Monday, November 21, 2005

Castro Admite el Fracaso Socialista

Castro Admite el Fracaso Socialista

2005-11-20

Reaparición del Dictador Cubano y la Administración del Fracaso Socialista

19 de Noviembre de 2005.
El dictador cubano ha reaparecido en el escenario cubano después de un breve alejamiento, vaya Ud. a saber por cuales causas reales, probablemente asociadas a su estado de salud, decurrente de su avanzada edad y del visible deterioro que aparenta en sus presentaciones.

En este caso, su reaparición fue más notable por la publicación previa de un informe de la CIA en sentido que se le había diagnosticado el Mal de Parkinson. El discurso sin embargo --quilométrico a propósito-- fue un notable atestado del fracaso ideológico de su régimen, por lo cual se entiende que vale la pena un acercamiento analítico a los juicios de valor expresados.
Existe una diferencia fundamental entre el enfoque socialista -- refiriéndome al socialismo implantado por Fidel Castro en Cuba-- y el enfoque tradicional de la sociedad occidental, capitalista y democrática: la manera como se aborda la responsabilidad individual de cada cual.
En el caso socialista, se entiende que el ser humano individual debe ceder paso, en cualquier caso, al colectivo “social”, y de ahí su nombre. La filosofía de occidente -- y el desarrollo material acelerado que ha desencadenado-- se basa justamente en el presupuesto contrario: la responsabilidad y la personalidad individual, debe ser respetada siempre, en cualquier caso.
En ambas sociedades valen digresiones de esta regla, que no es una ley rígida, pero es la guía del comportamiento (dependiente en el socialismo, y libre en el capitalismo) sobre todo en el área económica, donde en el socialismo ‘lo social’ absorbe incluso el espectro productivo. Se entiende que no vale la pena analizar el hecho real que de hay “varios tipos de socialismos”, porque el presente análisis se centra en el experimento socialista cubano (que es declaradamente socialista a pesar de los “otros” socialismos) y sobre el cual particularizaremos.
A la caída del Muro de Berlín --y con él, del mayor experimento socialista del siglo XX-- la dictadura cubana se vio necesitada de hacer algunos cambios dentro de su rígido sistema colectivista, permitiendo a particulares cubanos emprender pequeños negocios familiares, y a firmas extranjeras invertir en la economía de la isla, sobre todo en el área del turismo. El paradigma más cercano a la experiencia emprendida entonces por Fidel Castro en Cuba estaba en la China comunista, que mucho antes se había percatado del fracaso del socialismo en la economía y emprendió cambos para implantar de lleno el capitalismo en toda su área económica, aunque mantuvo la dictadura socialista del partido único en el área política.
El dictador cubano --todos lo sabemos-- sabe muy poco de economía y mucho menos de sociedad. Emprende sus experimentos con la misma profundidad que los emprendía Trujillo en República Dominicana, o Somoza en Nicaragua: con muchas ganas de mandar y de que se haga lo que a ellos les venga en ganas, como corresponde a verdaderos mayorales de fincas.
Al dictador cubano nunca le gustó la libertad de los otros y mucho menos, la libertad económica individual. Todo porque con estas libertades garantizadas su papel en la sociedad pudiera quedar opacado por otros talentos, que sin interesarles la política triunfan en la vida económica, como sucede a lo largo y ancho del mundo occidental –incluso con cubanos exiliados, que han triunfado profusa y destacadamente en el Primer Mundo-- y cuyo ejemplo universal es Bill Gates, el hombre más rico del mundo, unanimidad en su país por encima del propio presidente.
De esa manera, y por esos temores, los cambios en Cuba nunca fueron significativos y jamás la verdadera libertad económica individual llegó a los cubanos, por lo que, lógicamente, la sociedad no progresó, estancándose. Hasta que llegó el petróleo salvador de Hugo Chávez.
Hay que decir que la corrupción de que habló el dictador cubano en su discurso de reaparición, está presente en la sociedad cubana desde el inicio del proceso colectivizante. Siempre los “capitanes” de restaurantes eran socialmente más reconocidos que los profesionales, y ganaban mucho más dinero (robado) que nadie en la isla; los bodegueros --y sobre todo los carniceros-- en los barrios, son personas más destacadas que los médicos; los empleados de pizzerías son seres privilegiados, igual que los trabajadores de ciertos almacenes y así, un largo etcétera que haría interminable la cita recordatoria de que la corrupción es consubstancial con la escasez y no con la naturaleza necesariamente “corrupta” del hombre en abstracto.
Como el petróleo de Chávez le ha dado un respiro a Castro --que la cúpula gobernante cubana considera eterno, basado en su lectura inédita del socialismo del siglo XXI, caprichosamente asociado a una supuesta redención que la Latinoamérica de Castro y Chávez dará al mundo-- ahora el dictador la emprende contra lo que considera “vicios que pueden destruir la revolución desde dentro”, ignorando que su sistema es el que contiene el germen de la autodestrucción. Sin embargo --y lo novedoso de este momento-- es que por primera vez el dictador cubano admite que las generaciones nacidas dentro del socialismo tienen un ‘desvío de conducta’ que hace peligrar los artificiales “logros de la revolución”, ignorando la naturaleza humana, que no ha sido hecha para seguir las arbitrariedades ‘de otros’ (las que el dictador obliga a hacer) sino más bien lo que su naturaleza individual le indica como de beneficio propio y de su familia.
La corrupción es un mal detestable. Sin embargo, no puede ser considerado ‘corrupto’ un ser humano quiera vivir decentemente mientras gana 10 dólares por mes, dentro de un sistema que le impide (por naturaleza) hacerse de un futuro material honesto, mientras todos los jerarcas que lo oprimen viven una vida de privilegios inalcanzables sin darle oportunidades.
Las palabras del dictador representan nada más y nada menos que el triunfo del capitalismo sobre el socialismo, expresado de la manera más directa, expuesta por el máximo culpable y en medio de una sociedad encerrada entre caprichosos de racionamiento, limitaciones y postergaciones materiales, contra personas que solamente tienen una vida para ser vivida. El dictador cubano, que se regodea con todo lo que quiere y para el cual no existen limitaciones materiales, ni de otro tipo, estima que los cubanos deben trabajar para él y su cuadrilla por miserables 10 dólares por mes, lo que ha provocado la instauración del régimen que más ha hecho por la corrupción individual en el mundo: En la miserable Cuba socialista, todos roban.

Pero nada más simbólico, a nivel general y particular, que la aseveración increíble del dictador cubano cuando dijo que “está acercándose el momento en el que cada cual viva de su trabajo o de su pensión” y no de las limosnas que les entrega el estado, debió agregar. Después de 47 años de tratar a un pueblo como se trata un rebaño de corderos en corral, que solamente subsisten de la comida que reciben de sus dueños. ¡Un atestado sin paralelos de su fracaso!
Adicionalmente, la frase significa un reconocimiento de la insuficiencia de las pensiones y retiros, las que sabidamente son una verdadera miseria, en personas que dieron una vida de trabajos y sacrificios y que ahora devienen en limosneros de una sociedad enferma. El dictador cree que trayendo jóvenes oportunistas desde el interior del país va a ganar la “batalla” contra la corrupción, en el puerto de la Habana o en las gasolineras, en cuyos sitios ahora se reportan fortunas en el facturamiento por la venta de productos, a diferencia de lo que se reportaba antes, cuando actuaban los “corruptos” (¡pero del partido!) ahora desplazados.
No es difícil imaginar cuanto tiempo durará la luna de miel del dictador con sus nuevas brigadas de “jóvenes interventores”, por cuyas manos pasan ahora verdaderas fortunas diarias mientras reciben míseros 10 dólares por mes y las gracias de un Comandante en Jefe que no se baja de sus Mercedes y desayuna, almuerza y come, como no puede hacer nadie en ‘su’ isla.
La totalidad del discurso del dictador tratando de demostrar que no tiene Mal de Parkinson, demostró que tiene otro mal mucho peor: la enfermedad de querer que otros (todos) hagan su voluntad sin evaluar los resultados, que saltan a la vista con la aplicación del capitalismo en la economía de China y otros países ex-socialistas. Es el mayoral en acción contra sus peones.
El dictador cubano demostró con su discurso de 6 horas que su salud probablemente no esté en el estado terminal que la situación creada con su caída y el anuncio del diagnóstico del Mal de Parkinson provocara. Sin embargo, algo no trivial nos demostraron el contenido de sus palabras: el régimen socialista implantado hace 47 años en su isla, ha demostrado que sólo sirvió para sentar las bases, renacientes y pujantes, del peor de los capitalismos: el delincuencial, mafioso y corrupto. ¡El mejor atestado de derrota y de fracaso para su ideología!

Nota a cargo de los distribuidores: NetforCuba.org autoriza la reproducción y predistribución de este correo, mientras nuestra fuente (www.netforcuba.org) sea citada.

http://www.presslingua.com/web/article.asp?artID=3696
 

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