2007-07-27.
Juan Carlos Linares Balmaseda, Periodista Independiente
27 de julio de 2007. La Habana.– La migración cubana hacia los Estados
Unidos de América posee múltiples temáticas discordantes; las que
debieran confrontarse entre todas las posiciones en conflicto y no
exclusivamente a nivel de gobiernos. Una primera impugnación debería
ser: ¿Por qué no hay en Cuba entidad pública facultada para informar
sobre los miles de desaparecidos en el mar, víctimas de la emigración
ilegal?
Valga recordar que el otorgamiento a cubanos de 20 000 visas como
mínimo, por parte de la Sección Consular de Washington en La Habana, es
tan solo uno de los Acuerdos migratorios concertados en 1994, tras el
último éxodo masivo denominado "Maleconazo" o "Crisis de los balseros",
cuando más de treinta y dos mil balseros en fuga, remaron para el norte.
Desde entonces, y antes, el Gobierno de Cuba, sugestiona al
norteamericano con el viejo espantajo del éxodo masivo. Y de paso,
vierte sobre el vecino norteño toda la culpa de la frustración social
que embarga a los cubanos en la isla. A pesar de ello el gobierno
estadounidense dispuso, años después, que otro éxodo se considerará una
provocación.
El programa de Refugiados Políticos es otro entrecomillado acuerdo,
debido a la sensibilidad que genera en un segmento de la población
cubana. Un sinnúmero de personas emigran mediante este programa. En la
actualidad una cifra superior y creciente de solicitudes esperan por
alguna de las dos entrevistas reglamentarias. En Internet la página:
U.S. REFUGEE ADMISSIONS PROGRAM, informa, "sólo en inglés", sobre las
características del programa. En el presente va por el número de CU 50 000.
Miguel y Alexander fueron presos políticos y aspiran al refugio. Ambos
esperan con desasosiego, al extremo de que consideran manifestar su
descontento frente al anexo de refugiado.
Miguel comenta: "Estoy harto de las discriminaciones políticas y
económicas del régimen cubano. Pero tampoco quiero ser otro (preso
político) más de los que cumplen largas condenas."
Alexander señala: "Llevo esperando por la primera entrevista casi dos
años. Me acogí a este programa porque tengo una hija, una esposa y una
vida a la que aspiro darle un sentido humano". Luego fue más allá en la
especulación: "Yo estoy seguro de que allí dentro (en el anexo de
refugiados) existe corrupción, porque donde quiera que hay cubanos
trabajando hay inventos y relajos. Si esto sigue así, es mejor que
cierren el programa."
Una opinión diferente tiene un activista de derechos humanos de larga
trayectoria que prefirió el anonimato: "No creo que hayan grandes
irregularidades con el Programa de Refugiados. Sencillamente la lista es
muy extensa y son pocos funcionarios. Hay que investigar y estudiar
todas las evidencias aportadas por cada uno de los que aplican. Es
cuestión de tiempo. Visar a todos los cubanos que quieren emigrar de
Cuba es imposible. Este es un programa internacional y humanitario que
debe perdurar. Está amparado, además, por la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, y de acuerdo a esa Declaración la mayoría de los
cubanos mereceríamos un refugio."
Otro punto en conflicto es el orden de prioridad. Los activistas que han
cumplido condenas políticas exigen ser los primeros. Los activistas
simples quieren estar delante de los que no son tan reconocidos. Los
activistas poco reconocidos prefieren el orden de llegada, de la
solicitud. "Lo que no entiendo es que haya aquí una lista de fallos",
increpa un solicitante en el exterior del anexo de refugiados.
Con otro prisma analiza esta problemática Gerardo, presidente de un
partido opositor. Él plantea que perfilar una política contra "la
tiranía de Fidel Castro", sustentada por opositores que buscan avales
para crearse un historial de perseguido, muchas veces inventándose o
exagerándose evidencias, consolida y alarga nuestra desgracia: "Esos que
se dicen opositores y van a llorar una visa allí, para irse y resolver
su situación personal, deberían mirar hacia adentro de Cuba y exigir sus
derechos frente a Villa Marista (cuartel de la Seguridad del Estado).
Deberían mirar para hombres como Oscar Elías Biscet. O aprender del
fallecido Miguel Valdés Tamayo, un hombre que sí merecía refugio, un
preso político que estaba herido de muerte por una enfermedad cardiaca,
y aún así el gobierno le negó el permiso de salida, al final murió aquí,
igual que un gladiador romano: enfrentándose a la fiera, hasta que esta
lo devoró."
La pregunta: ¿perjudicará a la causa por la democracia que los
norteamericanos limitasen a una cantidad mínima de refugiados, igual que
los países europeos? Unos entrevistados respondieron afirmando. Otros
negaron, pues por el contrario, se fortalecería.
Un bibliotecario que hasta hace pocos días exteriorizaba su actitud
beligerante contra el gobierno, una vez que ganó la visa de refugio
desmanteló su biblioteca para "estarse tranquilo", según sus propias
palabras. "Ahora esperaré a que el departamento de emigración
(perteneciente al Ministerio del Interior de Cuba) me entregue la
tarjeta blanca (Permiso de Salida). AL inquirirle que si Emigración le
retuviese el Permiso de Salida protestaría, contestó: "Eso nunca. Lo
demorarían más."
Existen cuantiosos argumentos de los que una vez denegados denigran de
los diferentes programas, y llegan a acusar a funcionarios hasta de
conductas racistas. En otras ocasiones el bajo nivel intelectual limita
los argumentos de los que solicitan, poniéndolos en desventajas con
relación a otros más sagaces y con menos méritos.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10943
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