2007-11-06.
Aimée Cabrera, Periodista Independiente
Las calles habaneras se animan con los nuevos ómnibus urbanos,
articulados o no, que parecen a punto de resolver el tormento de las
demoras del transporte, las cuales llegaron a su clímax en temporada
reciente.
A propósito de escuchar frases optimistas por parte de dirigentes del
Ministerio del Transporte, de sus diversas instancias, muchos residentes
en la capital se han sentido decepcionados en días y horas en que éstos,
parecen no existir.
Así, se puede observar, por ejemplo, una caravana de carros relucientes
de distintas terminales: una 222, un P-4 y una 27 semi vacíos, por la
calle Zanja, en Centro Habana, enfilando hacia el barrio del Vedado,
mientras un grupo nutrido de personas espera, con desespero, las mismas
rutas, en la senda contraria, un día cualquiera, a media mañana.
Los atardeceres sabatinos y dominicales no son muy apacibles para
quienes tienen que depender de la "guagua", una vez culminados los
paseos y, mientras llega el autobús, o logran parar un taxi particular,
deben cargar a sus más pequeños acompañantes que comienzan a majaderear,
incómodos ante la prolongada espera.
Un grupo de habaneros esperan la 23 a un costado del Capitolio, por la
calle Industria, sus niños juegan en la amplia zona, es domingo, pasada
las 6 de la tarde, y todos opinan que las demoras y otros maltratos al
público continuarán, si los trabajadores de ese sector siguen sin
recibir estimulaciones salariales y otros parámetros que los incentiven.
Por el otro costado de la famosa edificación, está la Avenida del Prado;
en una de las tantas paradas existentes, una veintena de pasajeros
espera por el M1 que termina su recorrido en Alamar, punto distante y
superpoblado de la periferia capitalina.
El comentario es a favor de la frecuencia con que pasan los nuevos
carros articulados, aunque es unánime el desacuerdo por lo caluroso que
son para quienes están obligados a realizar un viaje tan largo. Algunos
de estos nuevos transportes han sido adquiridos en países fríos, o están
concebidos para funcionar con aire acondicionado.
Éstos no han sido debidamente arreglados, como sugiere el público, con
mayor número de ventanas que puedan abrirse, por lo que parece, no se
han tenido en cuenta , las peculiaridades de esta ciudad- capital, donde
la mayoría de sus habitantes no poseen otro vehículo para transportarse,
y los mismos, pasan muy llenos durante casi todo el día.
Un jubilado de la Zona 10 , viaja con frecuencia a la Habana Vieja para
visitar a sus nietos, su rostro y la inflexión de su voz, no son muy
halagüeñas, él opina: "no veo mucha organización en este asunto de las
guaguas nuevas, a cada rato se rompen , a veces casi al empezar el
viaje, tal parece que no reciben mantenimiento".
Los que viven en la capital y peinan canas no ven con buenos ojos , el
retomar la variante del pago a través de alcancías, Alina recuerda:"la
gente echaba de todo, botones, pedazos de metal , ¡qué se yo!, y los
tiempos han cambiado de mal para peor".
Otros piensan que quitar los conductores es contraproducente en una
ciudad donde es tan difícil conseguir, de pronto, el cambio de un
billete en monedas fraccionarias, además de que en este caso, el
conductor, si no sabe conducir y además no posee la licencia
correspondiente, queda , de hecho, en la calle, esta fuente laboral, no
debía ser abolida por el momento, piensan unos cuantos.
"Si tengo cinco pesos y es una alcancía, ¿qué hago?, ¡yo no voy a echar
los cinco pesos!, ¿y quién me cambia?, ¡usted verá...! "- dice un joven
con uniforme de tecnológico, en la parada de la ruta 298, en la Avenida
del Puerto.
Nada, que todo parece ser de maravillas para los dirigentes, por ser
sólo el comienzo, el pueblo se muestra escéptico, y ya hay
recriminaciones para quienes, de manera solapada, ya han roto asientos o
rayado nombres para deslucir lo que debe ser cuidado por todos.
Falta ver si la disciplina de chóferes, pasajeros y otros trabajadores
vinculados con el transporte de la capital, como son también , los
responsables de que las calles estén asfaltadas y sin baches, salideros
y otras roturas, interioricen que el rigor diario, es la única carta de
triunfo.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=12495
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