2007-09-17.
Oscar Espinosa Chepe, Economista y Periodista Independiente
La Habana, 17 de Septiembre de 2007.- La sociedad cubana se aproxima a
los 19 años de Período Especial, nombre dado a la crisis general
iniciada en 1989 por la pérdida de las considerables subvenciones del
bloque soviético. Si existe algún sector de la economía donde se
reflejan más nítidamente sus desastrosas consecuencias, es el de los
intercambios con el exterior, que incesantemente con los años ha
empeorado a niveles abismales.
En los datos del 2006, publicados recientemente por la Oficina Nacional
de Estadística (ONE), se aprecia la calamitosa situación de esos
intercambios. El resultado del comercio exterior de bienes alcanzó un
déficit record de 6,7 miles de millones de pesos, 2,4 veces el volumen
de las exportaciones, para un crecimiento respecto al 2005 del 20,6% a
pesar de que ese año el níquel disfruto de un precio promedio
extraordinariamente alto en el mercado internacional. Eso ocasionó que
los suministros del mineral representaran aproximadamente el 48,0% del
total de las exportaciones.
El saldo total de bienes y servicios fue positivo en 100,7 millones de
pesos, debido fundamentalmente a los servicios de salud pública y otros
prestados a Venezuela, actualmente determinantes en la economía cubana,
y cuyo eventual deterioro sería desastroso. De todas formas, el
superávit creado fue sólo el 8,8% de lo obtenido en el 2005, lo que
pudiera indicar que los límites de subvención de ese país están cerca.
El relativamente pequeño superávit obtenido en el intercambio de bienes
y servicios en 2006 no fue suficiente para evitar un déficit en la
cuenta corriente correspondiente de 239,7 millones de pesos, motivado
por el servicio de la deuda, las transferencias de utilidades de
inversionistas extranjeros y otras obligaciones.
En la información brindada en el Anuario Estadístico 2006 se destaca el
aumento de la deuda externa de Cuba a 15,4 miles de millones de pesos al
cierre del 2006, dividida en 7,6 miles de millones, clasificada como
inmovilizada por no haber sido objeto de reestructuración desde 1986; y
otra activa de 7,8 miles de millones que refleja las transacciones
financieras en marcha. En 2001, la deuda externa total reconocida en las
estadísticas oficiales cubanas era de 10,9 miles de millones de pesos,
lo cual indica un proceso de endeudamiento, con una tasa promedio anual
de crecimiento del 7,2% hasta el cierre de 2006. En esta cifra no están
incluidos los compromisos con los países del bloque soviético, estimados
en un monto superior a 22,0 miles de millones.
La deuda activa el pasado año creció un 32,1% en relación con el 2005,
con el agravante de que el segmento correspondiente a la deuda a corto
plazo se incrementó de un 15,6% del total a un 25,0% en 2006. Un aumento
de más de 1,0 miles de millones de pesos, pasando a ser un factor
adicional de estrangulación de la capacidad de pago.
Las perspectivas para 2007 parecen más sombrías. El precio del níquel en
el mercado internacional aunque se mantiene a un buen nivel todavía, ha
presentado en los últimos meses una clara tendencia a la baja, y hoy
está por debajo de los 30 000 dólares la tonelada. La llegada de
turistas continúa en un proceso de regresión, y se refuerza la tendencia
de 2006 cuando tuvo una caída de 3,4%, con reducciones del 7,0% y 13,0%
en enero y febrero de 2007, respectivamente, meses decisivos de la
temporada alta en Cuba.
A estos negativos factores se ha agregado el alza considerable de los
precios de los alimentos en el mercado mundial, lo cual crea
dificultades a una economía dependiente de los suministros externos en
un 84,0% para satisfacer las necesidades de la canasta básica de la
población.
Por último, la zafra azucarera de 2007 finalizó con la peor producción
desde hacía más de 100 años, estimada extraoficialmente en 1,0 – 1,2
millón de toneladas. Esto obligará a importar alrededor de 250 000
toneladas métricas de azúcar al igual que en 2006 para satisfacer el
racionado consumo interno de alrededor de 700,0 miles de toneladas y los
compromisos de exportación suscritos antes de la zafra.
A este tétrico cuadro se agregan las incertidumbres existentes hoy por
el estado de la economía mundial, y el riesgo de que el prolongado ciclo
de auge acaecido en los últimos años pueda interrumpirse por un proceso
de recesión, lo cual especialistas no descartan, especialmente por las
dificultades presentes en la economía de Estados Unidos. Si esto
sucediera, los primeros perjudicados serían los precios de las materias
primas, incluido el petróleo, actualmente con cotizaciones muy elevadas,
con daños sustanciales para Venezuela y, por consiguiente para Cuba,
debido a la alta dependencia existente.
Algunos de los efectos de los fenómenos apuntados pueden observarse en
la disminución de la oferta de mercancías de amplio consumo en las
tiendas de ventas por divisas. Además, llama la atención la ausencia de
información, hasta el momento, sobre el comportamiento de la economía en
la primera parte del año y de predicciones oficiales acerca de la
ejecución del 2007; silencio que podría indicar una coyuntura adversa y
un alto grado de incertidumbre para los próximos meses.
De seguir profundizándose esta tendencia, pudiera producirse una
afectación aún mayor en el bajo nivel de vida de vida de la población,
realidad que debe llevar a los dirigentes a proceder con urgencia en la
aplicación de transformaciones económicas estructurales, liberadoras de
las bloqueadas fuerzas productivas, como herramientas fundamentales para
enfrentar los riesgos que pudieran avecinarse.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11640
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