Juan Gonzalez Febles
Lawton, La Habana, 11 de julio de 2011, (PD) Wikileaks nos trae la
"noticia" de que para complacer al gobierno, el cardenal Ortega Alamino
habría presionado el cierre de la revista católica Vitral.
Para quienes hemos seguido la más reciente y cuestionable conducta del
prelado, esto no ha sido cosa del otro jueves. Para decirlo de alguna
forma, estamos a la espera de cosas aún peores, si se trata del
arzobispo de La Habana.
Esto nos retrotrajo a los modos retorcidos de conducta del gobierno
cubano. A este gobierno no le gustan las críticas y se siente muy
incómodo siempre que alguien demanda algo. No importa lo que sea. Cuando
el gobierno cubano selecciona una línea de conducta a seguir, todo debe
subordinarse a esa decisión. No ve con buenos ojos señalamientos o cosa
alguna que se aparte un ápice de lo que haya establecido, para bien o
para mal.
Un gobierno tan rígidamente autocrático, una estructura
político-policial capaz de censurarlo y controlarlo todo, no puede tener
convivencias con forma alguna de disensión. Por tanto, es fácil inferir
que este gobierno nunca vio con buenos ojos a una revista como Vitral. A
la pregunta de por qué recurrieron a un método tan indirecto para
clausurarla, pues bueno, el caso es que existen Palabra Nueva y Espacio
Laical y si se tiene en cuenta que las apariencias tienen su peso, lo
mejor ha sido que la propia iglesia se encargue de cerrar a la incómoda
Vitral y asunto concluido.
El gobierno cubano se desplaza cada vez más del modelo obsoleto del
socialismo real a formas fascistas o corporativas más eficientes desde
el punto de vista de la rentabilidad económica. Los aliados naturales de
las formas fascistas son las iglesias, ya que como dijo el cantor, estas
se encargan de burocratizar al espíritu. Así, bueno es recordar la
alianza de la alta jerarquía católica española con el franquismo. En
Cuba, curiosamente, se da el caso que el gobierno ha dividido aún más a
los cubanos con otras divisiones. Además de revolucionarios y no
revolucionarios, habrá católicos, creyentes y no creyentes. Cada uno de
estos grupos cuenta con diversos grados de permisibilidad o no.
Los creyentes, con primacía católica incluida, pueden asociarse y
disponen de un grado de permisibilidad mayor que los no creyentes. En el
caso de las denominaciones cristianas, estas disponen de iglesias en las
que el gobierno se encarga de colocar a los suyos en los puestos de
mayor responsabilidad. En este rango, la iglesia católica dispone de la
primacía. Su jerarquía la selecciona Roma, que además, sostiene
financieramente toda la estructura eclesiástica interna y que podría o
no negociar con cualquier gobierno, por malo o bueno que este sea. Ya lo
han hecho.
Es por esto que si se tiene en cuenta que el gobierno cubano puede
perder el apoyo y el sostén de Venezuela, en un eventual retiro y
ausencia de Hugo Chávez, cuando esto felizmente suceda, tendrá que
establecerse un nuevo pacto social y si esto ocurre, el nuevo pacto
deberá ser inclusivo. Esta será la piedra de toque para la
sobrevivencia, que podría no ser, si los actores internacionales como la
Unión Europea y los Estados Unidos deciden dialogar con representantes
legítimos de los verdaderos intereses del pueblo cubano. Esto es todos
los cubanos, creyentes y no creyentes, católicos y no católicos,
residentes y no residentes en Cuba.
A la espera de estos tiempos mejores, crucemos los dedos para que Roma
piense en el futuro y jubile al cardenal Ortega que debe disfrutar de
reposo y olvido. Hay monseñores dignos y muy cubanos que pueden
sustituirlo. Estos se encargarán de afrontar los nuevos tiempos sin
complicidades indignas. Tiempos para disentir, opinar y vivir con
decoro. Falta que hace.
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