2007-09-16.
Guillermo Morales Catá, Corresponsal en Barcelona de Misceláneas de Cuba
De aquí a unos años, cuando triunfe la democracia en Cuba, el Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) –en el poder- nos hará creer que la
política que hoy aplica hacia Cuba fue una simple
"transculturalización", como nos hacen ver todos los días sobre el
descubrimiento de América 500 años antes.
Algunos lectores y analistas, políticos o historiadores pensarán que
estoy exagerando el tema o incluso, tergiversando la historia o en el
mejor de los casos; que no me entero de nada. En cambio, quienes hoy
sufren en las cárceles cubanas o están presos en sus propias casas bajo
una férrea vigilancia castrista, tal vez no opinen lo mismo. Tampoco
pensarán lo mismo aquellos que tengan como único compromiso, la
instauración de un auténtico sistema democrático en la Isla, o algo que
se le parezca.
Podríamos analizar la política exterior hacia Cuba del Gobierno de José
Luis Rodríguez Zapatero desde que tomó posesión del cargo el 16 de abril
del 2004. El quinto jefe de Gobierno español desde la restauración de la
democracia en este país, con la aprobación de la Carta Magna hace casi
30 años. Asimismo, es el segundo socialista que ocupa el cargo, después
de Felipe González, que llevó las riendas del Ejecutivo español entre
1982 y 1996.
Pero no iremos tan lejos porque corremos el riesgo de hacer un análisis
demasiado extenso. A fin de cuenta, no será necesario retrotraernos tan
lejos. Basta con ver las acciones de los últimos meses del ejecutivo
español.
Primero fue cuando hace apenas unos meses, el Ministro de Relaciones
Exteriores Migue Ángel Moratinos, se desplazó a La Habana, en visita
oficial que duró dos días; acompañado de las secretarias de Estado para
Ibero América, Trinidad Jiménez, y Cooperación, Leire Pajín.
La visita, fue primera de un titular español de Exteriores a la isla
desde 1998 y la primera también de un canciller europeo desde la crisis
que estalló entre La Habana y Bruselas en 2003, cuando el bloque
comunitario endureció su política hacia Cuba en protesta por la
ejecución de tres secuestradores y las condenas a 75 disidentes.
Y aunque la agenda contemplaba asuntos de interés bilateral,
cooperación y relaciones económicas, incluía asimismo un "amago" de
acercamiento hacia situación de los derechos humanos en la isla. Pero el
"amago" se quedó en eso. Fue una cortina de humo para distraer a la
Unión Europea y a la opinión pública internacional. Porque al final,
Moratinos ni se encontró con la disidencia interna ni tuvo la valentía
moral de decir las cosas por su nombre.
"El gobierno siempre ha procurado mantener contacto permanente, fluido y
periódico con todos los sectores de la sociedad cubana, lo hemos hecho
antes y queremos seguir haciéndolo", dijo, mientras, Trinidad Jiménez,
durante un encuentro con corresponsales españoles en La Habana.
Y así pasó la visita del canciller español a La Habana, sin penas ni
glorias. Eso sí, el Ministro se sintió "contagiado" por el supuesto
carisma de Raúl Castro, con quien se reunió y cenó. Y porque no eran
rusos ninguno de los dos, porque en caso contrario, hasta se hubieran
besado.
Después Moratinos llegó a España, convocó a representantes del exilio
político, se reunió en Madrid con la Secretaria de Estado norteamericano
Condolezza Rice y, intentando quedar bien con todos, prometió negociar
con el régimen de los Castro el tema de los derechos humanos.
Y hasta este instante, no hemos apreciado ni un solo gesto objetivo de
sus "buenas intenciones". Todo lo contrario, hace apenas unos días
vuelve Moratinos a decir que el diálogo entre España y Cuba sobre
Derechos Humanos y el restablecimiento previsto de la cooperación
española al desarrollo con la isla "caminan en paralelo".
La prensa le formuló la misma pregunta que a Leire Patín, secretaria
de Estado de Cooperación Internacional, cuando estos mismos días había
dicho que la cooperación española "no entiende de desarrollar su labor
si no se garantizan los derechos humanos". Por eso, dijo, el Gobierno
"siempre" tendrá "un diálogo crítico con todas las autoridades del mundo
para garantizar esos derechos humanos".
El Ministro dijo lo que mejor cree hacer en diplomacia, intentar quedar
bien con todos: "es importante no hacer vinculaciones ni
desvinculaciones" entre esos dos elementos que, "se enmarcan en el
enfoque global de la relación entre España y Cuba" y "están influyendo
uno y otro". Solo eso dijo. Una vez más, ninguna condena explícita a la
situación de la constante violación de los derechos humanos en la Isla.
Y claro está, volverá una nueva comitiva nuevamente a La Habana por
estos días, para una vez más hacerse la foto con uno u otro Castro. Con
el vivo que está vivo y con el "muerto" si está vivo también. Y volverán
a recibir palmaditas a la espalda, y se pondrán las mejores galas y
habrán recepciones oficiales, y hablarán de la inversión extranjera en
la Isla y poco más. La situación de los derechos humanos es un tema
espinoso e incómodo para el ejecutivo de Zapatero.
Al respecto, el disidente Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano
Liberación, ha manifestado su desacuerdo con esta política porque
"constituye un cheque en blanco para que continúen las violaciones de
los derechos humanos".
La "actitud" del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) "no
está contribuyendo a una transición pacífica en Cuba". "No nos oponemos
a la cooperación humanitaria, pero el mayor bien son los derechos del
pueblo de Cuba y si el Gobierno español deja de lado eso creemos que no
contribuye ni al mejoramiento de los derechos humanos en Cuba ni al
ambiente de una transición pacífica", dijo Payá.
Para el opositor cubano, el reinicio de la cooperación, "la ausencia de
expresiones públicas de condena a violaciones muy concretas" y la
disminución en los contactos del Gobierno español con la disidencia
interna apuntan a "una cierta aceptación del estatus que existe en Cuba".
Por fortuna, cada vez son más las voces en el mundo que denuncian
políticas como las del ejecutivo español. "Fue el gobierno español de
Canovas del Castillo quien desarrolló una política colonial basada en la
represión a los partidarios de la independencia cubana. Algo que se
repite nuevamente. Esta vez contra los partidarios y defensores de una
Cuba libre y democrática. El nuevo tipo de represión se camufla en el
desprecio y la omisión a las demandas democráticas y de respeto a los
derechos humanos" –dice hoy un editorial del prestigioso Diario de América.
"El gobierno español no reprime directamente como en la guerra que acabó
dándole la independencia a Cuba, pero sí que le sirve de soporte a un
régimen dictatorial que más temprano que tarde caerá. No perderá esta
vez una colonia, pero si perderá otras muchas cosas. Lo único que si es
seguro que ganará es el aborrecimiento del que fue un pueblo oprimido,
un pueblo que le será difícil referirse a España como la "Madre Patria".
La tiranía cubana ha provocado directa e indirectamente decenas de miles
de muertos. España entra en el mismo grado de corresponsabilidad que
tiene el tirano para con su pueblo ayudándole como lo hace en la
actualidad. Parricida en vez de madre, quizás sea, gracias al gobierno
de Zapatero, una consideración más adecuada", añade el excelente artículo.
Pero la política de cooperación del Gobierno español con La Habana no se
limita a su política exterior. Sin ningún tipo de escrúpulos, hace
apenas unas horas, la delegación del Partido Socialista en Barcelona
aprobó el gasto de 80 mil euros para una exposición del Che Guevara,
decisión que, evidentemente, no contó con el apoyo del Partido Popular
(PP) que manifestó su total rechazo a través de su representante Alberto
Fernández Díaz.
Fernández Díaz denunció que el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu,
pretende imitar la política exterior del presidente del Gobierno
español, "con una exposición que es más propia de la Venezuela de Chávez
o la Cuba de Castro que del Ayuntamiento de Barcelona".
Esa es la otra cara de la España "mediadora", la del Partido Popular
que, también esta misma semana exigió al Congreso una condena explícita
del Gobierno de España a Fidel Castro, "Si Pinochet fue un dictador, y
por ello condenable, y Allende un héroe de la libertad, y por ello
encomiable, explíquenme señores de la izquierda por qué extraño
estrabismo político no pueden contemplar una condena a la dictadura que
hoy sufre el pueblo cubano", afirmó el diputado Jorge Moragas,
responsable de Relaciones Internacionales del PP.
Moragas consideró que el concepto y el valor de la libertad es siempre
el mismo y no debería cambiar, tras lo cual reprochó al PSOE y al resto
de fuerzas de izquierda en el Congreso que no tengan una sensibilidad
"unívoca y auténtica ni una intensidad pareja" a la hora de defender la
libertad y la democracia en todas partes, como es el caso de Cuba.
Pero es como si el fantasma de esa política de coqueteo a dos bandas del
socialismo español calara hasta en todos los consistorios donde gobierna
el PSOE. En Badalona, un municipio separado de Barcelona por el río
Besos, el Ayuntamiento ha decidido ponerle el nombre de Che Guevara a
una de las paradas de la nueva línea de metro que se construye. Y hasta
patrocinan actos de celebración por el "Día de la Rebeldía Nacional de
Cuba", el 26 de julio.
La alcaldesa de Badalona, Maite Arqué Ferrer, al ser consultada por
Misceláneas de Cuba, dijo que ese apoyo "se corresponde con los
históricos lazos que unen a nuestros pueblos" y manifestó la voluntad de
su Ayuntamiento en seguir dando soporte a este tipo de actividades.
Por si fuera poco, el ejecutivo español también ha decidido blindar sus
fronteras. Hasta hace un par de años, Moscú era la vía "express" que se
puso de moda para salir de Cuba, hacer escala en España y quedarse en
este país. Acuerdos bilaterales entre la extinta Unión Soviética y la
Isla eximen a los cubanos de la obligatoriedad de una visa para entrar a
Rusia. No fue de extrañar entonces que en un solo día llegaron a
concentrarse más de 200 cubanos en el Aeropuerto madrileño de Barajas a
la espera de asilo político o humanitario. Así fue hasta que España
impuso la necesidad de visa para hacer escala en su territorio.
Curiosamente, pareciera que el PSOE no tiene en cuenta los últimos
datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) que estima en más de
20 mil el número de cubanos que reside legalmente hoy en España. También
olvidan que solo bastan dos años de residencia legal para que un cubano
acceda a la doble ciudadanía y una vez convertido en ciudadano español,
es un considerable puñado de votos para unas elecciones generales que
están previstas para el próximo año.
La gran pregunta es el cómo es posible que un estado democrático como el
español forme parte del juego de los hermanos Castro. No importa la
militancia, si derechas o izquierdas, ecologistas o antitaurinos,
defensores del cannabis o nacionalistas. Lo que importa es el
convencimiento de que esa democracia tiene que expandirse. Y llegar
lejos, llegar a Cuba. Y no es precisamente con sonrisas y coqueteos el
camino más rápido. Total, a fin de cuentas, si unos dan petróleo a
cambio de que se vuelvan de izquierdas, otros donan médicos a cambio de
que voten a la izquierda en América Latina y otros exportan revoluciones
de forma descarada, pues tampoco estaría mal exportar un poco de democracia.
Pero todo esto da igual si es que acaso importa. Ver para creer. De aquí
a unos años, cuando triunfe la democracia en Cuba, el Partido Socialista
Obrero Español (PSOE) nos hará creer que la política que hoy aplica
hacia Cuba fue una simple "transculturalización". O tal vez no haya
necesidad de esperar tanto. Los electores dirán la última palabra el
próximo año.
No hay que leer entre líneas ni ser un experto en política. A los hechos
me remito. Los españoles son muy dados a hacer "la prueba del algodón".
Y en este caso, créanme, el algodón no engaña.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11625
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