Una forma de abandonarlos
La carencia de antihipertensivos se va haciendo habitual en las farmacias
Viernes, septiembre 2, 2016 | Ana León
LA HABANA, Cuba.- Edelmiro miró largamente los estantes de medicamentos,
dobló su tarjetón y dijo sarcástico a otro anciano que hacía fila ante
el mostrador: "Yo no cojo lucha, porque el entierro es gratis". La frase
fue el modo elegante que encontró este cubano de 81 años cuando la
dependiente en cuestión le dijo que el enalapril continuaba en falta. Al
parecer, no hay solución al problema: o toman captopril como
antihipertensivo suplente, o acuden a los métodos caseros de poner los
pies en el suelo frío y chupar limón para bajar la presión arterial.
Desde hace más de un mes el enalapril ha estado en falta en las
farmacias de la capital cubana. Este producto, que figura en la lista de
medicamentos controlados, constituye el principal estabilizador para la
mayoría de los hipertensos, especialmente entre los adultos de más de
sesenta años de edad. Según Ileana —especialista de una farmacia del
municipio Cerro que prefirió no dar su apellido—, la ausencia del
fármaco se debe a que no hay materia prima para elaborarlo. Por tal
motivo, una alarmante cantidad de hipertensos ha recurrido al captopril,
lo cual ha traído como consecuencia que este también escasee en la red
capitalina de farmacias.
El envejecimiento poblacional en Cuba abarca aproximadamente dos
millones de ciudadanos, siendo la hipertensión arterial uno de los
padecimientos más frecuentes en este grupo etario. Mientras familiares y
amigos se movilizan para resolver el problema de sus seres queridos,
muchos ancianos que viven solos no pueden contar siquiera con alguno de
los miles de trabajadores sociales que el gobierno cubano graduó —por
montones— en los primeros años del siglo XXI. Reymundo Calvo (83 años),
vecino del municipio Habana Vieja, alega que no puede permanecer más de
treinta minutos de pie en una cola, o caminando, sin que se le hinchen
las piernas y le den vahídos. Este jubilado, diabético e hipertenso,
tiene que salir por su propio pie a buscar sus medicinas, y se ha visto
envuelto de la noche a la mañana en oscuras ilegalidades para conseguir
tabletas de enalapril.
"Conseguí dos tiras gracias a una vecina que es doctora y se lleva bien
con una muchacha de la farmacia". El "llevarse bien" referido por
Reymundo no es otra cosa que el trueque de medicamentos de difícil
adquisición por recetas en blanco —previamente firmadas y acuñadas por
un facultativo— que sirven al farmacéutico para vender, a precios
elevados, drogas controladas y muy codiciadas en determinados sectores
de la población. Entre los medicamentos más demandados aparecen la
imipramina, el fenobarbital, el clonazepam, la carbamazepina y el
sildenafil (Viagra cubana).
En un contexto donde los ancianos deben conformarse con explicaciones
sobre desabastecimientos y demoras que no solucionan sus problemas de
salud, Reymundo es un hombre afortunado, como lo es todo cubano que
tenga entre sus familiares y allegados a un médico, enfermero o
farmacéutico. Esos lazos son los únicos capaces de conseguir medicinas y
servicios cada vez más difíciles de adquirir, incluso "por la izquierda"
y pago mediante.
No es de extrañar que cuando un familiar desesperado acude a la farmacia
en busca del enalapril, la dependiente de turno le diga que "sí hay,
pero no para todo el mundo". Este fármaco ha entrado al top ten de los
más buscados, junto al omeprazol, la ranitidina, la dipirona y la
domperidona, entre otros. Un buen entendedor sabe que debe pagarlo a
sobreprecio, y los desesperados lo hacen para evitar calamidades
mayores. Sin embargo, ¿qué pueden esperar lo ancianos que viven solos?
¿Quién responde por ellos ante la falta de medicinas?
El viejo Edelmiro, cuya experiencia dio inicio a este artículo, cuenta
entre los muchos hipertensos que abarrotan el cuerpo de guardia de los
policlínicos, aquejado por una tensión arterial veleidosa. Su
excepcional sentido del humor contrasta con el ánimo cansado de sus
coetáneos. Medio en broma, medio en serio, comentó a esta periodista:
"si el gobierno quiere salir de varios miles de viejos, solo tiene que
desaparecer el enalapril". Aunque el primer impulso es rechazar de plano
esta idea, si se toma en cuenta el grave problema social que representa
el acelerado envejecimiento poblacional en Cuba, la inacabable crisis
económica que atraviesa la Isla y el precario cuidado que pone el
gobierno en el cuidado de sus ancianos… la teoría de Edelmiro no resulta
del todo descabellada.
Source: Una forma de abandonarlos | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/una-forma-de-matar-a-varios-miles-de-viejos/
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