28-09-2011.
Aimée Cabrera
Corresponsal de Misceláneas de Cuba
(www.miscelaneasdecuba.net).- La Avenida de Reina luce atestada de
personas como es frecuente en su tramo cercano a la céntrica Calle
Águila. Varios vendedores de alimentos estatales y cuentapropistas hacen
competencia con sus mercancías. Un negro con acento oriental pregona
toallas de diversos tamaños.
Otros venden caramelos envueltos, cucuruchos de maní, panes con
alimentos, y un sin fin de ofertas alimenticias. Un vendedor de sirope
con hielo, conocido como granizadero se inserta por un tramo de la calle
paralela a Águila. Él vende vasos desechables a los que les echa una
medida de hielo y otra de sirope. Tenía limón y naranja.
Varias personas en lo que esperaban los ómnibus urbanos que paran a
mitad de cuadra por la avenida, mitigaban la sed propia del horario del
mediodía. Algunos notaron que un hombre sucio recogía los vasos
desechables de quienes terminaban de beber su granizado y no disponían
de un cesto.
"Yo a mis nietos le saco cucharas y vasos, hasta llevo un pomo con agua
para tomar y otro para lavarles las manos: La Habana está que da asco,
llena de mendigos y gente sucia manoseando basura y después pegan la
boca en un vaso que no lo lavan bien, o vaya usted a saber"-expresa una
señora que espera una de las rutas que ha tardado más de lo habitual.
"Hay que tener cuidado también con el puré de tomate, y todo lo que se
vende en pomos de agua y refresco, yo he visto a gentes que los sacan de
la basura y luego los revenden. Yo trato de no comer ni tomar nada en
la calle. Mi agua está del tiempo pero está hervida"-dice otra persona y
muestra su frasco que contiene el vital líquido.
Hasta el presente, existe un aproximado de 50 700 trabajadores por
cuenta propia dedicados a la venta de alimentos. Ellos están en la
obligación de tener la Licencia Sanitaria, la cual los autoriza a
realizar su trabajo. La legislación vigente especifica 5 variantes
como son:
Las cafeterías
Las paladares
Servicio a domicilio
Ambulatorio
Y el elaborador-vendedor de vinos.
La Dra. Mayra Martí, Jefa Nacional de Higiene de los Alimentos y
Nutrición del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) expresa además al
periódico Granma del 23 de septiembre, en su Sección Nacionales, que por
disposición ministerial en la Resolución No 240 del 2011, las personas
interesadas en desempeñarse en estas actividades deben presentar sus
solicitudes en las unidades municipales de Higiene, Epidemiología y
Microbiología del municipio donde harán sus comercializaciones.
Después de la inspección sanitaria a los futuros locales de trabajo y de
manipulación; la respuesta podrá obtenerse en un plazo de 7 días hábiles
contados, a partir de la entrega de la petición.
Para la misma se exige una certificación médica que avale el estado de
salud física y mental de estos aspirantes a cuentapropistas. Una vez
otorgada la Licencia Sanitaria, ésta constituye un objeto de la
Inspección Sanitaria Estatal, por lo que será registrada en el libro de
Organización del Trabajo de los Centros y Unidades Municipales de
Higiene, Epidemiología, Microbiología y Áreas de Salud.
Según el tipo de actividad y, en función del riesgo epidemiológico será
la periodicidad de las inspecciones; y en caso de detectarse condiciones
sanitarias de riesgo a la salud de la población, los inspectores
procederán al retiro de la licencia sanitaria; además de comunicar el
hecho a las direcciones de Trabajo y Seguridad Social correspondientes.
El MINSAP tiene en cuenta aspectos de especial cumplimiento que atañen a
los locales para estas actividades entre los que pueden mencionarse
mesetas y mesas de trabajo con superficie lisa e impermeable de material
autorizado, así como el abasto de agua corriente en cantidad y calidad
sanitaria, sin dejar de mencionar que las áreas de fregado deben poseer
sustancias apropiadas para ello.
También se recalca la utilización de pinzas, tenazas, y otros utensilios
para la venta de alimentos y la correcta disposición de residuales
líquidos y sólidos.
La cocción de los alimentos debe exceder los 70 grados Celsius y su
conservación debe ser, si es refrigerada a 5 grados, los calientes a 65
y los congelados por debajo de 18. Además es indispensable la
desinfección de equipos y utensilios de cocina de forma sistemática,
la higiene de los envases donde se almacenan, elaboran y transportan
alimentos, y la verificación de la procedencia de las materias primas.
La Resolución 240 del 2011 detalla cómo, en el caso de los vendedores
ambulatorios, sólo se les autoriza a vender, los considerados como
alimentos de bajo riesgo epidemiológico, entre los que se encuentran el
maní tostado y en tabletas, las chicharritas (plátano o boniato
finamente picado, frito y envasado en bolsas plásticas), caramelos,
rositas de maíz, productos derivados de la harina sin relleno de carne,
cremas y merengues; dulces secos y otros alimentos ligeros que no
requieren condiciones especiales para su conservación.
Se prohíbe entrecruzar productos crudos con los listos para el
consumo, la venta de pescados y mariscos sin cocción, y la tenencia de
animales vivos en el punto de venta. Las prohibiciones existen también
para el caso en que el trabajador por cuenta propia, padezca alguna
enfermedad respiratoria, digestiva o lesiones de la piel, que puedan
contaminar los alimentos y la elaboración y venta de mayonesa casera.
Si el lugar de venta está cerca de obstrucciones del alcantarillado,
desbordamiento de residuales líquidos o sólidos que lo afectan
directamente, el trabajador por cuenta propia se abstendrá de continuar
las actividades y prestación de servicios.
Hasta aquí, todo muy detallado y estricto para los trabajadores por
cuenta propia."Tuve que cerrar mi cafetería, la gente muy contenta, hice
la meseta, apenas dormía trabajando como una loca, pero aquí en esta
zona entra poca agua y no me permitieron que tuviera agua almacenada,
todo brillaba pero a ellos no les importó"-puntualiza una mujer que
perdió su licencia.
Sin embargo, da pena ver las condiciones en que se venden distintos
alimentos en establecimientos estatales. En la Calle Obispo, llegando a
Aguacate, un dependiente vendía en una ventana grasienta una fuente de
arroz frito que no tenía tapa, el hombre usaba un periódico enrollado
a modo de abanico, para espantar las moscas.
Lo mismo le sucede a las vendedoras del Lazo de Oro del mostrador que
queda por la Calle San Lázaro -otra cafetería estatal- que lo mismo
venden cigarros al menudeo que despachan una panetela sin pinza que,
dentro de una caja y junto a otras, son pastos de las moscas atraídas
por el merengue que las cubre.
Más arriba en Infanta entre San Lázaro y Jovellar, una joven fríe
croquetas en una cazuela cuyo aceite está sucio, los alimentos fritos
son depositados en un bandeja que deja mucho que desear, a la vista de
quienes quisieran comerse algo que quizás, les salga más económico,
"pero lo barato sale caro"-dice enojada una vecina de la zona que vende
de manera privada y admite que "con ellos (los estatales) nadie se mete,
hacen lo que quieren y no pasa ná"
Conservar la higiene es un problema vital que obliga a trabajadores por
cuenta propia y a trabajadores del Estado a ser limpios para mejorar la
calidad de sus ventas y no exponer a los comensales a indigestiones y
otras enfermedades estomacales, que pueden hasta poner en peligro sus vidas.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=33756
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