno de los reactores nucleares.
Lo anterior explica la inviabilidad de los sistemas socialistas que, al
decir martiano, no han tenido "gestación natural y laboriosa" y no
actúan además conforme a la naturaleza humana, sino contra ella.
El marxismo explico la sucesión de los regimenes socioeconómicos a
partir del equilibrio dinámico entre relaciones de producción y el nivel
de las fuerzas productivas en cada momento histórico. La contradicción
entre ellas iba acompañada de la lucha entre las clases explotadas y
explotadoras que fue considerada como fuerza motriz del desarrollo.
En lo que no hizo hincapié el marxismo, o situó como fenomenológico y no
como esencial, es que cada nuevo régimen socioeconómico se establecía
abriendo nuevos espacios de libertad a los productores, aun desde el
mismo seno del régimen después sustituido.
La lucha de clases, más que por el poder en abstracto, buscaban
mayores espacios de libertad para los actores productivos (trabajo y
capital) que les permitiera poder recibir mayor parte en la
distribución de la riqueza en el nuevo orden que habría de sustituir al
anterior.
Los esclavos recibieron tierras con las que ganaron libertad de cómo,
cuando y que producir así como la de poder usar, disfrutar y disponer
(atributos de la propiedad) de muchas cosas, incluida su familia, que
los esclavos ni siquiera soñaron. No solo los explotadores obtuvieron
beneficios en este avance social.
La insuficiente oferta de la producción artesanal individual de
artículos de creciente demanda y mayor complejidad empezó a generar las
asociaciones y el desarrollo de nuevas tecnologías que desembocaron en
las industrias y sus obreros manuales.
Las demandas obreras en pos de mejores condiciones de trabajo y
remuneración, interpretadas por el marxismo como ascenso revolucionario
de la clase obrera que habría de tomar las riendas de la sociedad, no
han derivado mas que en un mayor poder de los representantes de esta
ultima en las negociaciones durante los conflictos patronos-trabajadores
y por tanto una mayor socialización de la producción en los denominados
países capitalistas.
Otro rasgo en esos países clasificados como capitalistas es la creciente
socialización de la propiedad con los sistemas de acciones y otras
formas de participación de los trabajadores en el proceso productivo.
Mientras esto ocurre en países con sistemas que a la vista del marxismo
deben desaparecer condenados por la historia, en los que se intento el
régimen que lo debía sustituir se ha asistido a su auto desmontaje.
Este auto desmontaje (desmerengamiento según el Comandante en Jefe) del
socialismo ha estado determinado por la excesiva centralización de la
propiedad que se ha interpretado y ejecutado erróneamente como
estatización y su secuela de casi nula capacidad de generar riqueza
para distribuir "igualitariamente".
Ante estos hechos cabe preguntarse ¿como esperar que pueda ser superior
en la marcha histórica un régimen que rompa el señalado ascenso de las
libertades, sobre todo económicas- base de todas las otras libertades-
y que concentre la propiedad y el poder decisorio en un reducido grupo
de hombres que detentan el poder estatal?
En realidad la estatización, concentración del poder de decisión y
anulación de toda libertad individual para los productores, es la
negación de la lógica del desarrollo histórico y en ello estriba el
fracaso del socialismo entendido, o reducido como en Cuba, a una
excesiva centralización en lo económico y los otros aspectos de la
organización de la sociedad.
Las tendencias prevalecientes de comportamiento de los cubanos son
efecto de las causas expuestas. Todo su actuar, dentro o fuera de la
ley, esta motivado, y busca como objetivo, VIVIR MEJOR o, al menos,
menos mal, a partir del uso de sus conocimientos, esfuerzo e iniciativa
personales (la "mano invisible" según Adam Smith)
Este natural intento tropieza con la barrera que constituye la ausencia
de libertades ya expuesta. El Estado, que debía ser garante de las
libertades individuales en pos de la autorrealización de los individuos,
las colectiviza, las estatiza, y vuelve, a los que debían ser ciudadanos
libres, en un eslabón pasivo de ejecución de la voluntad "de arriba"
(neo esclavos).
Queda el cubano igual que el esclavo. Peor que el siervo que al menos
era sometido por un elegido por algo extraterrenal, impreciso e
indefinido que no tomaba de la riqueza que el producía nada como ahora
lo hacen desmedidamente en casi todos los casos "los de arriba".
Las formas diversas de lograr este mejoramiento de las condiciones de
vida de los individuos no se inserta en ningún proyecto social. En casi
todos los casos persiguen el bienestar personal o, a lo sumo, familiar.
La desconexión entre los proyectos y las acciones individuales y entre
los individuales y el que debía ser el estatal a favor de la Nación,
crea a su vez mas sumideros de capital social como la falta de
confianza, el actuar al margen de toda ética y toda moralidad, el
reforzamiento de la incapacidad de asociarse los ciudadanos
espontáneamente por no tener intereses comunes o vinculados ("sálvese el
que pueda"), entre otras conductas habituales en situaciones limite.
Revertir esta situación en todo lugar, como demuestran las transiciones
democráticas exitosas, y como ha de ocurrir en Cuba por demanda practica
imperiosa, requiere de acciones diversas que han de incluir la
modificación institucional y jurídica a tono con la normativa
internacional de los derechos humanos.
Además de lo anterior se requiere de la creación o reinstauración de
mecanismos que posibiliten y estimulen a los individuos a un actuar
favorecedor del crecimiento del capital social en sus grupos de
participación diversos y a todos los niveles de las relaciones sociales.
Mecanismos que estén amparados por el orden jurídico e institucional y
permitan, y hasta estimulen, el desarrollo de iniciativas independientes
de los ciudadanos, en forma individual o agrupados, en pos del bien
común y, al mismo tiempo posibiliten, de forma armónica, la satisfacción
del propio interés individual.
Esta combinación es la única que podrá disminuir las numerosas
disensiones que incluyen actualmente en Cuba, no solo a los disidentes
declarados, sino además a los que arriesgan sus vidas lanzándose al mar
en frágiles embarcaciones o haciendo el amor con extranjeros con la meta
de llegar a lugares donde poder hacer uso de esa libertad para mejorar
sus vidas y las de lo suyos que queden acá en la isla.
Asimismo reducirán las disensiones de los que "desvían recursos"
(sinónimo de robar) en centros laborales estatales o receptan los
mismos, rompiendo con normas ético morales y jurídicas para "resolver"
que es sinónimo de obtener ilegalmente algo útil para satisfacer una
necesidad o anhelo personal o familiar.
También los muchos disidentes que se hacen pasar por " incondicionales"
para ocupar puestos de mayor remuneración o prebendas diversas, podrían
abandonar esta inmoral practica depredadora de capital social y ocupar
el lugar deseado acorde a sus conocimientos y capacidades en
condiciones favorables al surgimiento de mayores niveles de confianza.
En conclusión, los cambios necesarios específicos en todas las esferas
de lo económico, lo político y lo social han de tener en común el abrir
espacios a la libertad de los individuos. Espacios de libertad
respaldados y garantizados por el ajuste de las instituciones y las
leyes a las demandas de la normativa internacional de derechos humanos
que fomenten, en su combinación, el crecimiento del capital social.
Solo mecanismos desarrollados en consonancia con estos criterios pueden
posibilitar a los cubanos salir de la actual crisis, que ya dura mas de
20 anos, permitiendo al mismo tiempo satisfacer la necesidad y elemental
anhelo común de todos los cubanos, mas allá de su diversidad en ideas y
pertenencias; tener MEJOR VIDA.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=16134
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