POLITICA
Tres negras gordas, croquetas y un cake
Juan González Febles
LA HABANA, Cuba - Junio (www.cubanet.org) - Uno de los personajes mejor
logrados de Rebelión en la granja, esa excelente alegoría del escritor
inglés, George Orwel, es -quién lo duda- el cerdito Squealer. Este
representa al arribista inescrupuloso ansioso por vestir una camisa que
le queda holgada. Su afán de cerdo por aparentar distinción es patético.
Las asociaciones que uno hace al azar me hicieron pensar en el personaje
orweliano mientras veía en la televisión al Sr. Ministro de Exteriores
Felipe Pérez Roque.
Aunque la vulgaridad y el mal gusto no son patrimonio de ningún nivel o
clase social, son excluyentes en ciertos círculos. Un policía debe ser
buen policía, respetar y hacer cumplir la ley, la sociedad no le exige
esfuerzos adicionales. De un diplomático se espera algo más. Mundanidad,
estilo, buen gusto, sensibilidad, tacto y sutileza. Se les exige además
ser inteligentes e incluso simpáticos.
El Sr. Pérez Roque se ha visto precisado por las circunstancias a
cumplir faenas diplomáticas teniendo en falta los atributos antes
mencionados.
¡Difícil tarea! Mucho más si se cuenta por todo aval con el dudoso don
de interpretar fielmente el pensamiento del gobernante Fidel Castro. Al
menos, algo así fue lo expresado en el comunicado que informó hace unos
años su estreno en funciones diplomáticas.
La infeliz intervención del Sr. Ministro en uno de los programas de Mesa
Redonda que ensalzaron la imagen del gobernante Castro será recordada
como la expresión más acabada del desprecio de una clase gobernante por
su pueblo.
Más allá de la exactitud o la falsedad de la afirmación de Forbes, en el
pueblo de Cuba está grabada la afirmación despectiva del Ministro de
Fidel Castro refiriéndose a "tres negras gordas". Esto dicho con una
carga de desprecio y racismo difíciles de superar.
Es para sentirse muy infeliz, ver el lugar que concede la clase
gobernante cubana a su pueblo. ¡Parte el alma! Pero pudimos ver a un
político de alto nivel jerárquico vanagloriarse por consumir la bazofia
que destinan al pueblo que proclaman servir. Un cake, una botella de ron
y unas croquetas de pescado. La cercana presencia de tres negras gordas
y, para rematar, un apagón.
¡Qué sacrificio! ¡Qué gente más humilde! ¡Qué sencillez! ¡Cómo se
desvelan! Lo insólito es que todo se desarrolló ante las cámaras. ¿Será
esa la esencia del pensamiento máximo revelada al Sr. Pérez Roque?
Los errores se pagan, y algunos cuestan muy caro. Si alguien trató de
demostrar cuán poco respetan al pueblo de Cuba los miembros de la élite
de gobierno, el Sr. Pérez Roque hizo una demostración fehaciente, con
componente racista incluido, difícil de superar.
En relación con el chisme de Forbes, eso es algo que no le importa a
nadie. A ninguno del barrio le interesan esas pruebas. No las necesitan.
Son muchos años viendo juicios sin garantías y condenas por convicción.
Otra más no hace diferencia. Para muchos, culpable. Dios escribe torcido
en renglones derechos. ¡Qué se va a hacer!
Después del Ministro Pérez Roque, queda poco por decir. Nadie logrará
hacerlo mejor o más creíble. El próximo premio para un promotor de
cambios democráticos en Cuba, se lo ganó. Aunque no se lo otorguen, no
importa, no será el primero que se relega, ni el último. ¡Enhorabuena!
http://www.cubanet.org/CNews/y06/jun06/19a9.htm
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