Friday, March 17, 2017

Papelazo! ¡Basta ya de justificaciones!

"¡Papelazo! ¡Basta ya de justificaciones!"
Gran descontento entre los aficionados cubanos tras la eliminación del
equipo nacional del Clásico
Jueves, marzo 16, 2017 | Ana León y Augusto César San Martín

LA HABANA, Cuba.- Con un resultado histórico —nocaut desde el cuarto
inning— Cuba finalizó su actuación en el Clásico Mundial de Béisbol,
cayendo ante la poderosa escuadra de Holanda.
Fue una derrota categórica, de las que dan deseos de llorar y no se
matizan con triunfalismos, medallas de honor, ni evocaciones de tiempos
mejores. Los juegos ganados a China y Australia quedaron eclipsados por
los fracasos consecutivos ante Israel, Japón y el último frente a los
tulipanes.

Nunca fue tan pobre la ofensiva del patio ni tan mediocre su pitcheo.
Era imposible relacionar aquel pálido equipo que se desmoronó en el
Tokyo Dome, con la grandiosa novena que una vez hizo de la pelota cubana
un espectáculo. En esta edición del Clásico ningún lanzador inicial
funcionó; los mejores bateadores fueron dominados por un pitcheo de
altísimos quilates que se oxigena constantemente en las lides
internacionales; y los jugadores de cuadro cometieron errores
inconcebibles a ese nivel.

El problema no es si se pudo haber ganado el segundo choque contra
Japón, o si "era sabido" que el equipo cubano no pasaría de la segunda
ronda. Si Cuba no tenía el calibre necesario para actuar con decoro en
el Clásico, mejor se hubieran quedado en casa.

Los narradores deportivos han adquirido el hábito de referirse a "lo que
pudo haber sido", como si la historia diera segundas oportunidades. Pero
lo cierto es que no se le ganó a Japón porque la selección del equipo
insular es resultado del tráfico de influencias y el hábito de hacer de
un tope internacional una recompensa por ganar la Serie Nacional o ser
leales al gobierno.

La tradición beisbolera cubana está pagando el costo de la migración de
sus mejores atletas, de la rigidez institucional y la autocomplacencia
de los directivos, los comentaristas y los propios peloteros. La misma
terquedad política que no convoca a los jugadores cubanos de las Grandes
Ligas, tampoco tiene reparos en permitir que la Isla sea representada
por un equipo decepcionante desde todo punto de vista.

A la vergüenza de verlos perder miserablemente se sumaron los
descabellados argumentos de Rodolfo García y Modesto Agüero, tan
parcializados en sus comentarios como injustos al culpar a Carlos Martí
por la derrota. Es cierto que el manager granmense nunca ha dirigido en
la arena internacional; pero si hubiesen ido Víctor Mesa, Jorge Fuentes
o Rey Vicente Anglada el saldo habría sido idéntico.

Ambos comentaristas exponen sus criterios como quien pone el parche
antes que salga el hueco. Si Cuba no batea es porque el pitcheo
contrario es perfecto; si batea son los mejores. Si un lanzador cubano
no funciona, es porque no puede con la presión; si poncha a un bateador
o se mantiene estable durante un tercio de juego, tiene "categoría".

Tanto Rodolfo como Modesto olvidan que absolutamente todos los pitchers
cubanos son más o menos mediocres, y que tener buen promedio al bate
durante la Serie Nacional no es garantía de poder repetir la hazaña
frente a novenas que compiten, durante todo el año, al más alto nivel.

Los dos reparten culpas, pero ninguno dice por lo claro que el béisbol
cubano, como institución, se ha podrido en medio de la corrupción y las
componendas para decidir quién tiene derecho a la pacotilla. En eso se
ha convertido la otrora gloriosa pelota cubana. No importa que los
"experimentados" bateadores del patio sean vapuleados por el pitcheo
israelí, siempre y cuando todos —atletas, narradores y comisionados—
puedan holgar en el consumismo, tan demonizado por la política cubana.

Todos los equipos que asistieron al Clásico parecen regirse por un libro
secreto al que la Isla no tiene acceso. Si bien los criollos no pueden
aspirar a un pitcher por inning, no hay razón para que un jonronero no
toque la bola. En el béisbol hay que sacrificarse cuando toca, o se
pierde el juego. Es inconcebible que sucedan errores como el que malogró
el segundo encuentro contra Japón; ni puede entenderse que por ese mismo
error, el pitcher pierda la compostura y empiece a propinar boletos.

La insensatez del gobierno ha hecho metástasis. En medio de una crisis
deportiva sin precedentes continúa renegando de los peloteros cubanos
emigrados, pulidos en las Grandes Ligas y deseosos de representar a
Cuba. Es tanta la soberbia que prefieren el bochorno antes que convocarlos.

Y todavía hay que oír a Modesto Agüero hablar del trabajo "con la base".
No hay presente ni futuro para la pelota cubana porque los niños y
adolescentes no quieren ver, ni imitar a una caterva de fracasados. Es
lógico que prefieran al Real Madrid y al Barcelona, y quieran ser como
Messi y Ronaldo.

Tal como afirma otro entrevistado en la popular esquina caliente, "el
desprestigio de la pelota cubana solo le duele a los aficionados". Entre
los cubanos de a pie se mantiene la polémica; pero los medios masivos
hablan ya de la Champions y la BBVA. Sobre la pelota cubana, borrón y de
vuelta a lo mismo.

Video:
https://youtu.be/jH3PvBtgsiQ

Source: "¡Papelazo! ¡Basta ya de justificaciones!" CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/reportajes/papelazo-basta-ya-de-justificaciones/

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