Tuesday, May 23, 2006

El discreto terror de Fidel Castro

El discreto terror de Fidel Castro

VÁCLAV HAVEL, MADELEINE ALBRIGHT, ANDRÉ GLUCKSMANN, ARPÁD GÖNCZ,
VYTAUTAS LANDSBERGIS Y ADAM MICHNIK

Esta primavera boreal se cumple el tercer aniversario de la ola de
represión en la que el régimen de Fidel Castro arrestó y aplicó
sentencias prolongadas a 75 prominentes disidentes cubanos. Poco tiempo
después, muchos amigos y yo formamos el Comité Internacional para la
Democracia en Cuba.

La valentía de quienes encontraron su conciencia social, superaron el
miedo y se enfrentaron a la dictadura comunista sigue fresca en mi
memoria. Me recuerda el cascabeleo de las llaves que resonó en la Plaza
Wenceslas de Praga -y, más tarde, en el resto de lo que entonces era
Checoslovaquia- en el otoño de 1989.

Es por ese motivo que hice resonar unas llaves durante la conferencia en
reclamo de democracia en Cuba que nuestro comité llevó a cabo en Praga
hace tres años. Yo quería llamar la atención de la comunidad
internacional sobre la situación de los derechos humanos en Cuba,
respaldar a la oposición del país y alentar a todas las fuerzas
prodemocráticas. La Unión Europea entonces implementó sanciones
diplomáticas, aunque en su mayoría simbólicas, contra el régimen de Castro.

No obstante, al poco tiempo ganó fama una postura contraria. La UE abrió
una instancia de diálogo con el régimen cubano, las sanciones se
suspendieron condicionalmente y hasta se les aclaró a los disidentes que
no eran bienvenidos en las embajadas de varios países democráticos. Los
acuerdos cobardes y los pretextos políticos -como tantas veces sucedió
en la historia- se impusieron a una posición de principios. A cambio, el
régimen cubano hizo un gesto farsante al liberar a un pequeño número de
prisioneros de conciencia -en su mayoría, torturados y gravemente
heridos-. El mayor miedo del régimen era que pudieran morir en sus
prisiones de mala reputación.

Quienes vivimos en las nuevas democracias poscomunistas de Europa
experimentamos acuerdos políticos similares cuando vivíamos detrás de la
ex Cortina de Hierro. También estamos profundamente familiarizados con
el argumento de que las políticas europeas no derivaron en ningún
arresto masivo en Cuba. Pero la democracia demostró debilidad y el
régimen cubano, a su vez, adaptó sus tácticas.

Organizaciones respetadas como Periodistas Sin Fronteras y Amnistía
Internacional recabaron amplias evidencias de violencia e intimidación
contra los cubanos de libre pensamiento, que pueden esperar un tipo de
sonido diferente que el del cascabeleo de las llaves. Sus casos, en
general, no terminan en las cortes sino en los hospitales. Grupos de
"luchadores por la revolución" -en realidad, la policía secreta cubana-
ataca brutalmente a sus opositores políticos y los acusa de crímenes
absurdos en un intento por intimidarlos u obligarlos a emigrar. En la
isla, este tipo de acosos planificados se conocen como "actos de repudio".

La violencia política que crea la impresión de un simple delito
callejero nunca es fácil de demostrar, a diferencia de las condenas de
varios años de prisión, y, por lo tanto, no recibe la debida atención
mundial. Sin embargo, miles de ex presos políticos en Europa central y
del este pueden dar fe de que una patada de un policía secreto en la
calle duele tanto como una patada de un guardia detrás de los portones
de la prisión.

La impotencia de la víctima de las peleas callejeras y las amenazas
organizadas por el Estado en contra de su familia se vive de la misma
manera que la impotencia de alguien acosado durante una investigación de
seguridad de Estado. A muchos políticos europeos que intentaron ver la
situación sobre el terreno les impidieron el paso en los últimos años.

Aparentemente, algunos europeos consideran a Cuba un país lejano cuyo
destino no tiene por qué interesarles, ya que tienen sus propios
problemas. Pero lo que los cubanos están soportando hoy es parte de
nuestra propia historia europea. ¿Quién mejor que los europeos, que
dieron vida al comunismo, lo exportaron al mundo y luego lo pagaron caro
durante muchas décadas, conoce los tormentos infligidos al pueblo cubano?

La humanidad pagará el precio del comunismo hasta aquel momento en que
aprendamos a hacerle frente con total responsabilidad y resolución.
Tenemos muchas oportunidades de hacerlo en Europa y Cuba. Y no debe
sorprender que los nuevos países miembro de la UE hayan traído a Europa
una nueva experiencia histórica y, con ella, un menor entendimiento y
tolerancia de la concesión y la avenencia.

Los representantes de los Estados miembro de la UE se reunirán en
Bruselas a mediados de junio para analizar una política común hacia
Cuba. Los diplomáticos europeos deberían sopesar las consecuencias de
complacer al régimen cubano. Deberían demostrar que ni ignorarán sus
prácticas ni desatenderán el sufrimiento de los prisioneros de
conciencia cubanos. Nunca debemos olvidar a las víctimas aparentemente
anónimas de los "actos de repudio" de Castro.

Václav Havel fue presidente de la República Checa y fundador del Comité
Internacional para la Democracia en Cuba. Madeleine Albright fue
secretaria de Estado norteamericana, André Glucksmann es un filósofo
francés, Arpád Göncz fue presidente de Hungría, Vytautas Landsbergis fue
presidente de Lituania, Adam Michnik es un disidente polaco y editor
jefe de Gazeta Wyborcza.

Copyright: Project Syndicate, 2006 y LOS TIEMPOS

www.project-syndicate.org

Traducción de Claudia Martínez

http://www.lostiempos.com/noticias/23-05-06/23_05_06_pv1.php

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