2008-04-03.
Dr. Darsi Ferrer
La Habana, 2 de marzo de 2008.- La eliminación de algunas prohibiciones
de las muchas que agobian la existencia de los cubanos denota la
renuncia de los gobernantes al argumento ideológico como instrumento de
perpetuación en el poder y marca las profundas diferencias sociales
dentro de la sociedad.
Reconocerle a las personas el derecho a hospedarse en un hotel, de
rentar un automóvil o comprar una línea de teléfono celular, son medidas
de progreso, bien vistas por la población, a pesar de que estos
servicios solo beneficien a unos pocos, pues se cobran en moneda
convertible, a precios incosteables para el cubano común.
Un fin de semana en una de las habitaciones de un hotel cuesta unos 500
CUC como mínimo, lo que significa el salario de varios años de trabajo
de un médico o un abogado, al cambio oficial de 24 pesos nacionales por
un peso convertible.
Son medidas coyunturales, pues no implican cambios en las estructuras
del modelo totalitario sino meras modificaciones. Buscan causar un
impacto en la opinión pública a favor de las expectativas de reformas
generadas con la asunción de los nuevos gobernantes, como demuestra la
gigantesca campaña publicitaria alrededor de su implementación.
Resulta simple la vía de solucionar muchos de los graves problemas que
afectan a la nación, basta con partir del reconocimiento y la protección
de las libertades básicas. Es absurdo hablar del derecho a disfrutar
servicios y mantener las prohibiciones de las libertades económicas para
poder sufragarlos.
No hace falta ser gurú para comprender que los sucesores hereditarios se
aferran al poder y manipulan con falsos espejismos para garantizar su
supervivencia. Su política sigue ajena a las perentorias necesidades de
las personas.
Las medidas adoptadas por estos días reconocen derechos protegidos desde
antes por la legislación vigente en el país y que, de modo ilegal e
inmoral, se prohibieron por decretos. No se vería como una victoria en
España, Martinica o Chipre que sus ciudadanos puedan acceder a los
servicios turísticos de sus respectivos países, o comprar ordenadores y
DVDs.
El gobierno sigue sordo a los reclamos de la población, poco se habla de
soluciones reales a los problemas neurálgicos con afectación general
como la vivienda, el transporte, la alimentación, de eliminar las
restricciones a las libertades económicas, políticas, civiles.
Menos aún se les exige responsabilidad a los dirigentes "iluminados" que
llevaron al extremo el deterioro de la situación nacional, algunos de
los cuales se presentan en estas circunstancias como la nueva
alternativa para salir de la crisis.
¿Qué sucederá ahora con los miles de jóvenes que cumplen sanción en las
prisiones por el "delito" de merodear cerca de las instalaciones
turísticas? ¿Alguien les pedirá disculpas a esos jóvenes o a sus
familias? ¿Saldrán de libertad inmediata o seguirán considerados como
peligrosos sociales por los gobernantes?
Es obvio que las "medidas liberadoras" no son de beneficio popular sino
que privilegian a limitados sectores de la sociedad, entre ellos a los
"sacrificados" comunistas que cruzan los dedos mientras hablan de
igualdad, de justicia social y, por supuesto, insisten en pedirle al
pueblo que se colme de paciencia y espere otro medio siglo para alcanzar
condiciones elementales de vida.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=14717
No comments:
Post a Comment