El 'paraíso' está en venta
Los extranjeros sortean como pueden los obstáculos legales para hacerse
con una vivienda en Cuba
ORLANDO PALMA, La Habana | Octubre 27, 2015
Las amplias terrazas, una ubicación cerca de la playa y estilos
arquitectónicos de tipo art déco tienen mucha demanda entre los
extranjeros que compran casa en Cuba. Aunque la ley excluye a los no
residentes en la Isla para adquirir una vivienda, las incipientes
empresas inmobiliarias están abarrotadas de pedidos llegados de todas
partes del mundo.
"Llevo tres años aquí y me va muy bien", comenta Andreas, un alemán de
67 años que tiene un hermoso chalet con piscina en el poblado de
Guanabo, al este de La Habana. En los alrededores de su lujosa vivienda
también han comprado "muchos belgas y franceses". Su trozo de paraíso le
costó alrededor de 70.000 dólares, "poco dinero para una casa a
cincuenta metros del mar y con este sol todo el año", alardea.
La compraventa de viviendas entre particulares fue autorizada en Cuba a
finales de 2011, después de haber estado prohibida y rigurosamente
perseguida durante décadas. El Decreto-Ley 288 publicado por la Gaceta
Oficial en noviembre de ese año aprobó la transmisión de la propiedad de
una casa entre "personas naturales cubanas con domicilio en el país" y
"extranjeros residentes permanentes en el territorio nacional".
Obtener la residencia en la Isla es un proceso complejo y las
autoridades migratorias son muy estrictas para otorgar los permisos. El
matrimonio con un nacional, los contratos de trabajo a largo plazo o el
estar cursando estudios en centro universitarios son algunas de las
pocas razones por las que se obtiene un permiso para quedarse. En 2011,
las cifras oficiales indicaban que en el país sólo el 0,05 % de la
población era extranjera.
El atrevimiento personal y la confianza en algún nacional ayudan a
saltarse esa limitación legal. "El que aparece en el título de propiedad
es un cubano amigo o familiar del comprador", detalla una abogada de la
notaría ubicada en la céntrica esquina de 23 y J, en el Vedado. "El
riesgo es alto, porque en los papeles el extranjero no aparece por
ningún lado, así que un día al regresar de una viaje puede encontrarse
con que le cambiaron el llavín a la casa y perderlo todo: güiro,
calabaza y miel", ironiza.
Cuando algo sale mal en una compraventa que involucra a un no residente,
este tiene todas las de perder. "No puede ir a la policía a denunciarlo,
porque para la ley él no aparece en ningún papel relacionado con la
vivienda", explica la abogada. "Se trata de un pacto entre caballeros,
el que hacen el propietario, que será pura pantalla, y el verdadero
dueño", corrobora.
Sin embargo, las posibilidades de que todo se malogre son muy altas.
"Hay gente que ha perdido los ahorros de su vejez aquí", cuenta la
especialista. "Se enamoran de una cubana o de un cubano, compran una
casa para vivir juntos el resto de la vida y cuando la pareja se ve con
un título de propiedad en la mano se las arregla para botarlo de la
casa", narra.
Otro caso es el de los exiliados cubanos que compran a través de la
familia que les queda en la Isla. "Conocí a una cubana que se fue cuando
la operación Peter Pan y que acaba de comprar a través de unos amigos la
misma casa que le confiscaron a su familia. Está ubicada en la barriada
de la Víbora y es de esas viviendas que nunca se olvida", explica.
A pesar de los altos riesgos, los negocios privados que se dedican al
mercado inmobiliario aseguran tener mucha demanda de clientes con otras
nacionalidades. "Más del 30 % de las operaciones que hemos hecho
involucran de alguna manera a un extranjero", asegura una empleada de
Espaciocuba.com, una pequeña empresa por cuenta propia. "Se presentan
como un amigo de la familia que supuestamente quiere ver la casa, pero
para todos queda claro que el yuma es quien pone el dinero".
En el catálogo de esta inmobiliaria se explica que "la gestión de venta
de un inmueble suele convertirse en una tarea larga, agotadora e
insegura" en Cuba, "debido a los tropiezos y problemas que surgen en el
camino de los trámites a realizar". De ahí que brinden "información,
publicidad, consejos útiles, promoción directa y asesoramiento
jurídico". Si el cliente no habla español, facilitan un traductor.
Sonia y Ricardo viven en una céntrica zona del municipio Playa, de
grandes mansiones con jardines. Llevan unos meses intentando vender la
casa familiar para irse a vivir con sus hijos en Texas, Estados Unidos.
"Vienen muchos canadienses, franceses y hasta norteamericanos a ver la
casa", detalla la propietaria. El precio que han puesto en los
clasificados ronda los 100.000 dólares y confían en vender antes de fin
de año.
"Este lugar tiene todo lo que le gusta a los extranjeros", explica
Sonia, mientras muestra la casa a dos suizos. "El sol da por la mañana
en el portal, hay mucha privacidad con relación a otros vecinos y tiene
estos vitrales que vuelven loco a todo el que los ve", describe
agregando ventajas a cada metro cuadrado de su vivienda.
Los potenciales compradores piden subir a la azotea y buscan con la
mirada el mar. "En el anuncio hemos puesto que se puede ir caminando a
la Playita 16 y eso ha atraído a muchos compradores". Indagan también
sobre el suministro de agua y en especial sobre los propietarios
anteriores de la vivienda. "Tienen miedo de comprar algo que haya sido
confiscado a una familia exiliada y que después se la puedan quitar",
explica Ricardo.
En 2012 se vendieron unas 45.000 casas en Cuba. Un año después, la cifra
prácticamente se había duplicado con 88.000 viviendas vendidas, según un
estudio realizado por The Havana Consulting Group. El dato de cuántas de
estas operaciones implicaron a un no residente es un misterio, pero las
huellas de su presencia están por todos lados.
"Esto está lleno de italianos", cuenta Pascual, un guía de turismo
especializado en la ciudad de Trinidad y sus alrededores. El Valle de
los Ingenios, con sus enormes haciendas patrimoniales, una tierra fértil
y un paisaje que corta el aliento, no ha pasado inadvertido para los
ojos de los compradores extranjeros. "El fenómeno empezó antes de la
nueva ley de compraventa, pero en los últimos años se ha extendido", señala.
En la zona hay fincas extensas, con una arquitectura tradicional que
mezcla los arcos y columnas con las amplias terrazas. "Esto les
arrebata", explica Pascual sobre los visitantes foráneos que llegan por
primera vez a esa zona espirituana. "Vienen, se encantan y se les ocurre
lo mismo que a todos: comprar una casa aquí". Aunque el guía cree que
"los precios no son caros si se comparan con el mercado internacional",
añade que "después hay que echarle a la casa un montón de pesos".
La falta de reparación que muchas casas cubanas han padecido por
décadas, unida al desabastecimiento y los altos precios de los
materiales de construcción, se vuelven un dolor de cabeza para el
ilusionado comprador. "Tuve que hacer los dos baños y la cocina nueva,
cambiar toda la instalación hidráulica y eléctrica que eran un
desastre", recuerda Andreas, un berlinés que se vio obligado a importar
en su propio equipaje personal algunas piezas para la cocina y hasta los
interruptores de la luz.
No obstante los riesgos y las dificultades materiales para comprar y
renovar una vivienda, los extranjeros se hacen sentir en el mercado
inmobiliario cubano. Compiten en desventaja desde el punto de vista
legal, pero tienen a su favor contar con más recursos financieros que el
común de los cubanos. Cada paraíso tiene su parte de infierno, piensan
muchos de ellos y están más que dispuestos a pagar el precio por tener
su trozo de isla lejos del frío y de los impuestos.
Source: El 'paraíso' está en venta -
http://www.14ymedio.com/nacional/paraiso-venta_0_1878412147.html
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