2007-09-17.
Miriam Leiva, Periodista Independiente
La Habana, 12 de Septiembre de 2007.- Imposible resulta afirmar que un
ser humano no necesita la cultura. ¿Quién la creó, si no el hombre en su
proceso de desarrollo? Pero la cultura se debe apreciarse libremente; no
ser impuesta y parcializada.
Silvio Rodríguez eminente cantautor cubano parece olvidar la época en
que él con sus hermosos y profundos versos se abría espacio, con mucha
dificultad y ayuda de personas de mente amplia y valor, en la atmósfera
asfixiante de represión y injurias a la creación cultural.
Lamentablemente, Silvio se ha apartado tanto de la realidad de Cuba que
olvida que "Cultura es el conjunto de conocimientos que permite a
alguien desarrollar un juicio crítico. Conjunto de modos de vida y
costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico,
industrial, en una época, grupo social, etc., según el Diccionario
Esencial de la Lengua Española, de la Real Academia.
No se trata de llevar de manera paternalista y dirigida determinados
cantantes o grupos musicales a una prisión un día, o imponer a todos los
reos la lectura, las conferencias y el plan de "reeducación" ideológica
que dictaminen las autoridades. Los prisioneros de conciencia y
políticos pacíficos cubanos lo son por pretender ejercer sus derechos
fundamentales, en este caso los Artículos de la Declaración Universal de
Derechos Humanos de la ONU 18 –libertad de pensamiento, de conciencia…-,
19 –libertad de opinión y de expresión…-, y 27–tomar parte en la vida
cultural de la comunidad, a gozar de las artes…
Sin embargo, en las cárceles cubanas se censura la lectura, la
correspondencia y los escritos, y no se permite el libre acceso a la
información, incluido poseer radios, y mucho menos computadoras o
Internet, del que gozan los prisioneros, incluidos cubanos, en la mayor
parte del mundo en el Siglo XXI.
Si Silvio Rodríguez se preocupa tanto por los presos en Cuba, debería
visitar las cárceles al azar; su prerrogativa de diputado en la Asamblea
Nacional del Poder Popular seguramente facilitaría su ingreso y la
conversación en privado con los reos tanto comunes como de conciencia y
políticos, sin limitaciones ni preparación previa.
También debería conversar con los familiares, en particular con las
Damas de Blanco. Entonces comprendería a quienes le recomiendan que
antes de proponerse únicamente llevar la cultura allí, se esfuerce por
que se cumplan al menos las Normas Mínimas de Tratamiento de Prisioneros
de las Naciones Unidas.
Resulta indispensable que los reos se alimenten, vivan y sean tratados
como los seres humanos que son; sin hacinamiento ni tener que dormir en
el suelo, con agua potable sin larvas ni fango, sin alimentos escasos y
en mal estado, sin colonias de mosquitos, cucarachas, chinches y ratas,
sin tuberculosis y otras serias enfermedades, con asistencia médica
adecuada y los medicamentos requeridos. Deben estar separados los presos
políticos de los comunes y sin lejanía de cientos de kilómetros de sus
hogares para castigo también de sus familiares; con puesto médico
permanente y garantías de teléfono, incluida la Prisión Kilo 8 de Pinar
del Río, por ejemplo.
Tan importante resulta que se cumpla la Declaración Universal en los
Artículos 10 –toda persona tiene derecho, en condiciones de plena
igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal
independiente e imparcial…-, 11 –toda persona acusada de delito tiene
derecho…en un juicio público en el que se le hayan asegurado todas las
garantías necesarias para su defensa-, 12 –nadie será objeto de
injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o
su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación-, 20
–toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación
pacíficas…¨ José Martí señalaba: "Y es duro y es tremendo tener que
arrepentirse de no haber sido justo, cuando la justicia podía evitar la
muerte de los hombres."
Los presos todos sí necesitan la cultura. Pero no recibirla esporádica y
selectivamente, sino participar en el proceso vivo y consciente de la
creación. Martí se refería a ella como nutricia del ser creativo, en
interacción y estrechamente vinculada a la justicia y la libertad.
Manifestaba que "…la madre del decoro, la savia de la libertad, el
mantenimiento de la República y el remedio de sus vicios, es, sobre todo
lo demás, la propagación de la cultura."
Silvio Rodríguez puede estar imbuido de las mejores intenciones, pero
llevar algo de cultura a las cárceles no resolverá las difíciles
condiciones y los terribles problemas existentes allí. Todo al unísono
debe solucionarse. Estamos hablando de seres humanos. La reconciliación
entre los cubanos debe comenzar por la liberación de los dignos
prisioneros de conciencia y políticos pacíficos, en este momento crucial
para nuestra Patria.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11642
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