Tuesday, July 12, 2011 | Por Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) – A mediados de los años
sesenta, en la esquina de las calles 23 y L, en el Vedado, se inauguró
la heladería Coppelia. Comenzó con un menú de más de cincuenta sabores,
diferentes especialidades y platos cuyo protagonista era siempre el
helado y abriendo hasta muy tarde en la madrugada. Las autoridades se
jactaban de que Cuba tenía la mejor heladería del mundo, hasta el punto
de calificarla como "la catedral del helado".
Sin embargo, como sucede con casi todos los establecimientos estatales
en nuestro país socialista, pronto Coppelia comenzó a sucumbir a la
desidia. La cantidad de sabores y especialidades disminuyeron con
rapidez, y el trato deficiente al público se convirtió en regla. Además,
el sitio ha sido fiel reflejo de las etapas y sinsabores del proceso
revolucionario.
Los primeros años de la década de los años setenta, con una gran
cantidad de dinero circulando en la calle, y una alarmante escasez de
bienes materiales, fueron testigos de enormes colas en Coppelia. Tras
tres o cuatro horas de espera, al fin, la gente lograba comer algo y
gastar su dinero. Después, en los noventa, con la llegada del período
especial, la corrupción se adueño de la céntrica heladería. Grupos de
maleante controlaba las colas, y muchas personas tenían que pagarles a
esos sujetos para sentarse a la mesa. De igual forma, y ante la mirada
de las personas que hacían la cola, los empleados vendían las tinas de
helados a precios exorbitantes.
Los administradores no duran en Coppelia, son cambiados frecuentemente.
Hoy despiden a un dirigente por corrupto, y al poco tiempo se descubre
que el que lo reemplazó también lo es.
El verano que se inicia, cuando más helado consume el pueblo, no parece
halagüeño para Coppelia. Generalmente hay sólo uno o dos sabores y casi
siempre escasean la fresa y el chocolate, los que prefiere la gente. A
veces también faltan los bizcochitos, el cake y otros dulces con que se
acompañan los helados.
Aun así, es muy probable que, cuando el calor apriete y los niños estén
de vacaciones, crezcan las colas en la heladería. No son muchos los
lugares a donde pueden llevar a sus niños los que no tienen pesos
convertibles.
http://www.cubanet.org/articulos/los-infortunios-de-coppelia/
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