Monday, November 05, 2007

MEDIDAS DISCIPLINARIAS VS. PRODUCTIVIDAD LABORAL, ¿ÚNICA OPCIÓN?

MEDIDAS DISCIPLINARIAS VS. PRODUCTIVIDAD LABORAL, ¿ÚNICA OPCIÓN?
2007-11-05.
Heriberto Portales Rodríguez, Activista Pro Derechos Humanos

"Se puede vivir de muchos modos, pero hay modos que no dejan vivir." F.
Sabates.

Ha sido una polémica constante el hecho de la baja productividad que se
ha enraizado en los trabajadores cubanos durante el continuo bregar de
la producción y los servicios.

Esto motivó que recientemente se pusiera en vigor un nuevo decreto que
no solo exige más disciplina laboral (puntualidad, asistencia,
permanencia en el puesto de trabajo, etc.), sino que también refuerza y
agrava las sanciones en caso de incumplimiento, queriéndose con esto
tratar de resolver este problema " por decreto". Sin embargo surge la
duda hasta que punto esta medida es efectiva para resolver la situación;
razonemos sobre esto.

En toda relación laboral (trabajador-empresa) se establece, sin mediar
un contrato legal, un contrato psicológico entre ambos contractuantes
(empleado-empleador) que se conforma con el conjunto de expectativas
mutuas (lo que cada cual espera del otro) entre el individuo y la
dirección de su centro de trabajo.

Este contrato por sí es cambiante a medida que cambian las necesidades y
circunstancias de ambas partes, lo cual convierte a esta relación
(individuo-empresa) en una continua valoración (por el primero) entre lo
que este cree que recibe y lo que piensa que aporta.

Cuando el trabajador llega a la conclusión de que existe un
desequilibrio en esta relación tiende a actuar impulsado por la
"disonancia cognoscitiva" derivada de dicha percepción de inequidad.

Con la finalidad de restablecer el equilibrio entre los valores en
juego, el trabajador puede emprender diferentes cursos de acción que
puede incidir en su autoestima o en su productividad, tales como:

- Disminuir su rendimiento cumpliendo únicamente su horario de
trabajo (o sea fingir que trabaja).

- En el caso de que el salario devengado sea por unidades
producidas, puede aumentar su frecuencia de producción (producir más)
atentando en contra de la calidad de lo que produce.

- Modificar la percepción de sí mismo o de los demás, dedicándose
entonces al hurto, malversación, apropiación indebida u otras
actividades delictivas con el fin de aumentar sus beneficios.

- Dejar de asistir diariamente al trabajo para dedicarse a otra
empresa (casi siempre de carácter ilícito) más lucrativa.

- Sencillamente abandonar el centro de trabajo, en búsqueda de
mejoras salariales.

Si se atienen a estos presupuestos, podemos coincidir en que la mejor
forma de solución no es la imposición de medias disciplinarias que a la
corta y a la larga han demostrado que son completamente ineficaces para
resolver de una vez y por toda este problema.

Sino que se debe pensar en como lograr buscar una paridad entre salario
y beneficios sociales, establecer mejores mecanismos de estimulación,
reajustar las políticas de capacitación y promoción, reconocer la valía
de cada trabajador por individual y el colectivo en general, interesarse
más en el individuo como persona que como trabajador, y por último,
entre otras cosas, establecer un sistema de relaciones transparentes a
nivel de empresa.

Con las medidas disciplinarias solo se podrá lograr, en todo caso,
resultados de rendimientos aceptables (laborales) pero nunca resultados
óptimos (profesionales) ya que en estos últimos lo que incide
verdaderamente es el orgullo de hacer las cosas con sentido de
responsabilidad y la expectativa de la relación directa entre esfuerzos
productivos y estimulación económica. Por lo tanto lo que verdaderamente
se impone es un replanteo de los valores compartidos y no el diseño de
medidas disciplinarias más exigentes.

Estas son cuestiones que deben ser sometidas a ensayo durante la
ejecución de la actividad productiva y evaluar el efecto de las mismas
con el fin de establecer las de forma permanente, pero... si con esto no
se resuelve los problemas que presenta la eficiencia laboral, entonces
no quedara más remedio que llegar a la triste conclusión de que algo no
funciona y podremos afirmar con certeza y convicción, sin ningún tipo de
retórica, en puro lenguaje castizo, como nos enseñaron nuestros
antepasados, que entonces: ¡Estamos muy jodidos!

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=12489

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