Dos banderas y una causa común
El oficialismo, en la palabra de Enrique Ubieta, se escandaliza al ver
la bandera estadounidense junto a la cubana
Viernes, octubre 7, 2016 | Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba.- El periódico oficialista Granma, en su novedosa
sección de Pensamiento, publica en la edición del 5 de octubre un
artículo del ensayista Enrique Ubieta titulado "Un almendrón, ¿dos
banderas?"
El señor Ubieta viajaba en un almendrón (taxi particular) por las calles
habaneras y contempló con desagrado la manera en que el taxista
"maniobraba" para burlar el tope de precios impuesto por las autoridades
a ese tipo de trabajo por cuenta propia. Mas, otro detalle acabó por
irritar al ensayista: encima de la pizarra del vehículo había dos
banderas, una cubana y otra estadounidense.
De inmediato Ubieta arribó a la conclusión de que el taxista era una
persona inescrupulosa que explotaba al pueblo trabajador con sus tarifas
elevadas, y que semejante desvarío era complementado con su admiración
al american way of life, representado por la presencia en su carro de la
bandera norteamericana.
A renglón seguido, y enarbolando un reduccionismo histórico que solo
toma en cuenta los momentos de desencuentro entre ambas naciones, el
articulista apunta que "Esas banderas simbolizan también dos
concepciones de vida en pugna: la que prioriza el tener y la que
prioriza el ser". Por supuesto que Ubieta ubica, con innegable ánimo
despectivo, a la bandera de las barras y las estrellas en la primera de
sus clasificaciones.
Sin embargo, el señor Ubieta olvida que nuestra enseña nacional nació en
el contexto de la admiración que una parte importante de la sociedad
colonial cubana sentía hacia la nación norteamericana. Fue enarbolada
por vez primera en 1850 en la ciudad de Cárdenas por el general Narciso
López, un hombre que propugnaba la anexión de Cuba a Estados Unidos.
Años más tarde, durante la constitución en la localidad de Guáimaro del
Gobierno de la República en Armas, nuestros mambises reafirmaron la
fascinación que experimentaban por la patria de Lincoln. No solo
declararon que la bandera cubana debía ser la enarbolada por Narciso
López, sino que hasta llegaron a solicitar oficialmente la anexión de
Cuba al vecino norteño.
¿Y cuál era el motivo de ese deslumbramiento? Al margen de intereses
económicos, o aspiraciones de los esclavistas criollos, era evidente que
buena parte de los cubanos de la época anhelaban un gobierno de corte
republicano que garantizara las libertades ciudadanas, al estilo de lo
que acontecía en Estados Unidos.
Y volvamos al taxi. El señor Ubieta pudo pensar que la presencia en el
vehículo de la bandera norteamericana se debía al júbilo del chofer por
el acercamiento que ha habido últimamente entre los dos países. Pero no,
el ensayista prefiere mantener el espíritu de la Guerra Fría al expresar
que esa presencia reivindica "la imagen seductora y neocolonizadora" del
país norteño.
Al parecer, este artículo de Granma se enmarca en la contraofensiva
lanzada por los elementos de línea dura de la nomenclatura raulista, que
intentan contrarrestar la influencia dejada por la visita del presidente
Barack Obama.
Antes de concluir, una observación sobre esa recurrencia del señor
Ubieta —la emplea en casi todos sus escritos— de clasificar a Cuba como
la sociedad del ser, y a Estados Unidos como la del tener. Díganle a un
jubilado cubano, que percibe como pensión ocho dólares mensuales, que
vaya a una shopping, lleno de medallas y diplomas que confirmen su Ser,
y que trate de obtener una botella de aceite comestible sin Tener los
dos dólares que cuesta ese producto.
De seguro saldrá con una patada en el trasero. ¡Por favor, señor Ubieta!
Source: Dos banderas y una causa común | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/dos-banderas-y-una-causa-comun/
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