Saturday, July 02, 2011

Un breve estudio constitucional

Un breve estudio constitucional
Friday, July 1, 2011 | Por René Gómez Manzano

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) – El pretexto más invocado por
los "socialistas del siglo XXI" para justificar la promulgación de una
constitución nueva, es el de "empoderar al pueblo", reconociéndole un
rosario de derechos sociales, cuyo disfrute real no puede ser
garantizado en la práctica.

Se trata de un ejercicio demagógico de la peor especie. Actúan como si
el mero enunciado de esos propósitos resolviera los problemas, aunque
saben perfectamente que su solución depende de las condiciones
materiales, que casi nunca existen y que ellos mismos, con el sistema
económico obsoleto e ineficiente que propugnan, son incapaces de crear.

Por supuesto que lo del "empoderamiento popular" es una patraña,
genialmente desenmascarada por Martí, cuando señalaba uno de los
peligros de la idea socialista: "La rabia disimulada de los ambiciosos
que comienzan por fingirse, por tener hombros en que alzarse, frenéticos
defensores de los desamparados".

Pero el objetivo real es otro: garantizar la perpetuación en el poder,
lo cual exige, como primer paso, que en la nueva carta magna se autorice
la reelección presidencial inmediata, prohibida en la generalidad de las
constituciones latinoamericanas, entre ellas las que regían
anteriormente en Venezuela, Bolivia y Ecuador.

En este aspecto, el caso de Honduras y José Manuel Zelaya presenta
características propias, porque la ley fundamental de ese hermano país
centroamericano es generosa en la enunciación de aquellos derechos
sociales a los que aludía anteriormente.

Los constituyentes hondureños de 1982 (mucho antes de la irrupción de
Mel Zelaya en la escena pública) se adelantaron a los socialistas del
siglo XXI, al reconocer próvidamente, entre otras cosas, que "toda
persona tiene derecho al trabajo, a la seguridad de sus medios
económicos de subsistencia y a la protección de la salud", así como "el
derecho de vivienda digna".

En otro orden de cosas, no faltan en la Constitución de ese país otros
objetivos ambiciosos: la declaración de la educación como "función
esencial del Estado", la aspiración a un sistema económico basado en
"principios de eficiencia en la producción y justicia social en la
distribución de la riqueza y el ingreso nacionales", así como la
"erradicación del analfabetismo como "tarea primordial del Estado".

Es decir, que cuando todavía Hugo Chávez rumiaba sus apetitos
inconfesados de poder como oficial subalterno en los cuartelitos
venezolanos, ya los constituyentes hondureños de 1982, sin saberlo, se
habían apropiado anticipadamente de toda la retórica populista del
"socialismo del siglo XXI".

Pero si la Constitución vigente, lejos de obstaculizarla, facilita la
administración de esas recetas seudo marxistas en la fraterna Honduras,
¿entonces por qué la insistencia en considerar la instalación de una
Asamblea Constituyente como "el gran anhelo que manifiesta la
Resistencia a partir del 28 de junio del 2009", según acaba de recordar
la ex canciller Patricia Rodas?

El problema radica en que la misma carta magna de 1982 prohíbe
absolutamente la reelección presidencial: "El ciudadano que haya
desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o
designado" (artículo 239). Este mismo precepto plantea severas penas
para quien "quebrante esta disposición o proponga su reforma".

Lo cual significa que el único camino abierto ante Mel Zelaya para
volver a disfrutar de "las mieles del poder" —como diría Fidel Castro—,
y hacerlo, además, durante "cincuenta años" (que es el plazo que,
seguramente pensando en sus mentores cubanos, acaba de anunciar el señor
del sombrerón en un mitin de sus paniaguados), es la redacción de una
nueva Constitución.

Y en eso están los incondicionales del amillonado personaje, agrupados
desde hace algunas días en el Frente Amplio de Resistencia Popular,
nueva fuerza política con siglas de connotaciones narco guerrilleras: FARP.

Esta novedosa aventura nos permitió disfrutar recientemente el gracioso
espectáculo del terrateniente y frustrado aspirante a discípulo de
Chávez, actuando como un camarada más, levantando el puño izquierdo y
haciendo con él movimientos horizontales hacia delante y hacia atrás, un
gesto entre ridículo y obsceno.

En el ínterin, las trompetas propagandísticas de TeleSur y el Noticiero
de la Televisión Cubana no paran de alabar a Zelaya y a su nuevo
engendro politiquero. Esperemos que los demócratas hondureños logren
mantenerlos a raya.

http://www.cubanet.org/articulos/un-breve-estudio-constitucional/

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