Saturday, March 11, 2017

PETA y el abuso a los animales en Cuba

PETA y el abuso a los animales en Cuba
JORGE A. NÚÑEZ

La reciente visita a la Habana de las llamadas "chicas lechuga" ha
provocado toda una ola de comentarios. Todavía son motivo de risa en los
programas de humor en Miami. El núcleo de las reacciones parece situarse
en el contraste entre el mensaje de las embajadoras de PETA y la
situación de la mayoría de los cubanos. Por mucho que la ONG haya
intentado estudiar el terreno, es difícil para quien nunca haya vivido
en la isla, comprender la realidad cotidiana en la mayor de las Antillas.

Aunque no se comparta todos los principios de PETA, es fácil sentir
simpatía por sus acciones, pese a que es difícil creer que el cerebro
humano se hubiera desarrollado tanto si nuestros ancestros no hubiesen
incluido la carne en su dieta. Tampoco, sin entrar en la filosofía
vegana, parecería que una dieta vegetariana funcionara a gran escala. No
obstante, hay que aplaudir la existencia de organizaciones que alcen la
voz contra los maltratos excesivos a los animales. Sigue impresionando
una de las imágenes del premiado documental francés Océano, en la que
aparece un tiburón sumergiéndose lentamente, vivo aún, sangrando.
Después de haberle cortado las aletas y la cola, lo arrojaron como
basura en su agonía. No es necesario causar tanto dolor.

San Francisco de Asís, patrono universal del medio ambiente, es famoso
por su amor a los animales, originado de la conciencia de sentirse amado
por Dios, que le llevaba a ver a todas las criaturas como sus hermanos
menores. Su Cántico de las criaturas todavía resulta conmovedor en su
belleza. El valor de la vida como fenómeno es inconmensurable. Hasta una
bacteria es formidable en su funcionamiento. El asunto de la agresión a
la naturaleza no es para tomarlo a la ligera.

En Cuba, el maltrato animal es común. Las peleas de gallos no sólo
parecen incrementarse, sino que han llegado a ser oficializadas, como
detalle curioso, al amparo de la Empresa para la Protección de la Flora
y la Fauna. También se han extendido las peleas de perros. El Estado
hace una labor de zoonosis recogiendo perros callejeros, para
exterminarlos de manera cruenta. En los circos pagan por los canes para
alimentar a los leones. Los caballos de tiro sufren los excesos de sus
dueños sin nada que los limite. La frecuencia de estos hechos a lo largo
de la Isla es alarmante.

Más allá del conocido problema de la alimentación en Cuba, existe un mal
de fondo que PETA no puede arreglar, esencial para cualquier esfuerzo
serio por revertir la situación. Paradójicamente, se debe comenzar por
el respeto al ser humano. En una sociedad donde el ser humano no se
sienta reconocido y valorado, poco queda por esperar para las demás
criaturas. La filosofía vegana no pudiera engendrarse en la ideología
marxista. La dignidad nace con nosotros, pero hay sistemas políticos que
favorecen más que otros su promoción. Esa cultura se refleja en las
leyes y en las instituciones. Lo curioso es que la Constitución cubana
comienza proclamando el deseo martiano del culto a la dignidad plena del
hombre. Pero tal culto es imposible bajo el sistemático abuso de los
derechos humanos y las libertades individuales, sin asumir la riqueza de
la persona humana en su totalidad.

En el discurso político cubano, la dignidad del ser humano ha sido
llevada a nivel de pueblo, no de la persona. Se convierte en una
abstracción cuando no se cultiva desde la individualidad. Todo encuentra
su raíz en una carencia congénita del marxismo de la que los políticos
cubanos han sabido beneficiarse. Pensar en dignidad de la persona humana
requiere de un fundamento antropológico del que carece esta filosofía.
Heredera de Hegel, no ve a las personas, sólo clases sociales y las
leyes de la historia que creyó descubrir. El tema de la dignidad y los
derechos humanos no constituye parte del programa educativo. La
asignatura de cívica es más una inyección ideológica que la formación
para vivir en sociedad.

La situación que atraviesa Cuba hace parecer una quimera el intento de
las chicas lechuga, a pesar de sus buenas intenciones. El respeto por el
ser humano debe ser instaurado en la isla, como único fundamento posible
de todas las demás transformaciones. En Cuba se hace necesaria, al
menos, una nueva cultura de respeto a la naturaleza en general. Pero se
debe comenzar por promover la dignidad del ser humano, hacer de la
aspiración martiana letra viva. Tristemente, las personas dañadas pueden
dañar, y las demás criaturas del Señor no escapan de ese círculo de
dolor. La persona debe ser reconstituida para que despierte en ella la
necesidad de cuidar de sus pequeños hermanos.

Escritor cubano

Source: PETA y el abuso a los animales en Cuba | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article137793953.html

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