Monday, March 26, 2012

El santuario en la iglesia de Cuba

Publicado el domingo, 03.25.12

El santuario en la iglesia de Cuba
Xavier L. Suárez

Una de las escenas más impactantes de la historia, en lo que se refiere
a la Iglesia Católica cuando se enfrenta a un gobierno injusto y
sangriento, fue encapsulada en la película de Hollywood Escarlata y
Negro. En el filme, Gregory Peck interpreta a monseñor Hugh O'Flaherty,
un sacerdote americano que usa el Vaticano como refugio para proteger a
familias judías y a soldados norteamericanos.

Esta escena no es una exageración ni un momento excepcional en lo que ha
sido una historia constante y admirable de refugio eclesiástico a los
oprimidos.

Por más de quince siglos, las iglesias cristianas han servido de
santuario a toda clase de personas perseguidas por el estado.

Se puede dividir la historia en tres eras: en la primera los acusados de
crímenes comunes podían ampararse en la Iglesia con vistas a negociar si
no un perdón por delitos, por lo menos el exilio, acompañado de
arrepentimiento.

La segunda fue una fase en la cual altos funcionarios y militares
buscaban refugio de aquellos que, aunque decían ser cristianos, no
aplicaban la ley justamente o discriminaban a los extranjeros.

La más moderna es una era en la cual muchos países dan refugio a
aquellos exiliados que huyen de la represión en su país natal o a
indocumentados que pudieran ser deportados en circunstancias
consideradas injustas por las autoridades eclesiásticas.

Por lo dicho, se ve que aun cuando las autoridades son legítimas y
aplican leyes justas, a veces la Iglesia se interpone para suavizar el
castigo o para negociar de manera que al perseguido se le trate con más
compasión.

No hay duda de que históricamente la Iglesia se ha distinguido por su
compasión, por su firmeza frente a las autoridades cívicas cuando se
muestran crueles e injustas, y por su disposición de dar su propia vida
por un inocente.

La ocupación de una iglesia en Santiago de Cuba por personas que huyen
de la opresión del régimen más cruento en la historia de las Américas
ofreció una oportunidad para la Iglesia Católica cubana.

Sin tener que abdicar de su responsabilidad de mantener el orden en un
templo donde se adora a Dios y se ofrecen los sacramentos, la Iglesia
bien pudiera usar la valentía de los opositores del régimen para llevar
a cabo lo que los americanos llaman un teaching moment.

Por qué no haberles dicho: señores, aunque no pueden quedarse aquí
indefinidamente, si se les ofrece unas horas y un espacio para venir al
templo a discutir las enseñanzas de la Iglesia en el ámbito cívico. Por
ejemplo, aquí se discutirá todos los días, de 10 a.m. al mediodía, la
doctrina social cristiana, empezando por la encíclica Rerum Novarum (que
asombró al mundo ultracapitalista con sus ideas sobre los derechos del
obrero y la obligación social de la propiedad privada).

Por qué no aprovechar la circunstancia y la desesperación de los
activistas por los derechos humanos con una serie que discuta la
encíclica Pacem in Terris de Juan XXIII, y el hecho de que fue
incorporada en la Carta Universal de los Derechos Humanos precisamente
por el representante cubano (a la delegación encabezada por Eleanor
Roosevelt), Guy Pérez-Cisneros?

La Iglesia ha sido el faro de los derechos humanos desde que forzó a un
emperador a hacer penitencia, hace quince siglos, por maltratar a un
pueblo. La Iglesia fue la primera en condenar el capitalismo liberal, y
el marxismo ateo. La Iglesia fue la primera en declarar que el estado es
una sociedad perfecta, con todos los medios para su perfección,
implantando en efecto el concepto filosófico que hoy conocemos como
separación de estado y de iglesia.

Y sobre ese tema, es de suma importancia explicar que el estado tiene
poder pleno en su ámbito cívico, pero nunca cuando pisotea los derechos
humanos, que son sagrados e inmutables.

Qué pena que no aceptaran el reto de la historia, distribuyendo
panfletos con la Carta Universal de los Derechos Humanos y la
declaración antes mencionada de Juan XXIII, que dio forma a ese
documento tan histórico y tan trascendental.

Oremos para que el Papa se llene de valor y les diga a los comunistas
que hay que desalojarlos a ellos de los templos, no al pueblo que clama
libertad.

Comisionado de Miami-Dade.

http://www.elnuevoherald.com/2012/03/25/1159408/xavier-l-suarez-el-santuario-en.html

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