Elogio de la cordura
Al médico disidente Luis Milán Fernández le tienen encerrado en una
celda para enfermos mentales en la cárcel de Boniato.
Raúl Rivero, Madrid
viernes 14 de septiembre de 2007 6:00:00
El preso político Luis Milán Fernández, sobre una imagen aérea de la
cárcel de Boniato. (GOOGLE MAPS / EER)
El preso político Luis Milán Fernández, sobre una imagen aérea de la
cárcel de Boniato. (GOOGLE MAPS / EER)
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En cárcel de Boniato, allá en el Oriente de la Isla, aparece en la
nómina de presos con trastornos síquicos el médico Luis Milán Fernández,
un hombre de 37 años que está preso desde 2003 y que es un señor de la
serenidad y del sosiego.
Se le recuerda, lo recuerdan sus compañeros del presidio político y los
presos comunes que pasaron con él un año en las celdas de castigo de la
cárcel de Canaleta, en Ciego de Ávila. Era la garantía, la esperanza del
alivio de un dolor, el que daba una explicación y pedía calma a los
enfermos en la alta madrugada, el que recetaba y daba remedios a gritos
o pasando la voz de recluso en recluso de un lado a otro de aquel
infierno que sigue abierto.
Lo ven todavía en la primera celda del pasillo 2, con su plancha de
hierro hasta la altura del pecho, silencioso, encerrado en el mundo de
las cartas, los poemas, las fotos de Lissandra y los niños, el pequeño
universo que ha sido su fortaleza, su refugio y la fuente de su
confianza en la lucha para regresar a trabajar con modestia por la libertad.
Después se le veía , entre los 146 presos comunes de un destacamento, en
una galera con otros doce individuos, calmado, viendo pasar las horas,
alerta, con una sonrisa indescifrable que, a falta de espejo, se perdía
en los rústicos tableros de ajedrez de cartón y con el campo de batalla
cuadriculado a lápiz.
A Milán Fernández le ordenaron recoger sus cosas una mañana y reapareció
en el Combinado del Este, en La Habana. Allí le detectaron un tumor óseo
en el húmero, una retracción del tímpano izquierdo con pérdida de
audición, enfisema pulmonar, hipertensión y aumento del tamaño del hígado.
Secuestrado por psicópatas
Con ese expediente de calamidades se le remitió a la cárcel de Boniato.
Allí, en febrero de 2005, se le recluyó en una celda para enfermos
mentales junto a hombres peligrosos o tristes, desde obsesivos y
esquizofrénicos hasta maníacos depresivos que hacen continuos intentos
de suicidio.
No se ha podido determinar en qué categoría podría clasificar el verdugo
que condenó a Luis Milán Fernández a 13 años de cárcel. El acta oficial
de su juicio indica que al médico le ocuparon, en su casa de Santiago de
Cuba, estas pruebas de sus graves delitos: "Voluminosas cantidades de
documentos manuscritos, una cámara fotográfica marca Polaroid con su
estuche negro y un rollo. Ocho casets de música, cuatro plásticos vacíos
de color blanco y una radio portátil pequeña de color gris".
Este no es caso único. Muchos observadores han documentado actuaciones
similares en el historial del régimen penitenciario comunista. No lo
ingresan en una galera de pacientes psiquiátricos porque esté enfermo.
Lo confinan allí para que pierda la razón.
Esta semana, el Consejo de Relatores de los Derechos Humanos en Cuba,
que preside el abogado Juan Carlos González Leyva, expresó en un
comunicado su preocupación por la salud y la vida del doctor Milán.
Pidió a la comunidad internacional solidaridad con este profesional que
está en peligro las 24 horas del día.
El médico Luis Milán Fernández es un cubano cuerdo y valeroso, un
intelectual lúcido y capaz, secuestrado por unos psicópatas que no
pueden vivir sin el poder.
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/elogio-de-la-cordura/(gnews)/1189742400
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