Wednesday, November 07, 2007

El hombre que venía de Santiago

Represión
El hombre que venía de Santiago

José Gabriel Ramón Castillo, fundador del Instituto de Cultura y
Democracia y condenado a 20 años de cárcel, está gravemente enfermo.

Raúl Rivero, Madrid

miércoles 7 de noviembre de 2007 6:00:00

El poeta y periodista José Gabriel Ramón Castillo tenía una manera
singular de burlar el dispositivo policial que lo vigilaba en su querida
ciudad de Santiago de Cuba. "En estos días voy a mandar un hombre a La
Habana a buscar libros", decía una mañana por teléfono. Y dos o tres
días después llegaba —nocturno y agotado— en uno de aquellos trenes que
resoplan y dan tánganas en todos los cruceros de la línea central.

Llegaba con unos maletines llenos de papeles: artículos, poemas,
proyectos de concursos literarios, sueños soñados en las esquinas de
libertad que él y un grupo de amigos conquistaron para instalar el
Instituto de Cultura y Democracia. Esa era la institución que fundó y
dirigió en el Oriente cubano.

Allí publicaban sus boletines con noticias y textos de creadores de la
región y de todo el mundo cultural. Sin exclusiones, plurales y abiertos
al diálogo y al debate, como la sociedad por la que lucharon (y luchan)
a cara descubierta frente a la dictadura.

Castillo promovió en esos apartados libres el famoso Premio Arrecife.
Llegó a hacer tres convocatorias y dio a conocer las voces de nuevos
escritores que surgían en la provincia. Con ese galardón también sacó de
las sombras la obra de algunos autores conocidos, que el régimen había
lanzado de un plumazo a lo hondo de la Fosa de Battle, que está ahí, en
la costa sur, como un embudo negro que no tiene fin.

José Gabriel Ramón Castillo iba a la capital a entrevistarse con sus
amigos. A buscar unas hojas de papel, unos bolígrafos, revistas y a
llevarse todas las cajas de libros que pudiera. "No me importa si son
viejos o nuevos", decía, "los libros no tienen edad y hasta en los más
mediocres hay algo que aprender".

Muriendo a retazos

Su Instituto de Cultura y Democracia, que comenzó a funcionar a mediados
de la década del noventa, era un enclave molesto para la burocracia del
totalitarismo y para los policías. Un sitio plural y transparente que
ofrecía conferencias y discusiones semanales sobre temas candentes. Un
lugar donde se podía opinar con decencia y altura sobre cualquier asunto
y donde no había libros censurados, ni temas prohibidos para la literatura.

Por eso, y por sus artículos lúcidos y sin máscaras escritos sobre la
realidad cubana, José Gabriel Ramón Castillo, Pepín, fue condenado a
pasar 20 años en la cárcel durante la llamada Primavera Negra de 2003.

Después de una mansión inicial en una de las cárceles más duras del
sistema, el Pre de Santa Clara, Castillo fue trasladado a la prisión de
Boniato, en su provincial natal.

Ahí está. Enfermo grave después de cuatro años de encierro. Con 50 años
de edad. Diabético y con cirrosis hepática. Con hipertensión arterial y
problemas circulatorios.

Fue su esposa, Blanca Rosa Echeverría, quien denunció hace menos de un
mes que el prisionero no está recibiendo el tratamiento de insulina. Que
está muy mal y que la alimentación —como la de todos los presos— es muy
deficiente. Ella y toda la familia, sus amigos y compañeros, temen por
la vida del escritor cubano.

Él también. Este es un párrafo que hallé en una de las cartas que pudo
sacar de la prisión: "Creo que se trata de algo cruel y sórdido en la
escalada represiva contra mi persona, caracterizado en los últimos
tiempos por ser más intensa. Presiento que todo esto va terminar en una
agresión física porque lo veo en el rostro del oficial de la seguridad
que viene a verme y en el de los carceleros, quienes han visto en mi
labor cívica, no el oportuno señalamiento para que acaben los atropellos
en esta prisión, sino al enemigo de sus intereses; por eso temo, y me
encomiendo a Dios para pedirle que se apiade de sus almas".

http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/el-hombre-que-venia-de-santiago/(gnews)/1194411600

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