CASTRISTA
2007-09-18.
Elías Amor Bravo (Economista, ULC, Valencia)
Estoy de acuerdo con el secretario de Comercio de Estados Unidos, Carlos
Gutiérrez, cuando afirma que el "embargo a Cuba ha sido un éxito",
durante su conferencia celebrada recientemente en la prestigiosa
Fundación Heritage en Washington. De antemano, quiero señalar que se
trata del "embargo" de Estados Unido a Cuba, ya que, como he tenido
ocasión de exponer en otros trabajos, no cabe aceptar este término para
el conjunto de países que comercian libremente con la Isla.
Comparto su posición porque creo que es la correcta. En ocasiones, la
interpretación de los fenómenos históricos no resulta fácil, sobre todo,
si se alimenta de posiciones ideológicas difícilmente compatibles con la
objetividad de los hechos. Y si esto es lo que se pretende, el resultado
puede ser negativo. No cabe la menor duda de que, en el momento actual,
y desde la perspectiva de lo que han sido estas décadas de dictadura
castrista, nadie puede afirmar que de no haber existido ese "embargo" la
situación de la economía cubana sería muy distinta.
Sin embargo, en otras ocasiones, puede ser más fácil, a partir de la
evidencia disponible en el presente, calificar como éxito una
determinada decisión adoptada en el pasado. Por ejemplo, en Europa,
nadie puede pensar que la concentración masiva de inversiones denominada
"Plan Marshall" tras la segunda guerra mundial, no resultó a largo plazo
un beneficio positivo para los países que la recibieron. De igual modo,
la oportunidad de poner en marcha un proyecto de integración aduanera en
1957, la Unión Europea, ha terminado siendo una referencia a nivel
internacional de cooperación y desarrollo.
En estos dos casos, el analista se encuentra ante decisiones que
resultan fácil de evaluar y medir, en cuanto a sus repercusiones
económicas, sociales y políticas, porque su ocurrencia tuvo lugar bajo
unas determinadas condiciones que favorecieron su dinámica positiva, en
términos de un sistema jurídico e institucional adecuado y confiable, y
dentro de las reglas del juego del mercado, la propiedad y la búsqueda
de un objetivo por parte de los gobiernos implicados de bienestar social
y calidad de vida para los ciudadanos. En ningún momento se apostó por
modelos de beligerancia y conflicto, enfrentamiento u oposición a nadie
y, mucho menos, por construir paradigmas basados en la injerencia continua.
Por la misma razón, si no hubiera existido el "embargo" de Estados
Unidos a Cuba desde tiempos del Presidente Kennedy, cabría preguntarse
qué habría sucedido. Por lo pronto, el régimen castrista, desde sus
orígenes, no habría tenido la limitación para la adquisición de recursos
procedentes de su vecino del Norte, pero nada hace pensar que no sería
marxista leninista en sus planteamientos políticos, con lo que supone de
ausencia de un marco basado en la propiedad privada, el mercado y la
confianza jurídica entre los agentes económicos y sociales.
Es fácil suponer que durante largo tiempo, la extinta URSS y el bloque
de países del Este de Europa, así como Italia, Francia, España o Canadá
suplieron la falta de relaciones comerciales con Estados Unidos. Pero,
en cualquier caso, el régimen castrista, enemigo acérrimo de lo que
representa su vecino desde el inicio de la revolución, y promotor de
conflictos bélicos y guerrillas en África y América Latina, si no
hubiera existido el "embargo" habría podido contar con una cantidad
importante de recursos para desarrollar la política internacional
hostil, que previsiblemente se habría visto agrandada en sus dimensiones
y consecuencias.
De igual modo, ¿alguien piensa que en ausencia de embargo el pueblo
cubano habría vivido mejor y disfrutado de condiciones económicas de
mayor prosperidad? También hay motivos para pensar que no. La
concentración del régimen castrista en inversiones y gasto militar, y su
oposición a la economía de mercado y al sistema de libertades, habría
supuesto que los recursos económicos pasaran de largo sobre la mayoría
de la población sin ejercer influencia positiva alguna en sus
condiciones de vida. No cabe duda que los últimos 47 años, como dice el
secretario de comercio Carlos Gutiérrez, habrían sido muy diferentes si
Castro hubiera dispuesto de los recursos del "embargo".
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11657
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