Thursday, October 07, 2010

La hora del Delegado

Sociedad

La hora del Delegado
Luis Felipe Rojas
Holguín 07-10-2010 - 8:28 am.

Reclamos de libertad y justicia en lugar de problemas vecinales: ¿Están
listos los delegados municipales para lo que se les viene encima?

Disidente Darsi Ferrer tras su liberación, vecinos. La Habana, 22 de
junio de 2010. (REUTERS)

Su casa está en un segundo piso. Medianamente lujosa y bien amueblada,
los ventanales altos la hacen ver más fresca en medio del sopor del
verano. En el portal, ante el cartel de "Aquí vive el Delegado",
conversan varios vecinos. La gestión del Delegado debería ser una
traducción de los problemas del barrio ante la gobernación municipal,
pero algunas muestras tomadas al azar dicen lo contrario: o son meros
"lleva y trae" de la política de base (anquilosada, hierática), o están
tan agobiados por las mismas dificultades que sus electores y no pueden
ver la marea donde deberían nadar hacia el horizonte.

¿Dónde se desploma la figura del Delegado a la Asamblea Municipal del
Poder Popular? En la arrancada, claro está. Pero, ¿cómo es que sus
electores empiezan a descreer de él al otro día de resultar elegido?
¿Por qué legislar una disfuncionalidad institucional?

El carrito loco de la política doméstica

El oficio de "lleva y trae", la misión de recadero entre el barrio y la
Asamblea, es la primera muerte del Delegado, supuestamente investido de
poderes por sus vecinos. La típica imagen de un hombrecito o mujer común
ataviados con una carpeta de quejas y lamentos, de propuestas de
soluciones, que luego viene a desilusionarlos con una directiva u orden
circular salida del primer buró del Gobierno municipal, es parte de la
sepultura que un Delegado comienza a cavarse ante quienes lo aplauden
por abulia o por miedo a dar la nota alta.

La escena de un grupo de vecinos esperando un martes en la noche para
entrevistarse con su delegado es cada vez más escasa. Las sesiones de
entrevista de este gobernador liliputiense se hacen una caricatura que
pasa fácil de la risa a la mueca de hastío.

Un salidero en el acueducto, la necesidad de dos bolsos de cemento para
reparar un muro, el consultorio médico que no abre hace dos semanas, los
recolectores de desechos públicos que no pasan hace un mes…, son los
reclamos que recibe esta pieza humana, interpuesta ante la gente común
por la maquinaria diabólica del socialismo.

Nuevos aires resuenan ya. Las noticias habaneras de que un puñado de
disidentes ha pedido la libertad de movimiento por el país, y que se
cumpla el derecho a la entrada o salida del territorio nacional sin el
sacrosanto permiso de un funcionario castrense y sus dependencias
reservadas a tres candados, parecen ser el detonante final del Delegado
en Cuba.

¿Y si un día funciona, compay?

Dos mujeres en Santiago de Cuba exigen a esta disminuida autoridad que
interceda por ellas, pues la policía política se ha llevado a su sobrino
casi adolescente y "tenemos miedo de que le pase algo", dicen estas dos
hermanas, votantes de dicho Delegado, quien baja la cabeza.

Más al oriente, el gobierno municipal de Guantánamo amanece flanqueado
por una decena de opositores y familiares de tres detenidos. ¿La causa?:
los policías se han llevado a los hombres sin un permiso, sin enseñar
orden de detención. Los familiares reclaman a los diputados para que
intercedan ante los oficiales, que se saben impunes.

¿Será que algunos se cansaron de pedir mejoras en el grumo de pan
diario? ¿Habrán elegido exigir por algunas promesas de libertad y
dignidad antes de protestar por una cañería rota o la tardanza de la
cuota de racionamiento?

Este mensajero de los gobiernos municipales, ¿está listo para la
avalancha que se le viene encima? ¿Estamos ante su final o ante su
crecida definitiva? Ahora el Delegado se enfrenta a lo que todo luchador
exige en la vida: un escenario libre, una contraparte limpia.

http://www.diariodecuba.com/cuba/la-hora-del-delegado

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