Publicado el viernes, 02.14.14
Diagnóstico en el caso Fanjul
OSCARPEÑA
Le ruego al lector trate por unos segundos de poner en blanco su mente y
desprenderse por unos segundos de predisposiciones propias o patrones de
expresiones de otros y se pregunte y conteste con honestidad la
siguiente pregunta:
¿Los pueblos comunistas de Vietnam y de China estaban mejor antes o lo
están ahora después de eliminar las barreras económicas para sus
ciudadanos y permitir las inversiones extranjeras?
Obviamente se puede adelantar que la respuesta es hoy. Estos dos países
con sus serias reformas liberalizadoras y con la inyección de capital de
afuera en poco tiempo se han convertido en economías de muy rápido
crecimiento. Y no se trata de tapar que están todavía suspensos en las
asignatura de los derechos civiles y políticos, pero sin duda de ningún
tipo –después de salir del total inmovilismo– hoy sus ciudadanos están
mejor que ayer y en mejores condiciones para dosificadamente ir más
adelante dando pasos en subir escalones democráticos. Está comprobado
que los ciudadanos después de alimentarse dos veces al día, tener un
techo y unos dólares en el bolsillo es que dedican su mente y tiempo
para alcanzar libertades civiles y políticas.
Me pregunto por qué los cubanos no nos enfocamos también en comenzar
nuestro despegue nacional por los caminos y atajos económicos posibles
para después alcanzar metas superiores. Incluso es de suponer que
nuestro salto puede ser hasta superior al de esos países asiáticos
porque tenemos en nuestro expediente histórico como nación cultura
económica y la experiencia de haber sido un país próspero y no tan
atrasado y feudal como China y Vietnam.
Hace muchos años, cuando se empezaron a ver algunas inversiones
extranjeras dentro de Cuba, demandamos al gobierno cubano para que estas
fueran primero para nacionales que para extranjeros y lo emplazamos a
que permitiera una sucursal de cada negocio cubano de Miami en Cuba. Las
autoridades de La Habana nos odiaban por hacer esas propuestas y nos
acusaron de agente de la CIA por proponer introducir al enemigo en Cuba;
sin embargo, también hay algunos compatriotas exiliados obstinados y
encaprichados en obstruir los cambios para Cuba por partes y solo se
enfilan en el paquete completo de libertades.
Asumir los adversarios la posición de todo o nada es un grave error que
los aísla de su pueblo y los hace coincidir –sin que sea su intención–
con los deseos de las autoridades de La Habana que se perciban así. Se
ciegan al no explorar primero una mejoría básica para nuestro pueblo y
brechas para después alcanzar peldaños superiores. A algunos dirigentes
históricos del gobierno cubano y de Miami les resulta más fácil ignorar
las circunstancias que enfrentarlas. Evadir la realidad es un mecanismo
habitual, más aún cuando el fondo de la cuestión implica admitir
responsabilidades propias. Hay que mirar para el memorial de Miami y
para los panteones de la otra parte. Todas las muertes cubanas de este
largo proceso han sido muy lamentables. No es fácil salir de viejos
esquemas de enfrentamiento, pero tiene el liderazgo cubano en ambas
partes la responsabilidad de acabar de entender que entre todos los
cubanos –como lo han hecho otros países de pasado dictatorial– se tiene
que arreglar el país.
Alfonso Fanjul puede estar con la cabeza muy alta. Las acciones, la
actitud y las declaraciones del empresario azucarero –como han sido las
de Carlos Saladrigas– son realistas, pragmáticas, patrióticas y
beneficiosas para el presente y futuro de nuestro pueblo y como cubano
se las agradezco y lo insto a seguir adelante. Su actitud es un
paradigma de cómo se debe actuar hoy.
Diagnóstico del caso Fanjul: El recibimiento que le dio La Habana
califica como el primer reconocimiento oficial (tortuoso) del fracaso de
la revolución de 1959. Se ha perdido más de medio siglo por la ambición
de un hombre y la ingenuidad de un pueblo.
@OscarPenaCUBA
Source: OSCAR PEÑA: Diagnóstico en el caso Fanjul - Opinión -
ElNuevoHerald.com -
http://www.elnuevoherald.com/2014/02/14/1678608/oscar-pena-diagnostico-en-el-caso.html
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