2007-07-05.
Silvio Benítez Márquez, Coordinador de las Provincias Occidentales del
Partido Liberal Nacional Cubano
Me cuenta un amigo varios testimonios que presentan familias y vecinos
en la zona donde residen, los que se encuentran alarmados y estupefactos
con la invasión de mosquitos en sus domicilios, y en específico cuando
llega la hora nocturna, conviviendo un desconsolante y acérrimo ataque
de sus letales picadas.
Ante esta caótica tragedia ambiental, surge una perspicaz interrogante,
¿cómo es posible que el régimen castrista mantenga de arriba hacia
abajo, a lo largo y ancho de la isla, a una manada innumerable de
volátiles zapadores de aedes que en vez de extinguirse se reproducen
cada día más? Ni la doctrina populista que hasta en la sopa sale, ni el
humo de las moto mochilas, arrecia contra estos enemigos históricos,
productos de la entronizada demagogia comunista.
Ya este mosquito es de suma importancia para la vida. Pasó de invasor a
protagonista, de estudio a reciclaje en las escuelas, como una
asignatura política cuyo mérito es el que patentiza el pase de grado y
premia sus fieles súbditos con dádivas de poca monta. Así es el mosquito
de nombre (aedes), ahora convertido en el rey de esta salvajica jungla,
teniendo en jaque al cubano de a pie, a lo que agregamos las disímiles
vicisitudes que enfrentan en su subsistir, lo que ha fomentado un serio
temor de un brote de dengue donde pasen a ser víctimas de este insecto.
Creo perfectamente que el mosquito ya es parte de la alianza estratégica
concebida en la agenda para el siglo XXI en un capítulo oscuro entre los
fieles líderes del comunismo en la América y el longevo comandante con
su carretilla de burócratas aduladores e indolentes. Muestra firme de la
indeferencia hacia esta situación que languidece en la vida del cubano.
Así de simple lo podemos medir, este inminente peligro que perciben ante
el inhabitable ambiente, los millares de escombros y basura sin recoger,
contenedores llenos de excrementos volteados a la intemperie, adornando
el ornato público en las calles y ciudades de Cuba, recibiendo la
sepulcral respuesta, retórica gastada de la clase dirigente berborreando
su disimulo con el cacareado bloqueo, por tanto la difícil situación de
no poseer un parque de equipos para reciclar los millares de
desperdicios inmundos y hedonista que pernoctan por doquier en la isla,
estos males muy bien aprovechado por el mosquito para su cría y habitad.
Mi conclusión a las diatribas y penurias de mi amigo y sus compadres,
junto a la inmovilista actitud del régimen, no me queda más que decirles
que compren repelé, si existe en la cadena de tiendas. O si no, prendan
una fogata bien grande e inviten al amigo letal de la noche, a ver si
entre el humo y las gotas de sudor del ardiente verano terminan de una
vez con el voraz mosquito.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10713
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