Cuba: País y Gente Nueva
2005-12-07
Imaginemos que en un país como Cuba, contando con una población de 12 millones de habitantes, hayan la misma cifra de médicos o artistas, deportistas de alto rendimiento o gerentes, ingenieros o científicos, dirigentes o "jineteras". Pués bién, un país como ese es el que alienta Fidel Castro con la desastrosa política económica que lleva a cabo su Gobierno, y el que reconocen plenamente los entes beneficiarios de la Revolución.
Los cubanos -según la prédica y práctica revolucionarias- para vivir decentemente, están obligados a ser profesionales graduados universitarios, atletas de alto rendimiento, artistas de renombre o, "jineteras" con aché para los turistas sexuales. Esas prácticas pueden garantizar el acceso a divisas, que luego se pueden canjear por pesos convertibles (chavitos), para comprar desde un jabón o una botella de aceite, hasta un sofisticado componente musical o una visa para viajar.
En Cuba, el grueso de la masa de trabajadores recibe un salario que, aún con los aumentos de fechas recientes,no cubre las necesidades básicas que impone la modernidad. En un listado que pudiera ser más extenso, están incluídos trabajadores de la construcción, jornaleros agrícolas, personal de salud pública y educación, choferes y mecánicos. Entre ellos, muy contadas excepciones reciben bonificaciones de entre 10 y 25 chavitos por mes.
Por éstas notorias razones, se suman cada día más jóvenes al ejército de desempleados con que cuenta el país, los cuales son perseguidos por las huestes de trabajadores sociales y agentes del Departamento de Seguridad del Estado, con debelados propósitos neoesclavistas. Son realmente muchos los que van pregonando por la vida las facilidades que la Revolución ha dado al pueblo para estudiar, simplicidades que comprendían el acceso a las universidades.
Esas personas, de manera excluyente, viven ajenas a los términos medios, a la realidad humana que limita las posibilidades para
metas superiores del conocimiento. Ellos representan la clase frustrada concebida por el castrismo. Una clase dependiente del Estado totalitario que, obviamente, está también ajena a la libertad.
La Habana, 7 de diciembre del 2005.
http://www.presslingua.com/web/article.asp?artID=3785
2005-12-07
Imaginemos que en un país como Cuba, contando con una población de 12 millones de habitantes, hayan la misma cifra de médicos o artistas, deportistas de alto rendimiento o gerentes, ingenieros o científicos, dirigentes o "jineteras". Pués bién, un país como ese es el que alienta Fidel Castro con la desastrosa política económica que lleva a cabo su Gobierno, y el que reconocen plenamente los entes beneficiarios de la Revolución.
Los cubanos -según la prédica y práctica revolucionarias- para vivir decentemente, están obligados a ser profesionales graduados universitarios, atletas de alto rendimiento, artistas de renombre o, "jineteras" con aché para los turistas sexuales. Esas prácticas pueden garantizar el acceso a divisas, que luego se pueden canjear por pesos convertibles (chavitos), para comprar desde un jabón o una botella de aceite, hasta un sofisticado componente musical o una visa para viajar.
En Cuba, el grueso de la masa de trabajadores recibe un salario que, aún con los aumentos de fechas recientes,no cubre las necesidades básicas que impone la modernidad. En un listado que pudiera ser más extenso, están incluídos trabajadores de la construcción, jornaleros agrícolas, personal de salud pública y educación, choferes y mecánicos. Entre ellos, muy contadas excepciones reciben bonificaciones de entre 10 y 25 chavitos por mes.
Por éstas notorias razones, se suman cada día más jóvenes al ejército de desempleados con que cuenta el país, los cuales son perseguidos por las huestes de trabajadores sociales y agentes del Departamento de Seguridad del Estado, con debelados propósitos neoesclavistas. Son realmente muchos los que van pregonando por la vida las facilidades que la Revolución ha dado al pueblo para estudiar, simplicidades que comprendían el acceso a las universidades.
Esas personas, de manera excluyente, viven ajenas a los términos medios, a la realidad humana que limita las posibilidades para
metas superiores del conocimiento. Ellos representan la clase frustrada concebida por el castrismo. Una clase dependiente del Estado totalitario que, obviamente, está también ajena a la libertad.
La Habana, 7 de diciembre del 2005.
http://www.presslingua.com/web/article.asp?artID=3785
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