Trabajar por la izquierda
'Esperar y tener fe', la frase que más se repite en Cuba ante las
obviedades de la prensa oficial sobre el empleo.
Javier Gómez, La Habana
miércoles 5 de diciembre de 2007 6:00:00
Luis abre el diario Granma y casi por inercia repasa cada uno de los
titulares. Sabe que detenerse más allá del primer párrafo es un lujo que
no se puede permitir. "Hoy será un gran día", se dice, y comienza a
andar por la ciudad que despierta.
"¡La prensa!". Son cientos los ciudadanos que se dedican a (re)vender
periódicos y revistas. Aunque la policía lo sabe, es un oficio que
parece ser uno de los tantos "rescatados" del pasado.
Pero este es quizás el caso menos crítico. Desde el mismo amanecer
comienza a desfilar el hervidero de vendedores ambulantes por los
repartos más importantes de La Habana, Cienfuegos, Cauto el Paso,
Baracoa… Las ventas van desde productos en alguna medida conservadores,
como pueden ser escobas o cloro, hasta otros que dejan sin aliento al
más furibundo dirigente, pues, ¿de dónde una persona obtiene leche en
polvo, helado, carne en conserva, cable eléctrico…?
Secreto a voces
Un reciente artículo titulado "Empleo juvenil en Cuba ¿el cuento de
nunca acabar?", publicado por el diario oficialista Juventud Rebelde, ha
puesto el dedo en una llaga que hace bastante tiempo todos pueden ver, a
pesar del contumaz esfuerzo gubernamental por ocultarla.
El artículo de marras se detiene en la evidente desproporción que existe
entre los datos oficiales sobre el desempleo y la realidad del día a día
en la Isla.
Reconocer que "las cifras nunca son el reflejo de la realidad" es un
hecho que para nada constituye una valentía de los periodistas ni los
editores del órgano de prensa juvenil.
Se trata de una situación que se ha ido de las manos del gobierno. Ahora
allana el terreno para publicar más adelante lo que será la mentira del
(fin de) año: en Cuba el desempleo es insignificante.
Con una inocencia que sorprende al más crédulo de los cubanos, se
comienza a reconocer los puntos débiles de un sistema que ha sustentado
su economía en una irracional inestabilidad, tanto productiva como
salarial, y todo ello repercute en la abulia, que hoy es el símbolo de
la sociedad.
Fidel Castro intentó ocultar esa realidad hace algunos años, cuando creó
la llamada "universalización de la enseñanza". A partir de ese programa
matricularon en las universidades muchos de los jóvenes desvinculados
del trabajo y así la cifra comenzó a bajar, tan drásticamente que se
convirtió en parte del choteo, muy oportuno en nuestra vida.
Como casi todas las ideas para "fortalecer" la sociedad, el tiempo se
encargó de transformarla en puro espejismo.
Hoy, la aplastante verdad ha hecho que el gobierno reconozca que hay
cientos de miles de desempleados en el país. A partir de este momento
impondrán medidas coercitivas para "vincular" a cuantos puedan, y
pregonar así los tan cacareados logros sociales.
¿Por qué no trabajas?
"Lo cierto es que cada día más personas se dan cuenta de que es más
cómodo dedicarse al negocio que trabajar para 'el tipo'", comenta
Ulises, quien aprendió a remendar zapatos, luego de haber trabajado por
espacio de treinta años en Educación.
"Ahora trabajo para mí y gano mucho más que cuando tenía que reventarme
en un aula", reconoce.
Al margen de quienes escogen un oficio y se "patentizan" o no, existe un
número cada vez mayor de personas que simplemente pregonan productos por
la calle y recorren el barrio, el pueblo y el país, para sobrevivir a
una crisis que no ofrece tiempo para el mejoramiento del ciudadano.
Ya resulta imposible encontrar ciertos tipos de oficios respaldados por
el gobierno. Si quieres reparar un colchón, una persiana, un fogón,
tienes que buscar a los especialistas en sus casas.
"Yo no trabajo con el gobierno, porque te pagan en un mes lo que me
busco en una mañana en mi casa", afirma Miguel, un albañil que ahora se
busca la vida por cuenta propia y sin patente. Trabajó en la
construcción más de diez años y los últimos cinco fueron en Varadero,
pero dice que no vuelve "a pinchar con esta gente".
La mayoría de los desvinculados, sobre todo los jóvenes, aseguran que es
difícil encontrar un buen trabajo, porque esos ya tienen nombre, sea por
nepotismo o por la cantidad de dinero que puedes ofrecer por ellos.
Lo que sí parece claro es que las ofertas del aparato estatal son tan
anticuadas como la concepción misma que las genera. Hay muchos jóvenes
que estudian en la universalización de la enseñanza, pero muchos de
ellos lo hacen para evadir los clásicos cercos estatales.
"Estoy en tercer año de Psicología y las clases son un vacilón, tengo
toda la semana para mover mis productos y viajar a otros pueblos para
buscar más mercancía. El sábado voy un ratico, mientras me dejen
tranquila voy a seguir en ese rollo".
La opinión de Yusney, de 23 años, es compartida por sus tres amigas, que
se dedican a vender ropa en los alrededores de las tiendas en divisas.
Para ellas ha sido una solución muy buena, porque entrar en el aro de
los planes gubernamentales de estudio significa también "legalizarles el
negocio", es decir, el estatus.
La historia infinita
Las calles parecen ser una eterna fiesta, con miles de jóvenes sentados
en los parques o en las aceras. Cuando alguien se les acerca, encuentra
por respuesta la indiferencia total hacia los proyectos ofrecidos por el
gobierno.
Van pasando los días y los meses, y cada vez más se convencen de que la
solución es esperar y tener fe. Esta última frase se ha convertido en el
bocadillo de la Cuba de hoy: "esperar-tener fe". Casi nadie dice algo
más allá.
Luis no ha entendido bien la noticia de la crisis entre Venezuela y
Colombia. Pide que alguien le esclarezca. Su compañero de dominó le
ofrece una frase de José Martí: "El trabajo nutre. La pereza encoleriza
y enloquece".
Mira fijamente desde su balcón a la ciudad y vuelve a preguntar con duda
por otro artículo, uno que habla sobre el empleo…
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/trabajar-por-la-izquierda/(gnews)/1196830800
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