Presos políticos y planes sin futuro
Negarse a ver una disminución en el número de detenciones políticas en
Cuba no contribuye a la búsqueda de una mayor democracia en la Isla
Alejandro Armengol, Miami | 05/11/2014 4:42 pm
Entre la denuncia de actos represivos y el anuncio de planes o
propuestas de unidad transita el estancamiento del movimiento disidente
en Cuba.
La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional
(CCDHRN) notificó el lunes 3 de noviembre que ha verificado al menos 413
arrestos por razones políticas en la Isla durante el pasado octubre.
Según indicó la CCDHRN, en su último informe mensual sobre la represión
en Cuba, el número de detenciones registradas en octubre es semejante al
de septiembre pasado, cuando consignó 411 y catalogó esa cifra como la
más baja en lo que va de año.
El informe confirma una tendencia a la baja en el número de detenciones.
La CCDHRN ya había indicado que la intensidad de la represión política
en la Isla disminuyó en el mes de septiembre, cuando se produjeron 411
detenciones políticas. En esa fecha, se indicó que era la cifra era la
más baja de detenidos en lo que va del año, según el informe divulgado
por la organización.
El informe de septiembre señalaba que "continúa manifestándose la
tendencia a la disminución de este tipo de acciones represivas,
observada en los últimos cuatro meses". El número de casos registrados
durante septiembre representaba una disminución del 35 % respecto al mes
anterior, y casi la tercera parte de los casos registrado en el mes de
mayo, cuando se obtuvo la cifra más alta de detenciones políticas en el año.
Una tendencia similar ya se había observado en otras variables evaluadas
por la Comisión, como los casos de víctimas de agresiones físicas,
opositores pacíficos hostigados, y aquellos que fueron objeto de los
llamados actos de repudio y de acciones vandálicas.
"A pesar de este evidente (y positivo) contraste estadístico, que
pudiera ser puramente coyuntural, la CCHDRN no puede ocultar su profundo
escepticismo en cuanto a que el régimen, que impera en Cuba hace casi 56
años, esté dispuesto a adoptar verdaderas reformas económicas y en
materia de derechos fundamentales, al tiempo que la inmensa mayoría de
la población es hundida, lenta pero inexorablemente, en la pobreza y la
desesperanza", consignaba el informe de septiembre.
Sin embargo, al margen de ese último párrafo con un intento de análisis
puramente editorializante —que un grupo como la CCHDRN debió haber
dejado a un lado— lo que quedaba claro en el informe era una tendencia a
la disminución en el número de detenciones, que si bien entonces la
organización consideraba "puramente coyuntural" ha continuado hasta la
fecha.
¿Evidencia esto un cambio en la naturaleza represiva del régimen? No, en
cuanto a que no se ha producido un aumento de las libertades políticas
que permitan al ciudadano de a pie elegir su destino político. Sin
embargo, al mismo tiempo señala una situación cambiante que una
organización como la CCHDRN es incapaz de analizar a profundidad, por
aferrarse a sus viejos esquemas y motivaciones.
Si el régimen cubano, de cara a Europa y también a Estados Unidos,
ensaya un lavado de imagen, no basta con aferrarse al pasado, sino se
debe actuar de acuerdo a esta nueva situación.
Si la CCDHRN registró en el mes de marzo de 2012 más 1.150 detenciones
de opositores —el número más alto del que existía constancia en los
últimos cincuenta años de entonces—, esta cifra de 413 detenciones
indica un cambio. Negarse a verlo y adoptar una actitud de avestruz no
contribuye ni a la lucha en favor de la democracia en Cuba ni al
conocimiento de la verdad sobre lo que ocurre en la Isla.
"En marzo de 2012 verificamos al menos 1.158 detenciones arbitrarias por
razones políticas, el número más alto para un mes en las últimas cinco
décadas, solo comparable con las grandes redadas realizadas en todo el
país en abril de 1961, a raíz de la invasión por Bahía de Cochinos",
destaca un documento de la organización.
Tan solo en el primer trimestre de ese año se documentaron un total de
2.393 detenciones contra opositores y activistas de derechos humanos,
una cifra que superaba los 2.074 arrestos ocurridos en todo el año 2010.
Nuevas tácticas
Uno de los problemas que en la actualidad enfrenta la disidencia es que
la táctica represiva puesta en práctica por el gobierno de Raúl Castro
resulta muy eficiente a la hora de implantar el terror: reprimir de
forma limitada, solo lo necesario, pero al mismo tiempo no permitir que
se olvide o se pierda el miedo.
A la vez, a la hora de la denuncia, queda clara la naturaleza abusiva
del régimen, pero lo ocurrido no logra despertar una alarma
internacional o desencadenar una activa repulsa mundial.
La cualidad represiva del régimen queda amparada tras la búsqueda de
cuantificaciones: ¿cuántos muertos, cuántos desaparecidos, cuántos
torturados? Y salen a relucir los casos de nutridas manifestaciones
dispersadas a balazos, chorros de agua o bastonazos de los destacamentos
antimotines en cualquier lugar del mundo.
Esa vendría a ser la mitad de la ecuación. La otra mitad radica en la
existencia de horizontes alternativos, que hace que todo cubano lo
piense dos veces, y hasta cuatro y cinco, antes de unirse a un grupo
disidente.
Para neutralizar o acabar con sus enemigos, el régimen castrista nunca
ha dudado en ejercer la represión, pero también ha desarrollado
hábilmente la práctica de dejar abierta una puerta de escape a los
opositores —siempre que exista esa posibilidad— y de anticiparse a las
situaciones límites.
La alternativa entre la cárcel y el esperar la oportunidad de partir
hacia Miami u otro país define desde hace décadas la realidad cubana.
Frente a la evolución del movimiento opositor, de una disidencia
tradicional e ilustrada ―y cuyos líderes superaban los 50 años de edad―
a un grupo menos encerrado en categorías, embriones de partidos
políticos y organizaciones de nombres presuntuosos, el enfoque represivo
del régimen continua similar al patrón reafirmado con violencia en la
primavera de 2003.
Es decir, que no permite intento alguno de buscar una ampliación del
horizonte político, en cuanto a prohibir no solo alternativas de
gobierno sino también variantes dentro del mismo, que se aparten de las
ligeras variantes agrupadas bajo el paraguas de la "actualización del
modelo" y que se limitan a la esfera económica.
Más allá del terreno político y económico, es cierto que en el terreno
cultural se han ampliado en buena medida las opciones que permiten no
simplemente el ejercicio de evocar nombres años atrás prohibidos sino de
tocar temas y desarrollar opiniones que por décadas fueron simplemente
excluidas.
Sin embargo, no basta para la explicación de lo que en la actualidad
ocurre en Cuba el enfatizar solo en el cambio de las tácticas
intimidatorias. Hay que hablar también de cierto desplazamiento del
ejercicio disidente —cuya limitada acción siempre se ha justificado por
la existencia de un fuerte aparato represivo— de la Isla a Miami, al
menos en su reflejo mediático.
Un buen ejemplo —aunque no el único— fue el recién concluido viaje a
esta ciudad del opositor Guillermo Fariñas. Si años atrás Fariñas
acaparaba titulares —incluso en la prensa internacional— por su desafío
al régimen, huelgas de hambre y actitud militante, ahora sus
declaraciones han ido desde un descabellado proyecto de comedores
populares, administrados por la disidencia y financiados desde el sur de
la Florida, hasta una injerencia espuria en la contienda electoral, así
como dimes y diretes sobre un supuesto intento de soborno.
Todo ello ha contribuido a una descaracterización en la que no hay que
excluir la mano del régimen, pero tampoco usar este argumento para
librar de culpas al protagonista.
Si la ilusión el viaje, el necesario apoyo político internacional y la
búsqueda de recursos dejan de ser medios y se convierten en los fines de
una disidencia, el gobierno de La Habana se encuentra en una posición
óptima para aflojar la mano en la represión inmediata y más visible, no
por un cambio de naturaleza sino por la ausencia de necesidad.
Las transformaciones que ha experimentado el enfoque represivo han sido
más bien de adecuación de un modelo que mantiene intacta su esencia —que
es castigar con dureza cualquier acción que alega va en detrimento de
"la independencia del Estado cubano", así como de la "integridad de su
territorio"— al tiempo que alimenta y explota tanto la codicia que
podría derivarse esos supuestos cambios económicos como la esperanza en
un cambio biológico irremediable. En este sentido, y sin la necesidad de
reconocerlo explícitamente, La Habana está utilizando la utopía de "No
Castro, no problem" con una mayor efectividad de la que nunca soñó el
exilio.
En este sentido, si bien no puede negarse que en la actualidad el
régimen es más permisivo en actividades de denuncia o periodismo
independiente ¾labores que llevaron al encarcelamiento de muchos
opositores en 2003¾ mantiene la barrera de impedir que llegue "a la
calle" cualquier manifestación de crítica o rechazo, por leve que sea.
Lo que resulta lamentable es que, en buena medida, la disidencia y el
exilio continúan aferrados a tratar de ver y mostrar al mundo una
calcomanía del pasado, en lugar de una visión actual. ¿Hay menos presos
políticos ahora que hace un año? Sí, es cierto. Decirlo sin contrapisas.
Sin agregar que es un factor estadístico o algo coyuntural, porque
iguales categorías podrían aplicarse a la situación existente hace dos
años. Hablar a las claras que en Cuba se enfrenta una nueva situación y
tratar de analizarla.
¿Existe una salida democrática en el caso de Cuba? La efectividad de la
represión y el peso de la indolencia en la Isla hacen que no se
vislumbre en el movimiento disidente. Reconocerlo así no se limita a la
crítica y mucho menos al reproche. Intentar crear una sociedad civil en
la Alemania nazi siempre se vio como un imposible. Quizá es un argumento
demasiado extremo, pero no por ello deja de tener un fundamento real: lo
que define la efectividad de un movimiento opositor no son las
dificultades que enfrenta sino la forma en que logra superarlas. Lo
demás queda en el terreno de las lamentaciones.
Source: Presos políticos y planes sin futuro - Artículos - Opinión -
Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/presos-politicos-y-planes-sin-futuro-320801
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