2007-09-17.
Oscar Espinosa Chepe, Economista y Periodista Independiente
La Habana, 12 de Septiembre de 2007.- El curso escolar 2007-2008 comenzó
el pasado 3 de septiembre. De nuevo, las aulas desde preescolar hasta
las universidades se llenan de estudiantes. Indudablemente, con
posterioridad a 1959 el sistema educacional cubano recibió un gran impulso.
Tempranamente se inició un amplio proceso de alfabetización, con
programas sucesivos para que se alcanzara el 6to grado de escolaridad,
enviándose maestros a todos los rincones del país. Muchos jóvenes de
extracción humilde pudieron cumplir sus sueños de estudiar en
universidades, incluidos prestigiosos centros superiores europeos.
Desconocer estos hechos sería un error. Sin embargo, la propaganda
oficial en el desmesurado afán de realzar estos hechos, no ha tenido en
cuenta que los avances obtenidos en alto grado fueron posibles por las
condiciones creadas por anteriores generaciones. Ya en el Siglo XIX se
contó con el Padre Varela, Luz y Caballero, Mendive, Saco, Martí y una
larga lista de ilustres maestros con fuerte impacto pedagógico en
aquellos tiempos; proceso continuado en el Siglo XX por Estrada Palma,
Varona, Ortiz, Mañach y otros, incluidas personalidades de la izquierda
cubana, todo lo cual hizo que la educación cubana hasta 1959, a pesar de
sus limitaciones e imperfecciones, fuera de las más eficaces y
progresistas de la región, logro alcanzado abrumadoramente mediante la
gestión pública. Quien dude de ello, puede recurrir a las estadísticas
de Naciones Unidas para comprobarlo.
Adicionalmente, las circunstancias económicas fueron favorables por la
fuerte subvención recibida durante decenios de la Unión Soviética y
otros países del este de Europa, que permitieron inversiones colosales
en la educación cubana, sin las cuales hubiera sido imposible el
desarrollo obtenido.
Hay que destacar que si hubo progreso educacional y posibilidades para
todos los cubanos, también existieron errores, presentes todavía, como
la excesiva politización, acompañada de la aplicación de dogmas
resultantes en daños muy sensibles a la calidad de la educación
impartida, muy especialmente referente a la formación en materias
humanísticas.
Con la caída del bloque soviético y la pérdida de las subvenciones, la
sociedad cubana entró en una crisis que ya dura 18 años, donde la
educación no ha estado exenta de duras afectaciones, causante de
regresión en la instrucción, esencialmente en el aspecto cualitativo.
No es un secreto para nadie que ha habido una deserción masiva de
personal docente hacia otras áreas productivas o de servicios, en busca
de mejores condiciones laborales e ingresos monetarios más altos para
enfrentar la crisis. Este problema ha querido ser contrarrestado con la
formación masiva de estudiantes en forma emergente para llenar las
plazas vacantes. Preparados apresuradamente, sin la experiencia ni
madurez debidas y, en ocasiones carentes de vocación, por muy esforzados
que sean, no han podido sustituir a docentes con preparación adecuada y
experiencia.
Esto ha resultado en la baja calidad de las clases impartidas y la
imposibilidad de transmitir valores humanos, disciplina y respeto;
situación tan evidente que hasta el diario Juventud Rebelde lo ha
reconocido en el artículo ¨La Edad de la Chancleta¨, el 5 de agosto
pasado. Escenario complicado con la introducción de ¨novedosas¨
concepciones pedagógicas a través de la formación de maestros integrales
en la enseñanza media, quienes deben impartir prácticamente todas las
materias, sin especialización alguna.
A esto se une el fuerte rechazo entre los jóvenes al estudio de la
carrera pedagógica, porque no ven futuro en ese campo. Dado este
lamentable panorama, la ciudad de La Habana ha recibido miles de jóvenes
del interior del país, especialmente de las provincias orientales, para
impartir clases, quienes aprovechan esa oportunidad para llegar a la
ansiada capital y salir de las aún más asfixiantes condiciones de provincia.
A lo anterior se agrega el desinterés de los jóvenes a formarse como
profesionales ya que recibirían miserables salarios, insuficientes para
una vida digna, al tiempo que los maleteros o sirvientes en los hoteles
para extranjeros pueden ganar en un día lo que ellos no recibirían como
médicos, ingenieros o licenciados en un mes.
Como consecuencia, muchos graduados universitarios y especialistas hoy
optan por laborar en cualquier actividad menos aquella para la que se
formaron, lo cual causa la pérdida de la inversión realizada y la
desvalorización del capital humano creado, fenómeno potenciado por la
carencia de información científico-técnica actualizada y las
prohibiciones en vigor respecto al acceso a Internet para los cubanos.
Aún el país está a tiempo de recuperar los niveles logrados en la
educación por muchas generaciones de cubanos e, incluso, los avances
obtenidos después de 1959. Sin embargo, la solución no radica únicamente
en la corrección del rumbo en la política educacional a través de un
sistema libre de dogmas, donde los jóvenes puedan formarse con libertad
de pensamiento y en un clima de tolerancia, sino también dependerá de la
urgente aplicación de cambios económicos a nivel de toda la sociedad que
permitan financiar los recursos demandados por este estratégico sector,
en particular de requerimientos humanos mediante salarios reales
atrayentes y el rescate de la consideración social al maestro, que nunca
debió perderse.
Los tiempos de globalización actuales, con sus cargas de acelerada
competitividad, exigen una priorizada y esmerada educación de las nuevas
generaciones y de toda la ciudadanía. Son momentos de definiciones,
desconocerlo puede acarrear consecuencias fatales para el destino nacional.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11643
No comments:
Post a Comment