CUBA DESPUES DE FIDEL CASTRO ¿HACIA DONDE?
El Semanal Digital
España
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José F. Sánchez
Analista
Jefe de Buró
Cuba
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Noviembre 23, 2006
La grave enfermedad que ha afectado a Fidel Castro ha puesto de relieve
que el final del dictador más longevo del mundo puede estar cerca. El
público conocimiento de su estado de salud ha servido como ensayo
general del régimen para cuando biológicamente se produzca su desaparición.
La situación económica cubana, angustiosa tras la descomposición de la
Unión Soviética, hizo que la vida para el pueblo cubano fuese durísima
durante más de una década. Pero hoy dicha situación ha experimentado
cambios positivos. La aparición de Hugo Chávez ha permitido la inyección
de recursos fundamentales para la economía cubana. La cooperación
triangular de Cuba, Venezuela y China en el tratamiento de minerales, la
alianza con Bolivia, la abierta simpatía de Néstor Kirchner o la
colaboración con Irán han dado un respiro muy hondo al régimen.
A fecha de hoy, la consigna para cuando muera Castro es la dirección
colegiada, dada la también avanzada edad de Raúl Castro. Históricamente
todas las especulaciones sobre ascensos al poder en los sistemas
marxista-leninistas han ofrecido una amplia gama de fracasos, dado el
secretismo que les resulta inherente. Cuba no va a ser una excepción, y
a pesar del convencimiento de los dirigentes del partido y de su aparato
propagandístico, la solución de la dirección colegiada suele dar lugar a
enfrentamientos entre sus componentes y a la aparición de un dirigente
caracterizado.
Sin embargo hoy existen casos concretos donde a pesar de destacar un
líder, éste no es un dictador absoluto e incontestable, sino un primus
inter pares. Ejemplos: los de Jiang Zemin y su sucesor Hu Jintao en
China, primeras figuras de un reducido comité permanente del politburó y
-a pesar de un inevitable, pero muy reducido, culto a la personalidad-
con un poder equilibrado con los ocho miembros restantes de dicho comité
permanente del politburó. Asimismo Vietnam representa el paradigma
representativo de un futuro sin Castro: tras la desaparición de Ho Chi
Minh como personalidad absolutamente por encima de cualquier discusión,
la implantación de una dirección colegiada subsiste hoy con una
relativamente bien asentada estabilidad.
El aparato dirigente del partido comunista cubano puede aspirar a ir
introduciendo un sistema bastante similar al vietnamita. ¿Quiénes serían
entonces los componentes de esa dirección colegiada cubana?
Con las reservas de rigor no puede por menos de citarse entre los
miembros del Buró Político del Partido Comunista a Ricardo Alarcón ,
presidente de la Asamblea Nacional; José Ramón Balaguer Cabrera,
ministro de Salud; Juan Almeida Bosque, quien posee el mítico título de
Comandante de la Revolución; a otro destacado histórico, José Ramón
Machado Ventura; Carlos Lage Dávila, vicepresidente del Consejo de
Estado, quien tiene además a su cargo la economía del país; a un hombre
sumamente influyente, forjado desde su juventud en torno a Fidel Castro,
el canciller Felipe Pérez Roque; y a Francisco Soberón, presidente del
Banco Nacional.
Pertenecientes a la nomenclatura del régimen y con destacadas
responsabilidades en sus respectivas áreas, aunque sin la importancia de
los reseñados, están Pedro Ross Leal, los generales Julio Casas
Regueiro, Abelardo Colomé Ibarra, Ramón Espinosa Martín , Ulises Rosales
del Toro, u otros componentes civiles como Concepción Campa Huerga,
Yadira García Vera, Pedro Saez Montejo, Jorge Luis Sierra López , Abel
Prieto Jiménez o Esteban Lazo Hernández.
Suponiendo que se produjese esa situación equivalente a la China o a la
de Vietnam con una dirección colegiada, bastante más aperturista en lo
económico, pero conservando políticamente firme la estructura
marxista-leninista atemperada en sus actos externos e internos, es
posible que hubiese una mejoría significativa en las relaciones con
Europa. En cuanto a Estados Unidos, si con una militancia abierta en
contra del régimen cubano como la de George W. Bush no se ha llegado a
una escalada abierta de confrontación, no parece difícil que a la muerte
de Castro disminuyese la hostilidad.
¿Podrá decirse entonces de esa hipotética y futura dirección colegiada
que algo habrá de cambiar para que en el fondo nada cambie?
http://www.lanuevacuba.com/nuevacuba/notic-06-11-2200.htm
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