Cincuenta años mirados desde la perspectiva de los que han ejercido el
poder total sobre el pueblo puede parecer que "no es mucho tiempo", pero
ese tiempo es la vida de varias generaciones de cubanos, de once
millones de cubanos entre los que seguramente, existen opiniones
diversas sobre esta larga experiencia y también sobre las palabras del
General Raúl Castro este 26 de Julio.
Su discurso nos hace preguntar ¿cuantos males se hubieran evitado e
injusticias no se hubieran cometido y cuanto bien no se hubiera
impedido, si los cubanos no vivieran amordazados y pudieran expresarse
libremente con respeto al prójimo?
La intolerancia que ha impedido que los cubanos puedan expresar
libremente sus opiniones, críticas y propuestas, sobre todos los
aspectos de la vida en nuestro país y también sobre los dirigentes y su
gestión, ha sido determinante para crear capacidad en los que gobiernan
para la instalación de muchas políticas, leyes, campañas y medidas que
han traído graves calamidades, carencias, injusticias y sufrimientos
sobre el pueblo de Cuba. En todo este tiempo el pueblo ha sido, en gran
medida, privado del ejercicio de esa libertad de expresión y de muchos
de los recursos legales que garanticen sus derechos. También ha sido
privado del respeto de las autoridades a muchos de los derechos humanos
e inclusive a los derechos reconocidos por las leyes. Esta privación de
sus derechos ha impedido a los cubanos poder influir y decidir
libremente, responsablemente y democráticamente en lo que sucede en
nuestra Patria.
Las privaciones y negaciones de derechos no son solamente en materia de
libertad de expresión, sino en todos los aspectos de la vida, a tal
extremo que la lucha diaria por la supervivencia, que los cubanos
quieren realizar mediante su trabajo honesto, se convierte en angustia
desesperante y en causa de persecución despiadada de parte de los
mecanismos de vigilancia y represión. Todo el pueblo sabe que mientras
se impone este estado de vida restringida a la mayoría pobre, hay
sectores que por su posición de poder disfrutan de enormes privilegios
en todos los órdenes.
Durante estas décadas se ha reprimido la libre expresión de los cubanos
en su condición de ciudadanos y de trabajadores y hasta en los ámbitos
más íntimos de la persona y la familia. Este régimen ha castigado,
excluido, en muchos casos encarcelado a muchas personas, sólo por pensar
diferente y ser capaces de expresar lo que piensan, por manifestar sus
críticas y su inconformidad y por denunciar injusticias y por proponer
cambios. La libertad de expresión si es con la condición de la
incondicionalidad a los que gobiernan a nombre de la Revolución y a un
orden donde están ausentes muchos derechos, entonces, ya no es libertad.
La práctica y la doctrina de llamar contrarrevolucionarios a los que por
amar a nuestra Patria y defender la soberanía de pueblo hemos criticado
la política de los que gobiernan y propuesto cambios ha sido y es una
amenaza contra los que sueñan con la libertad y contra los derechos de
todos los cubanos. La liberación de los cubanos que están encarcelados
por ejercer defender y promover pacíficamente los derechos humanos debe
ser inmediata e incondicional.
Como cubanos no aceptamos que otro país o grupo de países impongan
pautas para la vida de nuestro pueblo, ni con presiones injustas, ni con
aislamientos económicos, sean embargos, bloqueos u otro tipo de medida.
Apoyamos el diálogo civilizado de Cuba con cualquier país en condiciones
de respeto a la dignidad y autodeterminación de cada pueblo.
Ni esta administración de los Estados Unidos de América, ni la próxima
tienen ni tendrán potestad para definir la vida y el futuro de Cuba, por
eso como cubanos, no debemos ni queremos poner nuestras expectativas en
los resultados de las elecciones en los Estados Unidos de América o en
otro país. Pero lo grave es que los cubanos tampoco puedan tener
expectativas y esperanzas en las elecciones de su propio país, porque
realmente no pueden elegir libre y democráticamente, ni decidir los
cambios que Cuba quiere y necesita. Una Ley electoral nueva que permita
que los cubanos puedan realmente elegir a su gobierno y a su parlamento
y garantías legales a la libertad de expresión y asociación, son
imprescindibles para que el pueblo ejerza su verdaderamente su soberanía
y abra por si mismo los nuevos horizontes para esta nueva etapa de
nuestra historia de reconciliación, paz, libertad y fraternidad. En ese
espíritu se abre la Campaña Foro Cubano que seguirá impulsando al
Proyecto Varela y que impulsa ese diálogo civilizado entre cubanos.
El dialogo entre cubanos, civilizado, es una necesidad urgente y un
proceso justo y necesario para el pueblo de Cuba, por lo tanto no debe
condicionarse a las relaciones con ningún otro país. Un diálogo entre
cubanos como hombres y mujeres libres, no sólo civilizado, sino
fraterno, en busca de la reconciliación y para diseñar el futuro de
Cuba, porque todos los cubanos somos hermanos y esta hermosa isla,
nuestra Patria, es el hogar donde todos podemos vivir en paz, con
dignidad y libertad.
Oswaldo José Payá Sardiñas
Movimiento Cristiano de Liberación
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