No a los sindicatos
Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press
LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Más de mil trabajadores del
hospital docente Abel Santamaría, en Pinar del Río, no están afiliados
al sindicato del ramo.
José Puentes, elegido secretario general el pasado febrero, expresó: "Me
encontré una desmotivación total entre los trabajadores, y una falta
absoluta de comunicación. Tenía que escuchar sus reclamos y explicarles
que nuestra labor no era sólo cobrar la cotización, sino organizar la
fuerza laboral".
La falta de afiliación a los sindicatos oficiales se ha convertido en
preocupación del gobierno. Dicen que es porque los trabajadores no se
están motivados, pero no se llega a la raíz del problema. Un viejo
chiste da cuenta que el sindicato en Cuba es como la suegra: hay que
mantenerla, pero no sirve para nada.
Aunque injusto con las mujeres, el chiste refleja el poco servicio que
el sindicato presta al trabajador. Se trata de una especie de apéndice
político logístico del régimen que no pierde pie ni pisada al obrero a
la hora de cobro de la cuota sindical obligatoria, aunque se insiste en
que es voluntaria.
Por otra parte, cuando el asalariado reclama derechos propios, o
establece demandas contra la administración de su centro laboral, el
sindicato le da la espalda, no lo defiende. Si alguien se niega a pagar
la cuota, esa actitud conlleva la baja sindical, y el trabajador será
sometido a un bombardeo permanente de críticas, presiones y marginación,
y no se tendrá en cuenta a la hora de repartir algún estímulo material.
También será culpado si el colectivo de trabajo al que pertenece no
recibe el galardón "Cumplidor de la emulación".
Para enfrentar la falta de motivación de los trabajadores, las
autoridades proponen tres consignas: persuasión, comprensión y
estimulación. Habrá que investigar qué se entiende por estimulación. Tal
vez se trata de cargar al trabajador con más trabajo voluntario, y de
condecoraciones.
En los casi 50 años de gobierno, sólo en dos ocasiones se aumentó el
salario, mientras que ha sido permanente el alza de los precios que
significa, como quiera que se mire, una disminución de los salarios.
Los que enarbolan la consigna de Kark Marx: ¡Proletarios del mundo,
uníos!, son los mismos que no permiten en Cuba un conato de paro
laboral, y mucho menos las huelgas. También está clausurado el derecho a
la libre sindicalización a través de gremios independientes. ¿Puede
haber mayores desmotivaciones?
No todos los trabajadores adoptan una postura de resignación; no
afiliarse al ningún sindicato puede entenderse como una respuesta a los
sindicatos oficiales.
La propuesta, hace unos años, de un sindicato de trabajadores por cuenta
propia, no prosperó. Los cuentapropistas comprendieron que era como
ponerse la soga al cuello que conduciría a un mayor control sobre el
trabajo particular. Se preguntaron entonces: ¿Para qué queremos un
sindicato que no nos represente? Es la misma conclusión de los
trabajadores que se niegan a filiarse a los gremios del estado.
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