Saturday, August 11, 2007

EL GENERAL ENTRE DOS FUEGOS

EL GENERAL ENTRE DOS FUEGOS
2007-08-10.
Oscar Espinosa Chepe, Economista y Periodista Independiente

La Habana, 8 de agosto de 2007.- Han transcurrido varios días luego del
discurso pronunciado por el General Raúl Castro en el acto de conmemoración
del 54 Aniversario del 26 de Julio.

Las expectativas se han incrementado con diversas opiniones y valoraciones
sobre sus crudas críticas respecto a la situación económica y social
nacional, y muy especialmente sobre su señalamiento de que "…habrá que
introducir los cambios estructurales y de conceptos que resulten
necesarios", así como el llamamiento a "…trabajar con sentido crítico y
creador, sin anquilosamiento ni esquematismo".

Si algo está claro de las acciones y los comentarios suscitados por la
intervención, caracterizada por reflexiones realistas y concretas, es que
este proceso seguramente enfrentará seria oposición interna y externa, a lo
que se unen viejas y desgastadas formas de pensar presentes durante casi
cincuenta años.

Muestra de lo anterior pudo apreciarse en la eliminación de la referencia
crítica en el discurso, a que en Cuba los niños sólo pueden tomar leche
hasta que cumplan 7 años y la imposibilidad de tener acceso a ese vital
alimento para el resto de los ciudadanos, en la versión oficial de la prensa
plana y la televisión.

Esta acción parece indicar una censura, lo que ha causado mucho malestar
entre la población, que simpatizó con que tan alto dirigente lo reconociera.
Asimismo han sido causa de preocupación señalamientos aparecidos en la
prensa oficial, que de manera nítida contradicen la disposición del General
Raúl Castro a procurar el mejoramiento de las relaciones con los Estados
Unidos.

Estos hechos confirman que algunos sectores en el gobierno se niegan a
aceptar los urgentes e imprescindibles cambios, y no quieren que bajo ningún
concepto haya solución al diferendo que durante tantos años ha ensombrecido
las relaciones entre ambos países. Temen que la liberación de las fuerzas
productivas y la desaparición de las ataduras económicas a los ciudadanos
pueda ser la antesala a una Cuba democráticas, donde sean respetados los
derechos humanos.

En modo alguno desean el mejoramiento de las relaciones con el vecino del
Norte, pues les quitaría la coartada del enemigo externo, utilizado por
mucho tiempo para justificar el desastre nacional y las políticas
represivas. Esos sectores conservadores piensan que con las reformas
económicas y el establecimiento de un clima armónico y de respeto mutuo,
ellos perderían legitimidad. Actitudes que podrían explicar la ausencia de
transformaciones estructurales durante el año de mandato "provisional" del
General Raúl Castro.

Quizás por diferentes motivos, sectores conservadores en el exterior, hasta
inconscientemente, obran contra posibles cambios en Cuba. Son quienes
continúan con modos de pensar desfasados, únicamente útiles para afianzar el
totalitarismo y un nacionalismo equívoco, hábilmente cultivado por el
régimen.

Recientemente hemos apreciado como en la Cámara de Representantes de Estados
Unidos fue derrotada la sensata propuesta presentada por el Presidente de la
Comisión de Medios y Arbitrios, Charles Rangel, la cual simplemente
pretendía que los pagos por las mercancías compradas en esa nación se
realizaran directamente a bancos norteamericanos, sin la participación de
organizaciones financieras de terceros países, así como que expertos cubanos
pudieran viajar a los sitios donde se preparan alimentos para exportar a
Cuba. Lo promovido por el Sr. Rangel es sumamente normal en las relaciones
comerciales, pero para los sectores intolerantes ni siquiera eso es
permisible.

Por otra parte, transcurre el tiempo y continúa vigente la absurda
prohibición de que los cubanos residentes en Estados Unidos puedan viajar
libremente a la Isla. Sólo está permitido cada tres años, en momentos cuando
se requiere la unidad y los contactos personales.

Como puede apreciarse, en la práctica se ha creado una "santa alianza" entre
los conservadores internos y externos. Lamentablemente, en el caso de los
que viven fuera debido, en gran medida, a deficiente información sobre lo
que acontece internamente y a no poder desprenderse de reales pasados
agravios, lo cual impide un pensamiento creativo y mirar hacía el futuro

La mejor contribución contra la ola conservadora es la pronta definición y
aplicación de los cambios estructurales y conceptuales anunciados. Resulta
indispensable que esas transformaciones vayan hasta la raíz de los problemas
nacionales y que el tema de la propiedad sea tenido en cuenta como asunto
prioritario. Las dificultades en la agricultura no serán resueltas, si no se
entrega la tierra para que los campesinos la cultiven con plena libertad y,
si desean unirse en cooperativas, lo hagan voluntariamente y sin presiones.

Los cubanos debemos tener derecho a desarrollar el trabajo por cuenta propia
y poseer pequeñas y medianas empresas, concluyendo un sistema que lo quiso
abarcar todo y no controló nada; para crear así las condiciones a
posteriores transformaciones en búsqueda de un modelo donde la propiedad
pública, privada y el mercado funcionen armónicamente. Cambios, además,
dirigidos a que los trabajadores tengan ingresos dignos, y no sean empujados
al delito para poder sobrevivir.

Por supuesto, hay esferas que no sólo deben mantenerse, sino incluso
mejorarse. Son los casos de la educación y la salud, donde los avances
logrados con posterioridad a 1959 -sobre la base de esfuerzos realizados por
generaciones anteriores-, hoy en franco deterioro, sean perfeccionados para
beneficio de todos los cubanos.

Las transformaciones son el camino para el progreso y el bienestar que todos
los cubanos, de adentro y de afuera, ansiamos y nos merecemos. Quienquiera
que lo apoye gozará del respeto y consideración de la inmensa mayoría de los
cubanos. Todo aquel que lo obstaculice, oponiéndose al desarrollo de la
nación y a un destino feliz para los cubanos, la historia lo juzgará
severamente.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11126

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