Saturday, April 23, 2016

Nuestra desgracia y la solución

Nuestra desgracia y la solución
PEDRO CAMPOS | La Habana | 23 Abr 2016 - 9:47 am.

A propósito de todo lo que ha ocurrido con este VII Congreso del PCC
aparecen análisis diversos, todos con sus razones, tratando de explicar
el salto en el vacío que acaba de dar esa organización partidista, la
cual no alcanza a comprender que ya pasó su carnaval, que estamos en
otra época por mucho que se quiera detener la máquina del tiempo, que ya
no es posible hacer creer a la gente en el futuro si no hay presente,
que el estatismo-asalariado nació herido de muerte y por tanto con vida
limitada.

Y es lógico que la gente busque explicaciones, porque el PCC se ha
tomado demasiado al pie de la letra lo del artículo 5to de la
Constitución, —El Partido Comunista de Cuba, martiano y
marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la
fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y
orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción
del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista— y,
efectivamente, se ha convertido en una traba irresistible para el
desarrollo individual y social, simplemente porque no es martiano ni
marxista.

Ahora no solo pretende el Congreso del PCC (mil cubanos) que Cuba sea y
viva como ellos quieran, como ellos creen que debe ser el futuro, sino
que además organizan planes de desarrollo para 15 años, cuando ninguno
de ellos podría explicar qué pasaría mañana si EEUU —para "no seguir
atacando a la revolución", según el sentido dado por el canciller Bruno
Rodríguez Parrilla a la visita de Obama—, decide echar atrás el proceso
de normalización.

¿Cómo es posible hablar de planes económicos estratégicos en un país que
hasta ayer basaba su desarrollo en lo que pudiera lograr en sus
relaciones con el "enemigo histórico" y hoy prácticamente está batiendo
tambores de guerra porque se siente agredido por su acercamiento
diplomático?

Ojalá que EEUU no tome en serio las palabras del experimentado
diplomático y siga adelante en sus planes para levantar el embargo y
cooperar en el desarrollo del pueblo cubano. Pero en fin, al tema de marras.

Algunos achacan nuestra desgracia a la existencia de un Fidel Castro, al
fatalismo geográfico, al clima, a Batista y su golpe de Estado, los
cohetes atómicos rusos, la desaparición de Camilo Cienfuegos, la
"flojera de los gobiernos americanos", la caída de la URSS y el campo
socialista, etc.

Sin embargo si analizamos cualquier fenómeno de los últimos 56 años,
encontramos que todo gira en torno a la propiedad. Fue la incautación de
tierras y propiedades en los primeros años de la revolución, lo que
generó el aumento de la contrarrevolución, el agudo enfrentamiento en el
seno de la sociedad, la actuación de EEUU contra el Gobierno cubano, lo
que provocó la explosión de La Coubre, Girón, el Escambray, el
acercamiento a la URSS y la crisis de Octubre y hasta el "período especial".

Fue la concentración de la propiedad de la tierra y los recursos en
manos del Estado, la que trajo o facilitó el desabastecimiento, la
brigada Che Guevara, el fracaso de la zafra del 70, la destrucción de la
industria azucarera y la ganadería, los fracasos de los grandes planes
lecheros, cafetaleros, de plátano y otros, el abandono de la tierra al
marabú, los fracasos de todos los planes quinquenales, el desastre de la
vivienda y las vías de comunicación, y todo ese grupo de etc., que todos
conocen. Fue lo que posibilitó la Constitución Estado-céntrica de 1976.

El PCC y su Gobierno se proponen planes y más planes que todos fracasan
porque la propiedad estatal, en verdad de la burocracia, sobre la
tierra, las fábricas, las empresas, los hoteles, y —muy importante— la
fuerza de trabajo de la que disponen como esclava moderna (asalariada) o
venden a empresas extranjeras o a países que la necesitan, no es capaz
de generar interés en los productores, simplemente porque no satisface
sus necesidades.

El Estado, entelequia que solo sirve a los intereses de la burocracia y
a su auto reproducción, no valora ni le interesa valorar la fuerza de
trabajo, que tiene a pululo, pues si lo hiciera, no podría sostenerse.
El Estado-dueño actual, es la versión moderna de la esclavitud
generalizada, de Mesopotamia y América, que José Martí identificó y
rechazó como socialismo de Estado, en su inmortal La futura esclavitud.

Por eso el Partido-Gobierno-Estado es tan reiterativo en que "nuestro
socialismo se basará en la propiedad estatal sobre los medios
fundamentales de producción" y sustenta todo el sistema económico,
político y social en ese modelo de propiedad. La "no-estatal" es accesoria.

Si no existiera esa concentración de la propiedad, no tuviéramos esa
burocracia partidocrática y parásita que hace medio siglo controla el
país, no fueran necesarios tantos ministerios y sus cientos de miles de
burócratas para "controlar y dirigir" la producción, nadie podría
pretender imponer nada a los demás que fueran también dueños de medios
de producción, ni políticas arbitrarias de producción y precio, ni
definiciones de cómo debería vivir.

En una sociedad de muchos, todos, propietarios individuales o asociados
de medios de producción, nadie podría imponer nada a los demás y sería
esa la base para la democracia soñada por Martí.

En fin que la concentración de la propiedad en el Estado ha sido nuestra
desgracia y su socialización, nuestra solución.

Source: Nuestra desgracia y la solución | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1461361502_21872.html

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