Sunday, November 09, 2014

Vigencia y reto del exilio

ViICENTE ECHERRI: Vigencia y reto del exilio
11/07/2014 2:00 PM 11/07/2014 11:42 PM

Para los cubanos del exilio —palabra amarga y dulce a un tiempo; amarga
porque resalta el extrañamiento del país que amamos; dulce, porque
reafirma nuestra fe en el fin del oprobio— cualquier acercamiento entre
Estados Unidos y el régimen de los Castro, cualquier acto de parte del
gobierno de este país que se encamine a legitimar al espurio gobierno
del otro, la menor avenencia en pro de la "normalización" de relaciones
entre ambos estados ha de provocar siempre nuestro rechazo rotundo y
visceral.

Esta actitud nos ha ganado el calificativo de extremistas y radicales de
parte de nuestros enemigos y críticos, y tal vez lo seamos, si por
extremista se define a quien no se aviene con los términos medios, y si
por radical entendemos, en su sentido literal, como bien lo señalara
Martí, "el que va a la raíz". Para escándalo de los que aquí se llaman
impropiamente "liberales", de los consumidores de gastadas consignas de
izquierda, de los simpatizantes nostálgicos del "experimento" cubano, de
mercaderes oportunistas que ven en Cuba una plantación para ser
explotada, nosotros todavía aspiramos al derrocamiento del castrismo,
aunque muchos se hayan quedado en el camino y muchos hayamos envejecido
en esa aspiración. El fracaso que distingue la vida socioeconómica de
Cuba y la chapucería de su gestión política sirven a diario para
robustecer nuestra fe y para darnos la razón.

Los defensores del castrismo a veces se muestran desesperados. La más
reciente muestra de esa inquietud ha salido a relucir en el periódico
más influyente de la tierra: The New York Times le ha dedicado en las
últimas semanas cuatro editoriales al tema de Cuba, a la necesidad de
que Estados Unidos arregle sus diferencias con este vecino díscolo y
reconozca su existencia con plenas relaciones diplomáticas. Al parecer
la duración de una tiranía es suficiente prueba de legitimidad.
Nosotros, los que nos sentimos y nos definimos como exiliados de ese
país que usurpó una mafia crapulosa, no encontramos ninguna razón para
una propuesta que, en el más inocente de los casos, es frívola, cuando
no malvada.

Entre los nuestros, la pregunta más lógica y común es ¿a qué responde
esta campaña a favor del reconocimiento del castrismo? ¿Qué lobby empuja
en la sombra estos editoriales? ¿Es la invariable simpatía de una
izquierda light e irresponsable por el hombre que tuvo la audacia de
enfrentarse a Washington, o mueven a este periódico, como una marioneta,
los hilos de poderosos intereses que aspiran sabe Dios a qué cuantiosas
inversiones sin tener en cuenta la libertad de los cubanos?

Como en tantos otros casos, puede haber una conjunción de factores. Lo
que resulta obvio es que se trata de una iniciativa orientada a
imponerle una agenda al presidente Obama que, al mismo tiempo, excluya o
limite la influencia que nuestro exilio pueda tener en la política de
Estados Unidos hacia Cuba. ¿Permitiremos pasivamente que esto suceda al
tiempo que se nos caricaturiza y se desvirtúan maliciosamente nuestros
anhelos y nuestras posiciones?

No dudo de que la respuesta unánime de los cubanos que nos sentimos
exiliados —que estamos aquí para volver, que aspiramos a recobrar
nuestro país por muy ciudadanos americanos que podamos ser— es que
debemos contrarrestar esta ofensiva propagandística con todos los medios
a nuestro alcance. Hasta ese punto, todos estamos de acuerdo. Ocurre que
los medios no son muchos.

Aunque han circulado varias respuestas, tanto en español como en inglés,
la posición del exilio cubano no ha encontrado la difusión que merece,
sencillamente por falta de recursos. A pesar de que nuestra comunidad
presume de su triunfo económico, nuestros ricos nunca han puesto su
dinero a la altura de sus palabras. Y no estoy pensando en los que van a
Cuba y están dispuestos a hacer negocios allí ahora mismo si los
dejaran. Esos son candidatos a cómplices. Sino en los que presumen de su
enemistad vertical frente al castrismo, pero no ven ninguna relación
entre esa enemistad y sus cuentas de banco.

Se ha entablado una guerra —aunque sea de palabras— entre los que están
dispuestos a perpetuar el castrismo como una plantación fascista y los
que queremos el fin de la tiranía y el retorno de la democracia a
nuestro país; y las guerras se libran, y se ganan, con mucho dinero. Es
el momento de que los capitalistas de nuestro exilio pongan sus recursos
al servicio de la causa que dicen defender —con una campaña publicitaria
que compre los espacios que los medios nos niegan y que haga oír nuestra
voz en los círculos de poder y hasta en la última aldea. Nadie más que
ellos podría hacerlo.

©Echerri 2014

Source: ViICENTE ECHERRI: Vigencia y reto del exilio | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/vicente-echerri/article3649292.html

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