POLITICA
¿Y si muero primero?
Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba - Junio (www.cubanet.org) - Por estos días todo el
aparato burocrático del estado cubano ha felicitado al vicejefe Raúl
Castro Ruz en su onomástico setenta y cinco.
Sin embargo, no me interesa hablar de este hombre. Creo que el articulo
"El vice en jefe", del colega González Febles, resume muchas ideas que
los demócratas tenemos sobre quien supuestamente deberá ser el sucesor
de Fidel Castro.
Mientras se reafirma su condición de vicejefe y de sucesor, surgen las
siguientes preguntas: ¿Y si el sucesor designado decide "irse del
parque" primero? ¿Cuáles serian los escenarios a los que se enfrentaría
la nación?
La mayoría de los hombres y mujeres, miembros del Consejo de Estado y de
Ministros, son personas mayores de 60 años. Sin incluir a los generales
de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior; a los comandantes
de la Revolución y a los llamados históricos que presiden el Buró
Político y el Comité Central del Partido Comunista.
Es muy posible que por estar cercenada en sus libertades por individuos
mayores, la sociedad cubana no visualiza la edad del vicejefe.
La sociedad cubana deberá sufrir un deterioro político como el que
sufrió la URSS a principios de los años ochenta y que desencadenó la
perestroika y la glasnost.
En la Unión Soviética, luego del fallecimiento de Brezhnev, se desató
una cadena de muertes de los más importantes hombres del Partido y del
gobierno, que volvió irreversible el proceso de ruptura generacional. En
tres años murieron tres presidentes (Brezhnev, 1982; Andropov, 1983, y
Chernenko, 1985), y el cuarto presidente elegido, evidentemente una
solución de compromiso, un delfín de 54 años, se empeñó en modernizar la
sociedad y acabó con el comunismo.
Como la Rusia de 1985 era más burocrática y, aunque parezca ingenuo, más
apegada a su ley socialista, pudo haber una descomunizacion más suave,
diferente al terror que se impuso después de la muerte de Stalin. Cuando
murió, los generales eliminaron a los que les infundían más miedo, y a
los otros miembros del gobierno. Entre ellos, al jefe de la temida NKVD,
Laurenti Beria.
¿Cuales serán los roles que asumirán los generales Rogelio Acevedo,
Abelardo Colomé, Julio Casas, Eduardo Delgado, Álvaro López o Humberto
Francis, si llegado el momento de las despedidas el más joven de los
hermanos Castro se va primero?
¿Alguien puede negar la posibilidad de que los militares con mando
intenten dinamitar el dique que impide la modernización del país, y de
paso adquieran una pieza importante para negociar el proceso de
construcción democrática frente a los demócratas internos, a la
comunidad cubana en el exterior y al escenario internacional?
Si el segundo se va primero, la suerte del primer secretario del Partido
Comunista de Cuba puede estar prevista en la mente de los estrategas del
ejército y el Ministerio del Interior.
http://www.cubanet.org/CNews/y06/jun06/16a9.htm
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