Tuesday, May 30, 2006

Columnas de humo

SOCIEDAD
Columnas de humo
Miguel Iturria Savón

LA HABANA, Cuba - Mayo (www.cubanet.org) - Cambiar la realidad es tan
difícil como cambiar la historia. Pero distorsionar los hechos y
manipular la vida de las personas es algo ya probado por los personajes
que envejecen en el poder mediante el control de las instituciones
políticas y militares.

Tales mandatarios se hacen expertos en campañas truculentas e insisten
en la creación de supuestos enemigos internos, siempre al servicio de
una potencia vecina que ha de cargar la cuenta de sus errores y
horrores. En el caso de Cuba, la castradura tiene nombre y apellidos, y
ha llevado a nuestro pueblo al absurdo y a la simulación como medios de
sobrevivencia, lo cual nos recuerda al Santísimo Tribunal de la
Inquisición, restituido por Torquemada en la muy católica España del
siglo XV. No en vano nuestro egregio gobernante es hijo de un soldado
español que vino a luchar contra los independentistas en la guerra de 1895.

Parece que el absurdo se ha adueñado de la vida insular. Es una
constante de los actos cotidianos de muchas personas que deambulan por
las calles entre la apatía y la cautela. El sentido repetitivo y la
indiferencia se extienden al hogar, las escuelas y a los centros
laborales, donde asume máscaras que encubren el desinterés y disfrazan
el juego de cada día: la gente simula trabajar y la administración
tolera la pérdida de tiempo. Las causas son obvias: las entidades
carecen de recursos para producir y los trabajadores adolecen de
incentivo para crear valores que, por demás, le aportan muy poco.

La paradoja ha calado hondo en varias generaciones. Una cosa son las
intenciones y otra muy diferente los resultados. El choteo popular
alterna con las consignas oficiales en un juego criollísimo de
convivencia que parece paliar el deterioro de los símbolos y la ausencia
de mercancías por la supuesta disposición "ante las tareas orientadas".
Se ha creado un ambiente de realidad virtual, pero es palpable la
involución en todas las esferas.

Se habla de patriotismo en medio de la apatía, la indiferencia y la
simulación. Los intereses creados obligan a la nomenclatura a lanzar
columnas de humo que enmascaran sus verdaderos propósitos. Se persigue
el desvío de recursos y la corrupción como si tales prácticas no fueran
habituales y necesarias para maniatar a los funcionarios y sujetarlos al
carro del poder. Al régimen sólo le interesa su propia existencia, pero
aprovecha a los incautos para enfrentar a unos contra otros
manteniéndolos a todos en una tensión continua.

Tal procedimiento es una vieja táctica que sirve de pararrayos y da
cobertura para desviar la atención de asuntos de mayor altura. El
envejecido gobernante se pone ahora la capucha de incorruptible, y lazan
a un pequeño ejército de jóvenes apaga fuegos a despachar y controlar la
gasolina, repartir ollas arroceras y visitar los hogares empobrecidos
para detectar las necesidades y renovar las esperanzas tiradas en el
largo camino del socialismo.

Son nuevas columnas de humo para desviar la creciente mendicidad, el
aumento y la represión de los opositores pacíficos, las condenas
internacionales por la violación constante de los derechos humanos, y
otros problemas que se ocultan a la mayoría, como si la gente no se
percatara de las grietas del muro que los separa del resto del mundo.

No nos sorprenden los tradicionales discursos incendiarios del líder, ni
los supuestos héroes convertidos en noticia de cada día. Da pena la
difusión desmedida del quehacer humanitario de los médicos enviados a
recaudar divisas en otros países, y la manipulación de los jóvenes que
despachan gasolina y mantienen a raya a los "nuevos ricos" en beneficio
de la vieja nomenclatura. Nada podrá contener los cambios que exige una
nación diezmada por un sistema ineficaz. Las nubes de la razón borrarán
del firmamento insular a las nubes contaminadas por el miedo y la
simulación que aún destilan las hogueras del Gran Inquisidor contemporáneo.

http://www.cubanet.org/CNews/y06/may06/30a6.htm

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