Miércoles, Diciembre 7, 2011 | Por José Hugo Fernández
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Siempre se dijo que el
objetivo de esas guarachas con sesgo guerrerista que en Cuba llaman Día
Nacional de la Defensa era mantener militarmente preparada a la gente
para enfrentar invasiones armadas procedentes del exterior.
La argumentación parecía tan severa, y ha sido además tan machaconamente
solemne durante tanto tiempo, que no nos ha quedado otro remedio que
aguantar la risa, al menos públicamente, cuando vemos a los
participantes (personas mayores por lo general y con frecuencia
ancianos), jugando a los soldaditos, en medio de batallas imaginarias
muy en el tono de aquellos sketchs del teatro vernáculo cubano, con
escopetas de palo incluidas, y representando sus papeles con la mayor
seriedad, como los mejores histriones del Alhambra.
Pero, ojo, que en este momento no son ya para risa las ocurrencias del
Día Nacional de la Defensa. O no todas. Muy a las claras quedó expuesto
en ciertas imágenes recreadas por el noticiero de la televisión el
pasado domingo 4 de diciembre.
Su comicidad, dada en el fantasioso enfrentamiento con artefactos de
mentirita a poderosos ejércitos del imperialismo, quedó petrificada por
el matiz amargo, dramático incluso, de algunas escenas de este último
Día de la Defensa, en las que, bajo el rótulo de ejercicios de lucha
para enfrentar a la contrarrevolución interna, se veía a dos grupos de
paisanos vestidos de civil, fajados unos contra los otros.
De pronto la misión de heroica resistencia frente a los marines yanquis
se ha mezclado con el convite a la batalla fratricida entre cubanos. Y
todo de un modo tan sutil y en apariencia tan orgánico que no nos queda
sino sentir como se hiela la sonrisa en nuestros labios. Todavía más
porque quienes son manipulados hacia esa guerra fratricida parecen
asumir la contingencia de una manera tal como si para ellos fuese parte
de la lucha contra una invasión extranjera.
Así tenemos que el régimen, siempre contradictorio menos cuando se trata
de sus métodos para conservar el poder, cacarea por un lado la necesidad
de que el pueblo se mantenga unido, mientras que por el otro lado crea
condiciones, a la vez que manipula ideas y sentimientos, con la mirilla
puesta en una guerra civil.
Desde luego que cuando ellos hablan de unidad popular, sobre lo que
están hablando es de su añoranza por la masa homogénea y absolutamente
sometida a su dominio, de una uniformidad en la que no quepan las
diferencias de criterios, ni la iniciativa individual, ni el amor
propio, ni el deseo de progreso. En fin, es una apelación que en la
actualidad también convida a desmollejarse de la risa.
Lo serio, y aún más que serio, alarmante, es comprobar (ante casos como
el del último Día Nacional de la Defensa) hasta dónde son capaces de
arrastrarnos en ese empeño irresponsable y siniestro por seguir
imponiendo su dictadura.
http://www.cubanet.org/articulos/de-la-comicidad-al-espanto-2/
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