Wednesday, June 22, 2011 | Por René Gómez Manzano
LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) – Hace unos meses, un popular
diario de Miami, refiriéndose a una demanda presentada por un jurista no
gubernamental, manifestó que, supuestamente, era "la primera ocasión" en
que en Cuba se admitía una demanda contra un ministro. Esa afirmación
demuestra ignorancia, pues en realidad eso se ve a diario en cualquier
sala de lo administrativo.
El pasado martes, el periódico, aludiendo al mismo caso, afirmó: "Un
grupo de abogados independientes ha ganado el primer paso para
inscribir" su organización.
El rotativo señala que finalmente fue emitido el documento básico para
solicitar la inscripción de la entidad, que es un certificado de que no
existe ninguna otra asociación de nombre análogo o de fines similares a
la que el solicitante desea constituir.
La obtención de ese escrito es merecida si tomamos en cuenta los enormes
esfuerzos desplegados por el perseverante jurista con ese objetivo.
Baste señalar que el persistente colega presentó dos demandas
administrativas que llegaron hasta la fase de casación antes de ser
rechazadas definitivamente. Un trabajo de meses.
En la primera oportunidad, el Tribunal Supremo repulsó la promoción por
haber sido presentada en nombre de una entidad inexistente. En la
segunda, dicha corte argumentó, entre otras cosas, que el recurso de
alzada debió haberlo presentado en su momento a la ministra de Justicia
(autoridad competente para conocerlo) y no a una oficina provincial.
Después de tanto esfuerzo, los burócratas se dignaron a entregar la
certificación solicitada. Debo decir que es un verdadero descaro que
durante años esos documentos sean negados a los solicitantes. Porque hay
que aclarar que el caso de ese abogado no es único.
En Cuba, cientos de otros ciudadanos deseosos de constituir
organizaciones independientes han sufrido el mismo silencio
administrativo, también durante años, sólo que no han demostrado el
optimismo a toda prueba del mencionado colega.
Pero, en definitiva, ¿qué dice el documento cuya expedición constituyó
noticia? En él se afirma que no aparece inscrita ninguna otra asociación
con el mismo nombre, pero se precisa que existen otras dos que,
supuestamente, tienen los mismos objetivos de la que ahora aspira a
crear el perseverante jurisconsulto.
Por supuesto que eso es mentira: jamás organizaciones plegadas al
régimen, como la Unión Nacional de Juristas de Cuba y la Organización
Nacional de Bufetes Colectivos, creadas para apuntalar el monstruoso
sistema imperante, podrán tener iguales fines que una entidad
independiente cualquiera. Pero no estamos hablando de la realidad, sino
de la arbitraria interpretación que las autoridades hacen de esa misma
realidad.
La gentileza extrema con que fue atendido el tenaz jurisconsulto (que él
aplaude y desea "a cuanto cubano acude a ese ministerio") parece indicar
que se trata de la interpretación oficial. Dadas las características de
este régimen, esa inusitada amabilidad me recuerda el "beso de la
muerte" que los mafiosos estampan en aquellos que han marcado para ser
asesinados.
Por suerte, todo indica que el receptor de la certificación ha
encontrado sagazmente la vía para obviar ese aparente valladar haciendo
uso de su depurada técnica jurídica. Eso es lo que parece indicar el
gozo extremo que manifestó ante veintenas de otros disidentes y
diplomáticos congregados la noche del mismo martes en una residencia
habanera.
En el mismo sentido apunta lo declarado por él al periódico miamense:
"Agregó que se encuentra trabajando actualmente en el siguiente paso: la
solicitud de que la AJC sea oficialmente reconocida como la primera
organización independiente y verdaderamente no gubernamental de Cuba".
Aguardemos expectantes los resultados de sus próximas gestiones y
deseémosle éxito a él y a su señora esposa, pero sin excluir la
posibilidad de que el resultado les sea adverso. En definitiva, el de
Cuba es un régimen protervo, que sólo finge legalidad.
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